26 de septiembre de 2022

Al otro lado de la piedra (II)

Doscientos años de conocimiento
Castro de Coaña. Vista general del caserío. (…). Saber más... Castros de Asturias. 

Supimos de la existencia del Castelón de Villacondide en el año 1818, poco después de la Guerra de la Independencia
LA FUERZA DE LA PIZARRA; Una visitante del castro contempla la zona más densa del poblamiento antiguo de Coaña. Lo que ve son las estructuras más recientes, ya de época romana, levantadas sobre otras que se pierden en la Edad del Hierro. Foto Miki López.

El blog de Acebedo
Un liberal constitucionalista, Pedro Díaz- Canel, natural de Boal/Bual, escribía una reseña en la Gaceta de Madrid, resumen de un texto mucho más amplio que había enviado sin mucho éxito a la Real Academia de la Historia. Coaña/Cuaña por tanto, recibe atención desde hace más de dos siglos. Cuando Díaz-Canel se acerca al castro ya eran visibles algunas construcciones y lo que él llamaba un “murallón" de cuatro metros de altura. Lamentaba el boalés que el acopio de piedra del castro por parte de los habitantes de las inmediaciones era toda una tradición en el lugar. Pero es en 1877 cuando un maestro de Cangas del Narcea, José María Flórez González (1830-1890), consigue un permiso de la Comisión Provincial de Monumentos para excavar en Coaña.
José M.ª Flórez, hacia 1885. Fotografía de Ribot, Oviedo. Col. José Ramón Flórez Areces. (…). José María Flórez. Este maestro nació en Cangas del Narcea hacia 1830 y murió en Oviedo en 1890. Hijo de maestro, estudió en Madrid, enseñó en Bujalance (Córdoba) y fue profesor de la Escuela Normal de Oviedo, en la que ocupó el puesto de director desde 1879 hasta su fallecimiento. Fue un activo miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias y de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos, y como tal realizó la primera excavación arqueológica del castro de Coaña. (…) Saber más... touspatous.

Flórez, miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, se puso manos a la obra en el verano de aquel año, ayudado por 400 pesetas de subvención oficial. Excava durante dos veranos unas treinta construcciones, sin tener claro si bajo sus pies había un poblado castreño en toda regla o algún tipo de fortificación militar romana con capacidad (calculaba) para unas 800 personas, que muy probablemente excede en mucho a la capacidad real que admitiría el recinto, al margen de que aún queda mucho por investigar y mucha construcción por sacar a la luz. Flórez, erudito y muy hábil en el dibujo, nos dejó unas maravillosas acuarelas sobre restos de cerámica de Terra sigillata y, sobre todo, la primera publicación científica sobre el castro, la “Memoria relativa a las excavaciones de El Castellón, en el concejo de Coaña”.
Retrato de Ramón Fernández Reguero en la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, obra de Eulogia Merle. Ramón Fernández Reguero (Serantes, 1775 - Tapia de Casariego, 1840) fue un científico, agronomista e inventor español. (…). Saber más... WIKIPEDIA.

Entre Díaz-Canel y José María Flórez pasan unos sesenta años. Por medio otro gran erudito, el tapiego Ramón Fernández del Reguero, se interesa por Coaña. Había nacido en 1775 y durante la Guerra de la Independencia había sido miembro de la Junta Patriótica de Castropol. Topógrafo, matemático e inventor, construyó sendos prototipos de lo que podríamos calificar como precursores del tanque bélico y del tractor agrícola. Una mente excepcional que el espíritu cainita asturiano se encargó de ningunear. Y entre Flórez y los dos “padres” científicos del castro de Coaña transcurren otros 60 años. Antonio García Bellido, catedrático de Arqueología Clásica de la Complutense, y Juan Uría Ríu, catedrático de Historia de España en la Universidad de Oviedo, se presentaron en el verano de 1940 con 36 obreros y presupuesto para una quincena de trabajo. Lo hicieron a destajo porque en apenas 13 días de labor efectiva dejaron al descubierto una veintena de construcciones. Desde entonces una nómina de reconocidos arqueólogos pasa por Coaña y complementa el conocimiento sobre un castro único. Francisco Jordá lo haría en los primeros años de la década de los sesenta, y repetiría veinte años más tarde junto a José Luis Maya. A finales de los ochenta y principios de los noventa la dirección de las excavaciones correspondió a Elías Carrocera, y en la primera década del siglo XXI, a Alfonso Menéndez y Ángel Villa Valdés. 
Antonio García Bellido, a la Izquierda, junto a Juan Uría, en Coaña. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 26. 

Antonio García Bellido, un verano marítimo de posguerra que dio paso a una pasión de interior
En agosto de 1939 Antonio García Bellido, su mujer, Carmen García de Diego, y sus dos primeros hijos, Antonio (con el tiempo, biólogo de referencia internacional) y Carmen (Tito y Tita para sus padres) disfrutaron en Gijón/Xixón de unas vacaciones soñadas. No por el lujo ni por la excepcionalidad del destino turístico, sino porque era una especie de reencuentro vacacional tras el horror de la guerra civil, que separó al matrimonio en ciudades distintas. Los veranos de García Bellido (1903- 1972) siempre eran veranos activos, más allá del ocio. Antonio llegó a Gijón para realizar excavaciones en las termas romanas del Campo Valdés, pero se encontró con una ruina sobre otra ruina, la de la destruida iglesia de San Pedro, que hizo imposible cualquier avance. Pero el agosto gijonés de la familia derivó en Coaña. La tercera hija de Antonio y Carmen, María Paz García-Bellido (ejerció como directora del Departamento de Historia Antigua y Arqueología del Centro de Estudios Históricos del CSIC). 
Antonio García y Bellido en una excavación, fotografía usada como imagen del homenaje. Historiador de la Antigüedad y arqueólogo clásico, Antonio García y Bellido es figura de gran relevancia para Asturias porque suyos fueron los primeros trabajos arqueológicos que sacaron a la luz y dieron proyección internacional a los castros de Coaña y Pendia. Saber más... La Nueva España.

Lo recordaba en 2018 en la jornada académica de homenaje a su padre celebrada en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo: “La propuesta de abordar las excavaciones de Coaña debió de ser fruto de discusiones orales durante su estancia en Gijón (…) En esas fechas mi padre estaba trabajando sobre fenicios y cartagineses, además de sobre la colonización griega en la Península (…) y es indudable que el atractivo de poder excavar, conocer y estudiar una cultura nueva, contemporánea a la de las colonizaciones griega y púnica, la del mundo galaico-astúrico, tuvo el suficiente tirón como para que aceptase el reto de abordarla”. Coaña estaba a punto de convertirse en uno de los grandes focos de estudio de Antonio García Bellido, un castro muy presente en sus investigaciones y en sus sentimientos. Aquel manchego que había pasado su juventud en San Sebastián y había estudiado su carrera universitaria en Madrid, iba a adoptar Asturias como su segunda patria. Antonio García Bellido y el historiador Juan Uría Ríu, que tiempo después fue nombrado cronista oficial de Asturias, inician las excavaciones en el castro en la Semana Santa de 1940. 

Juan Uría Ríu, historiador, catedrático, cronista y académico. Nació en Oviedo en 1891 y murió en Oviedo en 1979 a los 87 años de edad. Juan Uría Ríu, está considerado como padre de la historiografía asturiana y maestro de historiadores. Saber más... Asturianos Ilustres.

En muy poco tiempo logran resultados espectaculares que publican a lo largo de los dos años siguientes. Unas excavaciones que eran las primeras de entidad en la posguerra y que, además, sirvieron para vitalizar el interés por el mundo castreño del Noroeste. La capacidad reflexiva de Antonio García Bellido se complementaba con una habilidad extraordinaria en el dibujo. De sus manos salieron aquellas primeras recreaciones: restos del poblado convertidos en pueblo con alma. Un gran dibujo de Coaña presidía el despacho de García Bellido y así lo recordaba su hija María Paz en el año 2000 en una charla en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Aquel equipo formado por Bellido y Uría contaba con una retaguardia de lujo, un joven Jesús Martínez, a punto de iniciar sus estudios de Medicina, y que fue cronista oficial de la villa de Navia; y el erudito asturianista José Luis Pérez de Castro. Y junto a los murallones de Coaña, el que fuera primer guarda del yacimiento, Álvaro Fernández. Él, su esposa Aurora, su hijo Ángel y su colega José Antonio cuidaron del castro, en tiempos vulnerables, con el cariño con el que alguien cuida su propio hogar.
Las construcciones más significativas del poblado, muros altos en aparente frágil equilibrio. Pero ahí aguantan los siglos y los vientos. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 27.

Ayer y hoy en los rincones del castro
Como si por la piedra no pasara el tiempo, las imágenes se congelan y hoy nosotros nos apoderamos de ellas. En ese ejercicio, que es como atrapar la luz y las formas, el visitante comprueba que los dibujos realizados en 1940 por García Bellido siguen vigentes. Una de las imágenes nos transporta a la entrada de una casa, algo parecido a un vestíbulo, muros que se prolongan a partir del acceso del cuerpo principal de una vivienda. Sus paredes mantenían la misma altura que las de la casa. Otro de los dibujos nos sitúa en una de las construcciones más significativas del poblado, muros altos en aparente frágil equilibrio. Pero ahí aguantan los siglos y los vientos. Los muros interiores, de pizarra, aún dejan ver sobre nuestras cabezas los mechinales, pequeños huecos en donde se encajaban las estructuras de madera que habilitaban un altillo. Con los dibujos de García Bellido bajo el brazo, es una labor un tanto detectivesca la de buscar y encontrar los rincones del castro que fueron reproducidos en unos apuntes necesariamente apresurados pero llenos de detalles y encanto.
Las cazoletas del pan. Son piedras graníticas que en superficie presentan de uno a cuatro agujeros perfectamente redondeados, cuya finalidad fue muy discutida. Foto Miki López.
Las cazoletas del pan
En la visita al yacimiento de Coaña/ Cuaña se pueden encontrar varios morteros de cazoletas. Son piedras graníticas que en superficie presentan de uno a cuatro agujeros perfectamente redondeados, cuya finalidad fue muy discutida. Urnas cinerarias, apuntó García Bellido; pequeños altares, sugirió Francisco Jordá... La explicación puede que sea mucho más prosaica que todo ello, y hoy se admite como utilidad más probable la de formar parte del utillaje doméstico para la molienda. En las cavidades se echaba el grano y allí se machacaba hasta convertirlo en materia prima panificable. Del bosque a la mesa. Señalan las crónicas romanas que entre las poblaciones castreñas el consumo de bellotas era habitual, fruto que debía pasar por el filtro de los morteros de cazoletas para ser consumible por el ser humano. Cuando llueve, esas pequeñas cazoletas, en las que puede caber aproximadamente un kilo de grano, se llenan hoy de agua. Roca y lluvia sobre la tierra ancestral. Las cazoletas aparecieron en los castros de Coaña y en el de La Escrita, en Boal/Bual. O sea, en un entorno geográfico muy ajustado. Están labradas sobre grandes riñones de granito a los que se rebaja y se alisa la superficie superior, que queda delimitada por un evidente reborde y en ella se abren los huecos para el grano

Los morteros de cazoleta son una de las creaciones más llamativas en el registro material de los castros del valle de Navia y la marina occidental. (…). En el Castro de Coaña pueden verse varios ejemplares con hasta 4 de estos huecos. La que ilustra esta nota se exhibe en el Museo Arqueológico de Asturias. Saber más... Castros de Asturias.

El siguiente paso es realizar los huecos para el grano.
Junto a las cazoletas, las piedras de molino. Las hay de vaivén, de forma barquiforme y en esencia manuales. Una pieza fija, ligeramente convexa... y a triturar. Y hay molinos giratorios, compuestos por dos piezas, una es una piedra fija de cuerpo cilíndrico llamada meta, y la otra es una piedra móvil denominada catillus. La meta tiene un orificio en el vértice para recibir un eje de madera. Alguna de estas piedras de molino se puede ver en el castro de Coaña. Hoy parecen artilugios extraños, pero en su momento fueron tecnología punta. La experimentación demostró además que los molinos eran extremadamente eficaces. Hay quien ha querido ver cierta relación entre la ubicación original de estos morteros y las unidades de ocupación. Uno por cada quince construcciones, más o menos. Si el paseante tiene buen ojo y sentido de la orientación comprobará que, además, hay como minúsculos barrios dentro de esa Coaña extramuros, unidades que agrupan varias construcciones o, incluso, espacios comunes en los que confluyen las aperturas de varias de las casas. Son pequeñas “plazas” que sugieren un espacio de relación personal, un lugar de juego en grupo, de tertulia o trabajo en común. En ese entorno, necesariamente imaginado, a lo mejor cazoletas y piedras de molino se compartían.
Castro de Coaña. Caserío. Foto A.V.V. (Ángel Villa Valdés). (...). Si bien los ajuares conocidos de las viejas excavaciones muestran su inequívoca ocupación altoimperial, los registros estratigráficos asociados a cabañas y fortificaciones, avalados por recientes dataciones Carbono 14, confirman la ocupación del castro, cuando menos, desde el siglo VI a.C. y durante la segunda Edad del Hierro (siglos IV-I a.C.). Saber más... Castros de Asturias.

FUENTE: «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. Desde la 6 a la 39. Textos de Eduardo García. Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía de Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.
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AUTORES.
AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957)
, escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

Ángel Villa Valdés. Ángel Villa Valdés ejerce como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Con anterioridad, desde el Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, dirigió el Plan Arqueológico del Navia-Eo, programa por el cual se planificaron, entre 1995 y 2009, las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del occidente de la región, tanto en las tareas de excavación como de conservación, restauración y musealización del patrimonio arqueológico. Desarrolla su trabajo en ámbitos diversos de la Prehistoria y Antigüedad con particular atención a la investigación del mundo castreño y la minería aurífera antigua, temas sobre los que desarrolló su Tesis Doctoral, trabajo galardonado con el Premio Extraordinario de la Universidad de Oviedo. Ha sido responsable de numerosas intervenciones arqueológicas en los castros más relevantes del occidente de la región como Coaña, Pendia o Chao Samartín y es autor de un centenar de artículos científicos. Seguir leyendo... FUENTE: LinkedIn.

Miki López. Fotoperiodista asturiano, jefe de fotografía del diario La Nueva España, especializado en fotografía documental y fotografías de Asturias. Es autor de más de una decena de libros de temática asturiana. Etnografía, cultura y paisajes forman parte de los trabajos más habituales de este fotógrafo asturiano que lleva más de 25 años dedicado al fotoperiodismo en Asturias. Comenzó su carrera profesional como fotógrafo en La Voz de Asturias en el año 1991. Sus fotografías ilustraron reportajes en revistas como Tiempo, Interviu y El Semanal. Es autor, junto con el periodista Eduardo Lagar, de la serie de reportajes "Asturias, Siglo XXI". Fue un proyecto del diario La Nueva España que analizaba la situación de los 78 concejos de asturianos en el cambio de milenio. Desde 2010 es formador de alumnos en prácticas para los Centros Integrados del CISLAN de Langreo y el IES Aramo de Oviedo. Fuente: MIKI LÓPEZ.

La Nueva España ha sido testigo de la historia de Asturias durante los últimos 80 años. El rigor y la calidad de la información ha situado este medio de comunicación como el líder indiscutible, a gran distancia de sus competidores, de la prensa escrita diaria en el Principado de Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los asturianos de todas las edades lo prefieren según reflejan todas las encuestas, y al elegirlo cada día no sólo lo han confirmado como líder indiscutible de la prensa asturiana, sino que lo han convertido en uno de los principales periódicos de España, pues así lo expresan su difusión y su número de lectores. DELEGACIONES. LA NUEVA ESPAÑA cuenta con 6 ediciones; General, Gijón, Avilés, Cuencas, Oriente y Occidente, que se confeccionan en las redacciones de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Langreo, a las que se suman una amplia red de corresponsales. FUENTE.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores.

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