5 de junio de 2022

La palabra de las piedras (y IV)

La marea cultural “Bronce Atlántico”
Moldes para la fabricación de hachas de cubo, procedentes de un lugar indeterminado de los Oscos/Ozcos. Miguel Ángel de Blas los sitúa entre los siglos IX y VIII a. C. Foto: Miki López.
Los mineros trabajaban en unas condiciones de extrema dureza, con pendientes de hasta 35° que se solventaban con una infraestructura de anclajes para cuerdas, toda una red para hacer transitable un lugar de trabajo que agobiaba
EL CABALLITO SIN PATAS. El tiempo y una vida larga y accidentada dejaron a esta fíbula zoomorfa sin patas, pero la pieza conserva todo su encanto a pesar de las mutilaciones. La silueta del caballo, de cuerpo rechoncho, con su lomo muy perfilado y unas extremidades que tan solo se apuntan, no ha perdido dinamismo y parece estar a punto no ya de correr sino de volar. El caballito sin patas es un objeto de bronce, realizado mediante fundición a molde. Mide tan solo 36 milímetros de largo y, por supuesto, tiene datación prerromana. Foto: Miki López

El Blog de Acebedo
La humedad era muy alta y en algunos puntos las estrecheces hacen pensar en la posibilidad de que trabajaran niños. “El cobre se convirtió en un bien estratégico de primer orden que circulaba a grandes distancias”, explica Germán Delibes. Del gran prehistoriador Gordon Childe (1892-1957) es esta frase: “Al del minero y al del fundidor, pronto vino a sumarse un nuevo oficio secundario: el del viajero comerciante”. Y los minerales del cobre se expandieron superando cualquier frontera por lejana que fuera. Hay cobres del Cantábrico que aparecieron en Escandinavia. En las tierras astures no solo había minas de cobre en el Aramo. Es muy conocida la mina del Milagro, en Onís, cuyas primeras explotaciones podrían remontarse al año 3000 a. C. Al otro lado de la cordillera funcionó desde tiempos neolíticos la mina La Profunda, situada a unos seis kilómetros de la localidad leonesa de Villamanín.
Mandíbula y cráneo del Museo Histórico y Minero Felipe de Borbón de Madrid. Foto cedida por el Museo Felipe Borbón (…). Cráneo. Puede tratarse del Milagro 1 citado por Juan Uría Ríu como subbraquicéfalo. Tal vez corresponda con el conservado en Museo Arqueológico de Madrid. Parece ser fue donado por Roberto Frassinelli según consta en la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos de 187977. El depósito fue efectuado por Vilanova y Rada. Aunque este hecho no es seguro ya que consta en un informe de Malibrán y Prada de 187178 como se recogieron más de treinta piezas arqueológicas en Asturias, entre ellas varios picos mineros, un hacha y un cráneo de la mina Milagro. Este cráneo es citado por el Conde de la Vega del Sella en su estudio del Dolmen de la Capilla de Santa Cruz a través de un informe inédito de Domingo Sánchez.79 Posiblemente sea el cráneo al que le falta parte del maxilar superior citado en el documento hallado por nosotros en el archivo de la mina (Carta de 1853 a Schulz). (…). Saber más... LA MINA MILAGRO Y LA MINERIA DEL COBRE EN ONIS. De la Prehistoria al siglo XX.

Si el III Milenio fue el del cobre, el Calcolítico, el II Milenio será el del bronce, aunque el cambio de metal fue gradual y lento. La Edad del Bronce alcanzará hasta el siglo IX a. C„ y supondrá en las comunidades del Noroeste peninsular una revolución tecnológica y económica de gran alcance. El bronce no es otra cosa que la aleación del cobre y el estaño, a la que se llamó bronce binario. Tiempo más tarde, los metalúrgicos dieron con una fórmula que ofrecía útiles de mayor resistencia. Consistía en añadir plomo al cobre y el estaño, y ahí surgió el bronce terciario. Las tierras de los pueblos prerromanos que siglos más tarde iban a ser conocidos como astures participaron en una auténtica marea cultural que se denominó Bronce Atlántico y que, en lo que respecta a la península Ibérica, comprendía miles de kilómetros de costa, desde Cádiz al golfo de Vizcaya. Pero esa corriente atlántica no se queda a pie de litoral ni mucho menos, sino que penetra en la Meseta y, por el Sur, hasta las tierras interiores de Extremadura y Andalucía.
LA FASCINACIÓN DEL COLOR. La malaquita (verde) y la azurita (azul, como la de la foto superior) son carbonates de cobre, que por sus colores debieron de fascinar a las gentes del Calcolítico. Quizá esa fascinación fue el punto de partida de la minería del cobre en Asturias. Foto: Miki López
La consolidación económica del castro de la Campa Torres llega de la mano del bronce, y lo hace en un tiempo en que la arqueología ya denomina Edad del Hierro (de nuevo ese solapamiento metalúrgico que nunca nos abandonó del todo). Bronce y hierro compiten un largo trecho. En la Campa aparecieron piezas de hierro, pero hoy por hoy no es posible afirmar que se hayan manufacturado en el castro. Sabemos por los trabajos de escoria que hubo labores de herrería en el yacimiento, pero nos falta conocer con qué grado de intensidad. Y así como el bronce de la Campa apunta a objetos de adorno y guarnicionería, los de hierro tienen un carácter mucho más utilitario. Hay cuchillos y puñales, algún utensilio para el trabajo agrícola, y barritas de hierro de uso no muy claro. La vieja Noega es un mundo de bronce y no de hierro, aunque ambos metales hayan vivido una historia técnica más o menos común. Tan común que en castros asturianos se hallaron útiles y armas donde se combinan ambos metales. El hierro sería impensable sin el bronce, y el bronce habría sido imposible sin el cobre anterior.
VACUNO. De los casi 4.500 restos óseos de fauna determinados taxonómicamente en la Campa Torres, más del 43% corresponden a vaca, toro y buey. La Cultura Castreña Asturiana.
Para comer, ternera. Los animales del castro
La mayor parte del ganado que gestionaban los habitantes del castro de la Campa Torres era vacuno. Lo sabemos por los estudios de los restos faunísticos de mamíferos realizados por los investigadores Corina Liesau von Lettow- Vorbeck y Jesús García García, de la Universidad Autónoma de Madrid. Los análisis fueron realizados a partir de una muestra de casi 13.000 restos óseos, de los que tan solo se han podido identificar algo menos de la mitad. Hay explicación para ello. El principal factor a tener en cuenta es la elevada acidez de los suelos. Pero las muestras dicen muchas cosas, además de esa hegemonía muy evidente del ganado vacuno, cuyos restos constituyen más del 70 por ciento del total doméstico. Ahí se encuentra la gran despensa cárnica del poblado, complementada con el ganado ovicaprino (en tomo a un 21%) y el porcino, con un 7% de los restos analizados.
OVEJAS Y CABRAS Se encontraron muchos más restos de ovejas que de cabras. Juntas formaban la parte más importante del consumo de carne tras el vacuno. La Cultura Castreña Asturiana.

Los pobladores de la que pudo haber sido la Noega de las fuentes romanas también cazaban, pero esa actividad cinegética se había quedado en residual. Entre los restos de mamíferos aparece el ciervo como única especie de caza mayor documentada, pero en proporciones muy escasas. También hay restos de caballos, asimismo muy poco abundantes. Liesau y García señalan que “esa mínima presencia de caballos en el conjunto es una constante observada en el registro paleofaunístico cantábrico a lo largo del I Milenio a. C.”, algo que contrasta con esa imagen mítica (todos los mitos tienen parte de verdad y parte de mentira), del astur a lomos del caballo, que tiene mucho que ver con la iconografía guerrera que heredamos de lo que nos contaron las fuentes grecolatinas y que cierta tendencia al nacionalismo local hizo que prosperara. 
CABALLOS. El caballo se utilizaba para monta y carga. Los arqueólogos no descartan que se apresaran caballos salvajes para alimentación o sacrificio.  La Cultura Castreña Asturiana.

Por los análisis de la fauna se sabe que la mayoría de los restos de animales identificados correspondían a reses de corta edad. La presencia, que también la hay, de animales adultos probablemente tenga que ver con la necesidad de productos secundarios, con la leche y derivados como principal objetivo. La gestión de las gentes de la Campa Torres en relación con el ganado vacuno vale para cabras y ovejas En el castro había perros, aunque en proporciones muy escasas a tenor de los hallazgos arqueológicos. Entre los restos estudiados se han podido identificar al menos tres ejemplares.
PERROS. Los restos de perros no presentan ninguna evidencia de consumo. Tan solo se constatan en la Campa Torres tres ejemplares, adultos con bastantes años. La Cultura Castreña Asturiana.

Es difícil conocer con precisión la función desempeñada por los cánidos en las sociedades protohistóricas. Los tres perros (uno en especial), eran adultos con unos cuantos años a cuestas. Puede que las sociedades prerromanas fueran capaces de compatibilizar esa dualidad en relación con el perro: animal de compañía y ayuda, y recurso cárnico cuando el animal moría. No era cosa de desperdiciar nada. A medida que avanzan los siglos, y ya en época romana, se aprecia en la Campa Torres un aumento de ovejas, cabras y cerdos en detrimento del ganado vacuno.
PORCINO. El cerdo estaba presente en la dieta (un 17% de los restos). Los investigadores los engloban bajo el epígrafe de suidos. La Cultura Castreña Asturiana.
La agricultura, un problema 
Los pobladores de la antigua Noega tenían sus principales campos de cultivo lejos del castro, tierra adentro. Los habitantes de la Campa Torres tenían un problema con la agricultura. O, al menos, eso se deduce de la situación del castro y del escueto registro de semillas encontrado durante las excavaciones arqueológicas. José Luis Maya, director de esas excavaciones durante los años noventa del pasado siglo, afirma en la monumental memoria “El castro de la Campa Torres. Periodo prerromano” (Maya/Cuesta) que “la propia posición peninsular de la Campa constituye un condicionante negativo desde el punto de vista agrícola". Quienes viven del campo saben bien de qué se trata: vientos violentos, ambiente salino, suelos someros... Y en realidad, poco territorio agrícola en un paisaje dominado por el mar.
Dos modelos arquitectónicos, dos épocas distintas. La casa de planta circular  doble, se recreo en la campa siguiendo escrupulosamente la escala. A su lado recreación de una casa de planta rectangular correspondiente a épocas romanas. La Cultura Castreña Asturiana.
Los arqueólogos de la Campa Torres creen que los habitantes del poblado se habrían visto obligados a buscar zonas de cultivo como mínimo a unos dos kilómetros y medio del castro, y que solo a partir de los seis kilómetros tierra adentro se encontrarían con las mejores tierras de cultivo. ¿Una distancia excesiva? Maya no lo creía así: “Es prácticamente seguro que se contaba con medios de transporte como carros” y, por otra parte, “existirían unidades menores de producción diseminadas por el territorio”. En materia agrícola, los castreños de la Campa Torres miraban al Sureste, y el discurrir de la Historia les vino a dar la razón. Es ahí donde en siglos inmediatamente posteriores se desarrollaron las villas romanas agrarias, como la de Veranes. A distancia moderada de la antigua Noega se documentan dos castros. Uno es el Castiello de Serín, y el segundo es el Castiello Bernueces. Si trazamos una línea recta entre la Campa y estos dos asentamientos “gijoneses”, en ambos casos la distancia es menor de diez kilómetros.
Detalle del interior y poste central de la cabaña castreña (…). La subsistencia. Pensemos que la principal actividad de un astur de la Edad del Hierro es la subsistencia. En todas las sociedades preindustriales la jornada está protagonizada por la explotación agrícola y ganadera, con la pesca y la recolección, así como la caza, en otro nivel, y por último con la actividad artesanal, orientada al intercambio pero, también a la subsistencia del poblado.(…).  Saber más... Astures.

Desconocemos si la Campa, Serín y Bernueces son castros contemporáneos en época prerromana. Si fue así no quedaría más remedio que competir por esos fértiles terrenos agrícolas (competir no supone en absoluto episodios de violencia). José Luis Maya añade que en caso de que se diera esa contemporaneidad “no quedaría más remedio que establecer una jerarquización entre esos castros de interior que pudieron haber abastecido al costero”. Por supuesto, la Campa Torres era el principal castro de referencia. Hay que contar también con unidades agrícolas menores, como granjas aisladas, de las que casi nada se sabe. Esas posibles granjas habrían abastecido parcialmente al poblado. “Difícilmente podría asumirse el mantenimiento de una población crecida (como la que tenía a buen seguro la Campa Torres) obligada a realizar largos desplazamientos a lejanos campos de cultivo, incluso con carros tirados por bueyes”. 
Recreación de la vida cotidiana alrededor del castro. Museo Arqueológico de Asturias. Libro nº 1, pág. 6 y 7. La Cultura Castreña. Mil años en el castro. ÁNGEL VILLA - EDUARDO GARCÍA - MIKI LÓPEZ. La Nueva España. Foto Archivo.
Y es que un asentamiento estable y continuado, y además cuantitativamente potente, lo tendría muy difícil para suplir sus deficiencias agrícolas por sí mismo. En la Campa Torres apareció escanda (el Triticum diococcum), que es un cereal muy bien adaptado al clima atlántico, aguanta sin agobios el frío moderado y responde a la humedad. También apareció cebada, cereal que no es frecuente en otros asentamientos castreños y que abre la puerta “a la elaboración de bebidas del estilo de la cerveza”, como indican las fuentes clásicas. No se han encontrado restos de mijo ni de centeno, pero sí se constata la presencia de avellanas, nueces y bellotas. Y el consumo de diversos vegetales espontáneos, entre ellos una variedad de zanahoria silvestre. En los acantilados próximos al Cabo de Torres se documentaron variedades silvestres de berza o col, lo que hace pensar que quizá veinte siglos atrás esos vegetales estarían a mano para los pobladores de la Campa.
Útil agrícola que se puede ver en el Museo del Parque Arqueológico Natural de la Campa Torres, y semillas rescatadas de excavaciones castreñas, expuestas en el Museo Arqueológico de Asturias. Foto: Miki López.
FUENTE: «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». LA CAMPA TORRES EN EL CENTRO DEL MUNDO. Libro nº 4. Págs. Desde la 10 a la 47. Textos de Eduardo García. Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía: Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.
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AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957)
, escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

Ángel Villa Valdés. Ángel Villa Valdés ejerce como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Con anterioridad, desde el Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, dirigió el Plan Arqueológico del Navia-Eo, programa por el cual se planificaron, entre 1995 y 2009, las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del occidente de la región, tanto en las tareas de excavación como de conservación, restauración y musealización del patrimonio arqueológico. Desarrolla su trabajo en ámbitos diversos de la Prehistoria y Antigüedad con particular atención a la investigación del mundo castreño y la minería aurífera antigua, temas sobre los que desarrolló su Tesis Doctoral, trabajo galardonado con el Premio Extraordinario de la Universidad de Oviedo. Ha sido responsable de numerosas intervenciones arqueológicas en los castros más relevantes del occidente de la región como Coaña, Pendia o Chao Samartín y es autor de un centenar de artículos científicos. Seguir leyendo... FUENTE: LinkedIn.

Miki López. Fotoperiodista asturiano, jefe de fotografía del diario La Nueva España, especializado en fotografía documental y fotografías de Asturias. Es autor de más de una decena de libros de temática asturiana. Etnografía, cultura y paisajes forman parte de los trabajos más habituales de este fotógrafo asturiano que lleva más de 25 años dedicado al fotoperiodismo en Asturias. Comenzó su carrera profesional como fotógrafo en La Voz de Asturias en el año 1991. Sus fotografías ilustraron reportajes en revistas como Tiempo, Interviu y El Semanal. Es autor, junto con el periodista Eduardo Lagar, de la serie de reportajes "Asturias, Siglo XXI". Fue un proyecto del diario La Nueva España que analizaba la situación de los 78 concejos de asturianos en el cambio de milenio. Desde 2010 es formador de alumnos en prácticas para los Centros Integrados del CISLAN de Langreo y el IES Aramo de Oviedo. Fuente: MIKI LÓPEZ.

La Nueva España ha sido testigo de la historia de Asturias durante los últimos 80 años. El rigor y la calidad de la información ha situado este medio de comunicación como el líder indiscutible, a gran distancia de sus competidores, de la prensa escrita diaria en el Principado de Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los asturianos de todas las edades lo prefieren según reflejan todas las encuestas, y al elegirlo cada día no sólo lo han confirmado como líder indiscutible de la prensa asturiana, sino que lo han convertido en uno de los principales periódicos de España, pues así lo expresan su difusión y su número de lectores. DELEGACIONES. LA NUEVA ESPAÑA cuenta con 6 ediciones; General, Gijón, Avilés, Cuencas, Oriente y Occidente, que se confeccionan en las redacciones de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Langreo, a las que se suman una amplia red de corresponsales. FUENTE.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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