El Blog de Acebedo: Alfonso II de asturias durante la «Incursión militar de los sarracenos», del año 795

Jugando al escondite con el ejército más poderoso del mundo

Alfonso II de Asturias (el Casto). Rey de Asturias entre 791 y 842, con quien se produce un profundo proceso de renacimiento interior en todos los órdenes. Foto Archivo.
Las fuerzas árabes estuvieron a punto de hacer prisionero al propio rey Alfonso II durante la aceifa (incursión militar de los sarracenos), del año 795

Estatua de Alfonso II en los jardines frente al Palacio Real en Madrid. «Los 70.000 días del Reino de Asturias». Libro 1. Pág. 64. Foto Archivo.

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Durante el largo reinado de Alfonso II el Casto (desde 791 a 842, con un primer mandato breve en el año 783) tuvo lugar la consolidación del Reino de Asturias. La historia de aquel reinado es una historia de permanente conflicto con las fuerzas islamitas, que primavera tras primavera envían contingentes para asaltar las tierras cristianas, no tanto con ánimo de conquista como de puro castigo. Lo que hoy llamaríamos ataques preventivos. Alfonso está detrás de la célebre batalla de Lutos, en territorio asturiano, y de la mítica de WadiArum, que tuvo lugar en 816 cerca de Miranda del Ebro. (Crónica albeldense). Las aceifas musulmanas golpeaban en dos frentes. El occidental, en tierras de Galicia; y el oriental, en la zona de Álava y el Alto Ebro.

Retrato imaginario de Alfonso II el Casto (c. 760-842), rey de Asturias e hijo del rey Fruela I de Asturias y de la reina Munia de Álava. Museo del Prado (Madrid). (...). Saber más...WIKIPEDIA.

Al Reino de Asturias lo salvó probablemente la ininterrumpida serie de revueltas internas que en aquellos siglos afectó al emirato cordobés. En esas décadas de permanente tensión hubo un episodio en el que en el tablero de ajedrez de la complicada orografía asturiana se jugó el futuro del reino cristiano y quizá el de la Reconquista que se avecinaba. Era el año 795. Unos meses antes había tenido lugar la referida batalla de Lutos, que acabó en absoluto desastre para las fuerzas árabes. Su general era Abd Al Malik, que muere en el choque con las fuerzas de Alfonso II. Pero los nuevos dueños de la Península insistieron y el emir Elisham I envía a Asturias otro ejército al mando de Abd al Karim, hermano del general muerto en Lutos. Un ejército preparado y bien pertrechado con un militar al frente que tenía obvios motivos de venganza. “Lutos hizo saltar todas las alarmas (afirma el historiador Francisco Javier Fernández Conde en su libro “Estudios sobre la Monarquía Asturiana”), y el emir parece hacer gala de una voluntad firme de castigar con dureza al rey cristiano y hacerle prisionero”.

Alfonso II representado en un dibujo de J. Marinas. Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 364. Foto Archivo.

El historiador asturiano Juan Uría Ríu (1891-1979) publicó en el año 1949 un trabajo en el que reconstruía aquellos días decisivos. En “Las campañas enviadas por Hixem I contra Asturias (794- 95) y su probable geografía”, Uría Ríu traza las estrategias de las dos fuerzas contendientes y ubica el lugar de un primer enfrentamiento en algún punto cercano al valle de Torrebarrio, en la Babia baja, cerca de las estribaciones de Peña Ubiña. Unas semanas antes, a Alfonso II le llegan noticias de la envergadura del ejército invasor y toma precauciones. El rey sale de Oviedo hacia el Este y acampa en algún lugar de la Cordillera, probablemente entre los puertos de Ventana y La Mesa, “no lejos de Torrestío”. Abd al Karim había instalado su cuartel general en Astorga y se preparó para cruzar la Cordillera. Resulta sorprendente la red de informadores que unos y otros tenían sobre el enemigo, porque los pasos dados por ambas fuerzas parecen haber sido muy precisos.

En 795, una vez más, el emir Hisám I volvió a enviar un ejército contra el Reino de Asturias, dispuesto seguramente a vengar la derrota del año anterior. Alfonso II hizo levas entre sus súbditos y salió a esperar al enemigo a la vertiente sur de la cordillera, al pie de los puertos de Ventana y de La Mesa (el dibujo representa un esquema de la zona), donde tenía fácil retirada en caso de necesidad. Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 343. Foto Archivo.

Alfonso no quería alejarse de los cordales cantábricos “porque hacerlo equivaldría a desaprovechar la ocasión de esconderse en las montañas en caso de necesidad”. Cuando se produce el choque, el ejército asturiano no puede contener aquella muy preparada máquina militar musulmana, y el rey cristiano tiene que retroceder. Y lo hace de forma muy organizada.

«Alfonso deja atrás a su general Gadaxera y logra un tiempo precioso, se refugia en el castillo de Priorio y más tarde entra en Oviedo, y de ahí pasa al oriente asturiano»

Alfonso deja tras de sí un destacamento al mando de Gadaxera, un noble militar que acabó siendo una pieza fundamental para explicar el fracaso de Abd al Karim. Gadaxera se enfrenta a sus perseguidores en la batalla del río Quirós, no muy lejos de las estribaciones de la sierra del Aramo. Pierde la contienda, pero gana un tiempo precioso para que su rey ponga distancia respecto a la avanzadilla árabe comandada por el general Faradj ben Kinana, cuyas tropas cruzan el interior central de Asturias arruinando casas y cosechas.

A orillas del Nalón (río), se alzaba una fortaleza que Alfonso II había levantado y equipado para desde ella detener el avance de las incursiones musulmanas. Tras el fracaso de Gadaxara en el valle de Quirós, Alfonso II acudió a ella, pero no estimó conveniente entablar allí nuevo combate y cedió el campo al enemigo. Se supone que esta fortaleza se levantaba en el lugar que hoy ocupa el castillo de Priorio, al lado de Las Caldas (Oviedo). Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 347. Foto Archivo.

En aquel juego del escondite, Alfonso II va a parar a una fortaleza a orillas del Nalón, en la margen derecha del río. Juan Uría la supone entre las localidades de Godos y Las Caldas, “quizá en la misma colina en la que en el siglo XIII ya se documenta el castillo de Priorio (hoy conocido como el de Las Caldas). Una crónica árabe nos da a entender que las tropas de Abd al Karim llegaron y entraron en la fortaleza sin grandes dificultades, pero allí no estaba el rey, que había salido posiblemente en dirección a Oviedo y quizá, sin mayor dilación, hacia los refugios montañosos del oriente de Asturias. «De hecho, los árabes llegan a las afueras de Oviedo con un contingente que las crónicas exageran cuando hablan de diez mil caballos, pero que seguro que era notable. Esos mismos relatos señalan que durante unos días, quizá unas horas, de aquel mes de septiembre de 795 las fuerzas de Abd al Karim tuvieron a Alfonso II al alcance de la mano».

Tras un primer encuentro con el grueso del ejército musulmán en tierras de León, al pie de la cordillera, Alfonso se retiró a Asturias a través del puerto de Ventana, escogido posiblemente por su mayor angostura, y para así dificultar la persecución de los musulmanes. En la imagen, página de la Biblia visigótica de San Isidoro de León. Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 344. Foto Archivo.

Pero los árabes renuncian, quizá desalentados. En los últimos días de septiembre o primeros de octubre las tropas expedicionarias ponen rumbo a Córdoba, es de suponer que por el mismo camino por el que vinieron. «Unos meses más tarde moría Hisham I y la sucesión, como tantas otras, no fue fácil. La inestabilidad política en el emirato de Córdoba con su nuevo gobernante, Al Hakam I, fue aprovechada por Alfonso II en el año 797 para tomarse cumplida revancha». El rey que un año antes tuvo que contentarse con eludir batallas, fue capaz de presentarse en Lisboa y asaltar la ciudad. Quizá entonces los árabes de Al Andalus comprendieron que habían dejado suelto al peor enemigo posible.

Alfonso II (página del Libro de los testamentos), supo de los problemas por los que pasaba el emirato cordobés, por lo que preparó una acción espectacular con la que devolver los golpes recibidos en los años anteriores. Atravesando territorio enemigo, atacó Lisboa, ciudad que consiguió tomar y donde logró un importante botín, además de un gran prestigio y golpe de efecto. Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 351. Foto Archivo.

La batalla de Torrebarrio

Una huida bien pensada y en terreno propio para evitar que el monarca del Reino de Asturias cayera en manos de las tropas del emir Hisham I

La Batalla de Torrebarrio. Foto Archivo.

1.- Año 795. El emir Hisham I decide enviar una fuerza expedicionaria en busca del rey Alfonso II, quien un año antes había conseguido una contundente victoria en la batalla de Lutos, actual concejo de Grado.
2.- Ambos ejércitos se encuentran en territorio de la Meseta leonesa, muy cerca de la Cordillera. Según algunas fuentes, en un lugar muy próximo a la localidad de Torrebarrio. Alfonso II conocía las dificultades de la batalla y por eso perfila bien una posible huida a través de las montañas.
3.- El primer envite es ganado por las tropas árabes. Alfonso II se adentra de nuevo en territorio asturiano y comienza una ruta hacia Oviedo. Pero los árabes hacen lo propio, destruyendo todo lo que encuentran a su paso.
4.- El rey asturiano ordena que una parte de su ejército se haga fuerte en algún lugar del curso del río Quirós. Lo manda uno de sus generales de confianza, Gadaxera. Es una forma de ganar tiempo porque, efectivamente, los expedicionarios árabes pierden unas horas preciosas. Gadaxera es derrotado, pero dio tiempo a su rey a buscar refugio.
5.- Lo hace, cuentan las crónicas, en un castillo a orillas del Nalón, probablemente el castillo de Priorio. Las tropas de Hisham I lo asaltan, pero Alfonso II ya no está allí. Se ha ido con los suyos a Oviedo desde donde parece que siguió ruta a tierras del oriente asturiano.
6.- Por alguna razón, el ejército árabe prefiere no seguirle, quizá porque no tiene suficiente conocimiento del terreno.

Tras la victoria lograda en Lisboa, Alfonso II mandó una nueva embajada a la corte de Carlomagno, que se encontraba en Aquisgrán. Al frente de la comitiva fueron Froia y Baslllscus, el uno para tratar los temas político-militares, el otro, los religiosos, y llevaron como presente y signo de la victoria lograda siete moros, y otros tantos mulos y lorigas. Libro de "La Monarquía Asturiana". Pág. 352. Foto Archivo.
FUENTE: EDUARDO GARCÍA (textos) - JULIÁN RUS (fotos). «Los 70.000 días del Reino de Asturias». Libro 1. Págs. de la 64 a la 68. La Nueva España. El Blog de Acebedo.

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AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957), escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

©Julián Rus. Fotoperiodista asturiano. Ha desarrollado su profesión en diversos medios de comunicación a nivel internacional como La Tercera (Chile), Oxford Times (Inglaterra) o La Nueva España (Asturias). Fuente: Archivo COVID. Una cápsula del tiempo. Visitar: Web: © Julián Rus.

La Nueva España ha sido testigo de la historia de Asturias durante los últimos 80 años. El rigor y la calidad de la información ha situado este medio de comunicación como el líder indiscutible, a gran distancia de sus competidores, de la prensa escrita diaria en el Principado de Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los asturianos de todas las edades lo prefieren según reflejan todas las encuestas, y al elegirlo cada día no sólo lo han confirmado como líder indiscutible de la prensa asturiana, sino que lo han convertido en uno de los principales periódicos de España, pues así lo expresan su difusión y su número de lectores. DELEGACIONES. LA NUEVA ESPAÑA cuenta con 6 ediciones; General, Gijón, Avilés, Cuencas, Oriente y Occidente, que se confeccionan en las redacciones de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Langreo, a las que se suman una amplia red de corresponsales. FUENTE.

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