Muerte entre
compañeros de oficio
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Edificios de Mieres en 1927 |
Al acercarse el verano
de 1927, un asesinato conmocionó la villa de Mieres; en plena calle de Teodoro
Cuesta, un hombre de inmenso bigote asesinó a un heladero a cuchilladas
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Ilustración de Daniel Castaño |
Andaba a punto de arrancar el verano del veintisiete cuando el calor
impuso de aperitivo los helados, y la moda hizo lo propio con las caras
barbilampiñas. La relación entre ambos hechos, por más que pudiera parecer
irreverente, quedó probada en el Mieres de la época. De forma trágica, claro.
Los protagonistas, dos heladeros ambulantes; el arma del crimen, un cuchillo de
carnicero, la coartada, un bigote. Remedios Ramos, vecina de la villa y testigo
de aquel crimen cometido al caer la noche en pleno centro de Mieres, daría
buena cuenta de ello medio año después, en la Audiencia de Oviedo, cuando se
celebró el juicio por medio del que, y con gran interés de todos los
asturianos, un heladero sin bigote o, más bien, con bigote escaso, se acabó
sentando en el banquillo.