El legado de Ochoa, 25 años después
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DIBUJO DE SEVERO OCHOA ROTULADOR FIRMADO POR VINIEGRA |
Ver artículo del blog:
La historia del "Premio
Nobel" Asturiano, D. Severo Ochoa.
"Su obra es la de un gigante de la ciencia", subrayan los
expertos
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Severo Ochoa.(LNE) |
Una mujer joven, 32 años, nacida en
San Petersburgo llega a Nueva York. Aunque soviética de nacimiento, vivía en
Francia y ha decidido cruzar el Atlántico para investigar en el laboratorio de
un bioquímico asturiano ya prestigioso: Severo Ochoa. La colaboración resulta
fructífera. Un año después, bajo la dirección del científico luarqués, aquella
científica, Marianne Grunberg-Manago, aísla por vez primera una enzima capaz de
sintetizar (de producir en un tubo de ensayo) ácido ribonucleico (ARN). En la
naturaleza, el papel del ARN resulta crucial en la transmisión de la
información genética de padres a hijos. Estamos en 1953. Con este hallazgo, Ochoa y su
discípula habían iniciado el tramo final de la carrera para descifrar el código
genético. Algo muy grande. Tan grande como hacer realidad uno de los grandes
sueños de la historia de la ciencia: conocer el lenguaje esencial de la vida y
de su transmisión de padres a hijos.