7 de marzo de 2023

Aportaciones femeninas a la Historia «8 de marzo, día de la Mujer Trabajadora»

El trabajo remunerado de las mujeres
Carboneras de la mina La Encarná, rodeadas de carbón y cargando un vagón con sus palas (Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria / Asturias.es). (...). saber más... Pikara Magazine. 

Existen muchos clichés, como las mujeres se incorporaron al mercado laboral entre los años 1960-1970, lo que es falso, porque siempre han trabajado
Cigarreras de Gijón en 1906. Fotografía de Julio Peinado, Muséu del Pueblu d’Asturies (...). Saber más... Mi Gijón.

"NORTES"
El tema se examinó en Cataluña, País Vasco, algo en Andalucía, pero no había un estudio específico en Asturias. Aquí la idea dominante de la historiografía recoge el perfil del trabajador como un varón minero o del sector del metal. Por eso. La doctora Sonia García Galán (Avilés 1981), quería mostrar que el mundo del trabajo resulta más complejo y las mujeres forman parte de él. En España se da la tendencia a pensar que todo empezó con la II República. Como si a partir de ahí, las mujeres hubieran adquirido derechos y libertades y que es cierto que les dio el voto y la condición de ciudadanas y estableció mejoras legislativas como el divorcio, la escuela mixta y por eso tiene un significado especial para las féminas, pero se ha de entender que todo ello venía de un proceso de cambio social, económico y en las relaciones de género que es anterior.
Carboneras en La Hueria (Colección Asociación Amigos del Valle de La Hueria, San Martín del Rey Aurelio). (...). Saber más... Pikara Magazine.

Este arranca en las primeras décadas del siglo XX, cuando la sociedad y su estructura productiva se estaban modernizando, los servicios, la industria avanzaban y las mujeres empezaban a tener oportunidades laborales en sectores nuevos, por ejemplo, cada vez había más maestras. En la I Guerra Mundial, aunque España no participó, las mujeres tienen una participación muy activa, se resitúan. Los hombres estaban masivamente desplazados al frente y ellas ocuparon sus puestos, pudieron desempeñar empleos en fábricas, como conductoras de ambulancias y en otros muchos sectores que antes no les habían permitido. El impulso que la I Guerra Mundial supuso para las mujeres (se ve luego en los años 20 del siglo XX), una época muy moderna y de avances. Es un período que me resulta muy interesante y en el que están presentes muchas de las dinámicas que luego cristalizan en la II República.
Fábrica de conservas del Natahoyo. Las mujeres de las clases obreras de las primeras décadas del siglo XX no dejaban de trabajar al ser madres. Es una de las conclusiones de la historiadora asturiana Sonia García Galán. El ensayo con el que ganó el Premio Rosario de Acuña en 2014 acaba de publicarse como libro. RTPA.

Los registros fiables sobre el trabajo femenino en La II República 
Es difícil y complicado cuantificarlo ya que las fuentes cuantitativas mienten. Tenemos a mujeres que declaraban que se dedicaban a sus labores o así lo interpretaba el que hacía la encuesta si se trataba de un padrón municipal y de esa manera las anotaba sistemáticamente, porque el oficio fundamental de la mujer para la mentalidad de entonces era la casa y la familia y lo otro era una ayuda. Llama la atención que en un sector tan identitario como el de las cigarreras en Gijón ni siquiera estaban todas recogidas en el padrón, se tendría que acudir a censos de la propia fábrica para ver las que eran. También se daba la economía sumergida, de la que no existen registros. 
Mujeres trabajando en un campo de cultivo en Estados Unidos de América. Fuente: Público.  (...). Saber más... Rebelion.org.

Por ejemplo, mujeres que reparten pan, otra que llevaba un cerdo a un matadero; estas ocupaciones se pueden rastrear a través de la prensa, que te da informaciones cualitativas, porque ves a féminas realizando labores muy diversas, pero no sabes cuántas son (existía una gran masa femenina trabajando, pero tampoco se puede cuantificar), históricamente lo que se ha hecho es que como no están en el censo es que no trabajaban, pero el censo miente, no las registraba de manera adecuada. Hasta 1900 a las campesinas en los censos se las consideraba campesinas y por tanto activas, pero a partir de 1900 decidieron que no, que no eran campesinas, que se dedicaban a sus labores al ser esposas de campesinos.

Recogiendo maíz en 1912. Memoria Digital de Asturias. (...). Saber más... La Voz de Trubia.

De repente desaparecieron del trabajo.
Si miras los datos oficiales te preguntas dónde han ido esas mujeres que estaban trabajando, ¿dejaron de trabajar? La respuesta es no, es que se dejó de considerarse que las campesinas trabajasen y como su función era estar en casa, lo otro era una faena complementaria y no se anotaba. Este era un estereotipo muy clásico sobre la época y estaba tan interiorizado que se ve hasta en los discursos de los doctorandos, de personas con estudios superiores y tiene su reflejo en los libros de texto. Debemos cambiar esa percepción errónea de que estaban dedicadas en exclusiva a tareas supuestamente asociadas a la feminidad, como si el trabajo fuera un atributo masculino y no es así. Se tiene que hacer mucha pedagogía. Lo interesante de las distintas épocas históricas es revisar en qué trabajaban, sus condiciones y ámbitos. En la Edad Contemporánea depende mucho del contexto local, no es lo mismo la realidad de unas mujeres que de otras o en el campo. No existe un patrón único de mujer trabajadora en todos los sitios y aunque se dan una serie de variables parecidas tenemos que analizarlo a nivel regional y local porque no se puede generalizar. En todo caso, la realidad se imponía a pesar el discurso oficial y se dictó una normativa específica protectora para las trabajadoras y por extensión a la infancia.
«Una aldeana de Asturias» (hacia 1890-91), de Augusto Junquera Lavín. Museo de bellas Artes de Asturias. Foto Archivo.
Las disposiciones más relevantes que recogía la normativa
En el caso de los hombres la paternidad no tenía incidencia, pero sí para ellas. Lo que se hizo fue adaptarse a la normativa internacional. Según el ideario de la época, la mujer era una madre en potencia, luego protegiéndola se amparaba a la infancia. Se aprobó un descanso de tres semanas después del parto que luego llegó a cuatro y podía alcanzar seis con prescripción facultativa. Con la llamada “ley de la silla”, podían hacer uso de un asiento mientras no fuera incompatible con su ocupación en tiendas, almacenes, oficinas, escritorios. Fueron apartadas de industrias en las que se trabajaba con materiales peligrosos, como zinc, corcho, cerillas, cristal, explosivos, algodón, lino o similares. Además, la protección se extendía más allá de lo físico, es significativo que las jóvenes entre 16 y 23 años no pudieran emplearse en talleres que produjeran grabados, estampas o escritos inmorales; previsión que no se recogía para los varones.
Ley de la Silla, de 27 de febrero de 1912 (Foto: archivo histórico). La citada norma establecía que «En los almacenes, tiendas y oficinas, escritorios, y en general en todo establecimiento no fabril, de cualquier clase que sea, donde se vendan, artículos u objetos al público o se preste algún servicio relacionado con él por mujeres empleadas, y en los locales anejos, será obligatorio para el dueño o su representante particular o Compañía tener dispuesto un asiento para cada una de aquéllas. Cada asiento, destinado exclusivamente a una empleada, estará en el local donde desempeñe su ocupación (…)». (...). Saber más... Economist&Jurist.

Ellas eran sustentadoras del hogar
Lo que hoy llamamos conciliar. Porque otra idea muy extendida es que las mujeres trabajaban mientras fueran solteras y no tuvieran hijos y dejaban de trabajar cuando se casaban. Lo que demuestran los estudios realizados en determinados contextos, es que si había posibilidades de mantenerse en el mercado laboral, ellas seguían, no renunciaban a un sueldo. Y prueba de ello es que en Gijón había varios centros para poder dejar a los niños de corta edad. A partir de los 6 años algunas los escolarizaban, incluso los podían dejar solos, porque tampoco las exigencias de cuidado eran tan altas como a día de hoy. 
La Gota de leche de Gijón en 1927, con la torre norte ya construida. La segunda no se haría hasta 1933. (...). Saber más.... Ver PDF... Ayuntamiento de Gijón.

Entonces empiezan a darse iniciativas en ese sentido. Resaltaría el caso de lo que conocemos como la Gota de Leche, que es el Instituto de Puericultura de Gijón. Se puso en marcha en esa época y su promotor, el médico y pediatra Avelino González, le incorpora una casa cuna, porque decía él que en Gijón había una masa obrera femenina muy grande y era necesario tener atendidos a los hijos en las horas de trabajo de sus madres. Ellas se buscaban la vida y los críos podían quedar a cargo de alguien de la familia, por ejemplo, una hermana mayor, otras veces iban a locales que no reunían medidas higiénicas. Lo de las guarderías no lo inventamos ahora, ya en esa época existen y se demandaba que tuvieran mejores condiciones, lo que evidencia que las mujeres trabajaban también, si no carecerían de razón de ser. Sin embargo, algún otro tópico es cierto.
Mujeres y niños en «LA GOTA DE LECHE» Casa Cuna de Gijón. La Gota de Leche, y el resto de las instituciones y programas puestos en marcha por el doctor Avelino González desde la Junta Local de Protección de Menores, fue sin asomo de duda una de las creaciones sociales más meritorias y más necesarias de las realizadas en Gijón en la primera mitad del siglo XX. (...). Saber más.... Ver PDF... Ayuntamiento de Gijón. 

Las diferencias salariales entre varones y mujeres en detrimento de estas últimas
La segregación del mercado de trabajo a nivel salarial tiene que ver con los sectores en los que se concentra el mayor número de mujeres. Si hay un gran número de ellas que se condensa en el servicio doméstico y en este se paga mucho peor que en la fábrica, pues ellas cobrarán menos. Pero también lo significativo es que cuando trabajan en el mismo sector, los hombres ocupan categorías y puestos superiores y por lo tanto perciben mejor salario. Incluso en la confección, los sastres perciben más que las modistas. 
(...). En Sevilla, en el siglo XIV se contrataba a mujeres albañiles. Son mujeres que han quedado sepultadas por la historia. (...). Saber más... People Acciona.

También se daba, no en Gijón, el caso de féminas que trabajaban en obras, haciendo una carretera y dentro de las categorías profesionales se registraban las de peón, capataz y otras, es decir, los hombres tenían distintas categorías. Las mujeres solo poseían la categoría de mujeres, con lo que no podían ascender en el escalafón profesional y además cobraban menos que el rango masculino más bajo. ¿Cómo se justifica eso? Pues con el discurso que postula que el lugar de las mujeres es en casa y que es al varón a quien le corresponde mantener a la familia, por lo que el salario de ellas supone un complemento al del marido y aunque ellas cobren muy poco, es que no están en el lugar que les corresponde. Pero no todas tienen marido o no siempre él estaba trabajando, así que las mujeres sin hombre o sin su aportación son más pobres.
Las trabajadoras del hogar en vísperas de la República. El primero de marzo de 1931 se celebró en la Casa del Pueblo de Madrid un mitin, que puede ser considerado un episodio fundamental de la Historia del movimiento obrero español en relación con las trabajadoras del hogar, un grupo laboral siempre olvidado. (...). Saber más... Nueva Tribuna. 

Los oficios de mayor la presencia femenina
Hay que destacar el servicio doméstico, las que llamaban las sirvientas. Era muy barato contar con ellas, cualquier familia de clase media podía permitirse una y las acomodadas más de una. El sueldo era muy bajo y por poco más que el mantenimiento y la comida estaban allí trabajando desde muy niñas. Ganaban dinero para ayudar a la familia y ahorraban una parte para la dote. Al ir de internas, el miedo a que les pasase algo se mitigaba, porque si eran de una zona determinada de Asturias, iban a servir a casa de una familia que era originaria de esa zona, con una especie de paternalismo. Sin embargo, la realidad era que padecían unas condiciones variables, a veces muy malas; otras, la chavala estaba a gusto. Luego, sucedía que iba una de pionera, le buscaba casa a otra hermana o era más fácil para un hermano encontrar un empleo si alguien ya conocía el entorno de la ciudad y se abrían cadenas migratorias. Eso lo estudió Cristina Borderías para Cataluña. Las chicas eran la avanzadilla. La idea era servir unos años y dar soporte a la familia con el dinero que enviaban, pero cuando alguien emigra, aunque sea del pueblo a la ciudad, a veces se convertía en un viaje de no retorno.
Guerra Civil zona republicana. Debido a la falta de mano de obra masculina a causa de la guerra, mujeres voluntarias reparan las carreteras en la serranía de la región valenciana, 1938. (...). Saber más... Rural-C

Los marrucos y les marruques, ¿quiénes eran?
Los jornaleros y jornaleras, un oficio en retroceso, más frecuente en el siglo XIX, se le conocía como los marrucos y les marruques, los venían a buscar para trabajar de manera temporal en el campo en los períodos en que había mayor carga de trabajo. No los solemos asociar a Asturias, sino más bien a Andalucía, donde muchos campesinos lo eran. Son imágenes que todavía se reproducen hoy día, donde inmigrantes se concentran en las plazas de los pueblos para ver si alguien los lleva para irse a trabajar al campo o al invernadero. Además, en el campo en esa época, también seguían trabajando mujeres, pues muchas vivían en las aldeas. Sus labores diferían de las masculinas, ellas atendían la huerta o al ganado menor como gallinas, los conejos o el ordeño. La confección era un oficio que generaba mucho empleo, la ropa no venía, como muchas veces ahora, de fábricas de China, se hacía en talleres.
Un grupo de mujeres que formaba parte del sindicato “La Constancia”. La foto no está datada, pero se cree que fue tomada en los años veinte. archivo histórico. en 1822. (...). La apertura de la Fábrica de Tabacos supuso una revolución en Gijón. (...). Los documentos y fotografías que atesora el Archivo Histórico de Asturias, donde se conserva el fondo documental de Tabacalera, desde su final en el año 2002. En total, hay almacenadas 1.042 cajas y 130 libros de archivo que construyen décadas en pretérito, a través de números, de albaranes, de vitolas y de nombres propios de quienes fueron las verdaderas protagonistas de la industrialización local. (...). Saber más... El Comercio.

La mujer y la industria.
El caso de Gijón es particular por estar allí ubicada la fábrica de tabacos. Es cierto que luego fue descendiendo el número de féminas al ir mecanizándose y además los que manejaban las máquinas eran hombres, pero generó mucho empleo para ellas. Y en el barrio de La Calzada se asentaron algunas fábricas textiles como La Algodonera y tanto el tabaco como el textil sobre todo contrataban trabajadoras. También destacan las vendedoras, las campesinas que bajaban a vender productos de la huerta; las pescaderas que en Gijón son un prototipo muy conocido y representado por la pintura y las había que vendían en el mercado interior, las había que lo hacían al aire libre; otras vendedoras vendían por las calles productos variados, la quincallería. Todos estos oficios vienen de atrás. 
Mujeres trabajadoras en el siglo XIX. El Asombrario.
Lo novedoso es que había mujeres de clase media que trabajaban como medio de autonomía personal y no porque lo necesitaran. Esa es la gran ruptura, porque socialmente no era deseable que una mujer trabajara fuera de casa. Eso se podía aceptar para una obrera que precisaba de ingresos, pero para una muchacha que no pasaba estrecheces de ese tipo, no se entendía. Incluso cuando familias de clase media pasaban apuros económicos, las jóvenes se llevaban trabajos de costura a casa, pero de tapadillo, que no se enterase nadie, porque era una especie de deshonra. La cuestión es que no se les dejaba más horizonte que un marido que las sostuviese.
El papel de la mujer en La Algodonera de Gijón. Imprescindible en esta historia es el papel de la mujer. Cuando se abrió la fábrica la plantilla la formaban 460 personas, de las que 420 eran mujeres, algunas niñas, que a partir de los 14 años podían ir a trabajar. Por ello, La Algodonera, junto con la Fábrica de Tabacos, fue un claro referente del trabajo femenino en Gijón. (...). Saber más... Mi Gijón.

Los puestos que ocupaban las mujeres
Sería el caso de las maestras, porque cada vez hay más niños y niñas escolarizados y claro, con esa profesión y sueldo, no necesitaban casarse para sobrevivir. También empezaba a haber mujeres que trabajaban en oficinas como mecanógrafas o en el ámbito de la salud, enfermeras, alguna comadrona ya titulada, además de las parteras. Se dedicaban a su profesión, aunque esto no significaba que renunciaran a tener una familia, pero ya consideraban como legítimo que tuvieran unos estudios y un trabajo. Por ejemplo, Carolina Alonso Nart es la primera médica, especialista en pediatría, que ejerce en Gijón o Consuelo Mendizábal fue la primera asturiana licenciada en Derecho en 1931.
Taller de desvenado de la Fábrica de Tabacos (principios del siglo XX). Imagen: Julio Peinado (Colección del Museo del Pueblo de Asturias). ARIAS GONZÁLEZ, Luis; MATO DÍAZ, Ángel, Liadoras, cigarreras y pitilleras. La Fábrica de Tabacos de Gijón (1837-2002), pp. 146 y 147. (...). Saber más... Paraíso Industrial.

Las ventajas de ser cigarrera profesional en Gijón y episodios de huelgas o movilizaciones
Tenía la singularidad de que la supervisión y el control recaían en mujeres y capatazas y maestras velaban por la salida de un producto de calidad. Aunque su jornal era inferior al medio de un varón, sin embargo, estaban muy por encima del que percibían mujeres de otros oficios. Disfrutaban de flexibilidad horaria, por si tenían que ir a recoger a los hijos y permanecían en los talleres hasta edades muy avanzadas, ya que cuando se hacían mayores las relegaban a puestos de menor exigencia física. Como además eran muy numerosas y se les reconocían ciertas cotas de poder, también eran combativas e independientes. Había unas dinámicas en el barrio de Cimadevilla en Gijón que ya venían de atrás.

Unas “sardineras” posan en el Muelle de Gijón en 1970. (...). Saber más... Mi Gijón.

Una especie de alianza de mujeres y vecinas del barrio que tenía entre sus abanderadas a las cigarreras y a las pescaderas que protestaban cuando consideraban que se daban situaciones injustas. Un caso, liderado por las campesinas, pero apoyadas por pescaderas y otras mujeres se dio en 1909. Se gravaron con impuestos ciertos productos básicos y las campesinas se negaron a acudir a los mercados, hubo desabastecimiento y piquetes para impedir la entrada de mercancías del campo. Esas serían las protestas de tipo tradicional, en las que no van tanto como trabajadoras, sino como mujeres de las clases populares que se rebelan contra una injusticia. Pero, además, donde hay mujeres en las fábricas también hay conflictos; no es cierto ese estereotipo de la docilidad, eso no está constatado. En La Algodonera se dieron varias batallas para la mejora de sus condiciones de trabajo, lo que pasa es que eran huelgas muy duras y a veces se perdían, pero ellas lo peleaban.
Trabajadores y trabajadoras de los lavaderos de la empresa minero-metalúrgica "Fábrica de Mieres". Mieres, Asturias. Año 1925. Foto Archivo.
FUENTE: MARTA ROGIA. Publicado “NORTES” el 13-04-2022. Ver enlace.
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RESEÑA

Sonia García Galán (Avilés, 1981) es doctora en Historia por la Universidad de Oviedo.

Sonia García Galán. Foto: Alisa Guerrero. Público – “NORTES”.

Sonia García Galán colabora con el grupo de investigación Deméter. Maternidad, Género y Familia de esta institución y con el de Investigaciones Históricas Andaluzas de la Universidad de Málaga. Ha realizado diversos estudios que revisan la aportación de las féminas a la Historia como Sirvientas, campesinas, obreras y amas de casa. Gijón (1900-1931), que fue galardonado con el premio de investigación Rosario Acuña. Su libro: “Sirvientas, campesinas, obreras y amas de casa”. Gijón (1900-1931), supone un reconocimiento al trabajo de mujeres de otras generaciones. Fuente: "NORTES"
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LECTURA RECOMENDADA.

“Sirvientas, campesinas, obreras y amas de casa, Gijón 1900-1931”.


“Sirvientas, campesinas, obreras y amas de casa, Gijón 1900-1931”. Foto Archivo.
Libro de Sonia Galán, doctorada en Historia experta en género que en 2014 ganó el XVI Premio de Investigación y Divulgación Rosario de Acuña por su trabajo del mismo nombre. El libro trata de la aproximación a la realidad laboral de las mujeres gijonesas en las primeras décadas del siglo XX, cuando una cuarta parte de ellas trabajaban, además, como empleadas en las fábricas de la ciudad. (...). Fuente: El Blog de Acebedo.
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AUTORES.


Marta Rogia. Periodista, abogada, guionista.
Cinéfila y apasionada de la radio, a la que he prestado voz mucho tiempo. Fuente: “NORTES”.

NORTES es un nuevo proyecto comunicativo impulsado por un grupo de profesionales asturianos. NORTES es una asociación sin ánimo de lucro, propiedad de sus socios y socias. NORTES no reparte beneficios. Sus ingresos se destinarán íntegramente a pagar sueldos, colaboraciones, mantenimiento de la web y otros gastos del medio. NORTES es un medio hecho en Asturias que colabora y mantiene relaciones fraternales con EL SALTO, un medio de referencia para todas las personas que creemos que otra comunicación es posible. Fuente: NORTES.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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