Con ilustraciones del dibujante e ilustrador asturiano, Gaspar Meana
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| El Reino que nació en Asturias-Gaspar Meana. |
Las crónicas escritas a finales
del siglo IX no dan una información concordante sobre la verdadera identidad y
procedencia del líder de la revuelta de Covadonga, pero convenir que el
personaje era esencialmente astur y un gran propietario del área
centro-oriental salvaría muchas de las incongruencias
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| El Reino que nació en Asturias-Gaspar Meana |
¿Quién era ese Pelayo que fue el primero en hacer frente a los árabes?
Las crónicas escritas a finales del siglo IX no dan una información uniforme y
concordante sobre su personalidad. "La Albeldense", que se termina de
redactar en 883, nos presenta a Pelayo como hijo de un duque llamado Fávila,
que había tenido en la ciudad gallega de Tuy un incidente con el que luego
sería rey Witiza. Éste era hijo del rey Egica y durante algún tiempo, en el
reinado de su padre, vivió en Tuy. Allí debió de pretender u ofender a la
esposa del duque Fávila, originándose un enfrentamiento entre Witiza y Fávila,
golpeando el primero al segundo con un palo en la cabeza, a consecuencia de lo
cual murió más tarde. Luego, cuando Witiza fue rey, expulsó de Toledo a Pelayo,
por el enfrentamiento que había tenido con su padre Fávila.
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| El Reino que nació en Asturias-Gaspar Meana. |
Este relato permite deducir que Pelayo habría sido miembro de la alta
nobleza goda. Su padre era un "dux" -duque-, uno de los más altos
cargos del reino, nombrado entre los grandes magnates y que tenían el mayor
poder social y político, a los que estaba reservado el gobierno de las
provincias, circunscripciones territoriales herederas a grandes rasgos de la
organización provincial bajorromana.
En la misma "Crónica Albeldense", en otro apartado de la
misma, se dice que Pelayo era hijo de Bermudo y nieto de Rodrigo. Esta
información es contradictoria con la anterior, aunque continúa presentando al
futuro rey asturiano como perteneciente a la realeza visigoda. Alguien se puede sorprender de que en una misma crónica aparezcan dos
filiaciones distintas de un mismo personaje. Pero este hecho no es
extraordinario en la cronística medieval. Como aclara el latinista Juan Gil,
editor de las llamadas "Crónicas asturianas", la crónica medieval es
una obra anónima, no acabada y por tanto inerte. Al contrario, "su misma
falta de personalismo le inyecta vida inusitada, ya que todos los lectores la
consideran patrimonio común y la van enriqueciendo, según sus gustos y sus
conocimientos, con adiciones y observaciones propias, que en ocasiones llegan a
corregir y modificar sustancialmente el contenido".
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| El Reino que nació en Asturias-Gaspar Meana. |
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La versión "Sebastianense", nombre que recibe porque va
precedida de una carta del rey Alfonso III a un obispo de nombre Sebastián,
epístola en la que el propio rey se atribuye la autoría de la crónica, toma la
otra filiación, la de Pelayo hijo del duque Fávila, destacando que era de
linaje real.
Tampoco coinciden las crónicas al explicar la presencia de Pelayo en
Asturias. Para la Albeldense, Pelayo llegó a Asturias expulsado de Toledo por
Witiza, como ya se dijo, antes de que se produjera la invasión musulmana. La
Rotense cuenta que Pelayo, "agobiado por la dominación de los ismaelitas
-ismaelitas, caldeos, sarracenos, son diversas formas de referirse a los
musulmanes en las crónicas- se metió en Asturias en compañía de su
hermana", cuando ya Munnuza gobernaba en Gijón. La
"Sebastianense", por último, no precisa el momento. Según ella, parte
de los godos derrotados por los musulmanes se refugiaron en Asturias y
eligieron a Pelayo "por su príncipe", lo que deja entender que era
uno de ellos. Tampoco hay acuerdo en el relato de cómo fue elegido rey Pelayo, ni en
los motivos que le indujeron a rebelarse contra los invasores árabes. La
"Albeldense", muy parca, se limita a consignar que fue el primero que
reinó en Asturias e inició la rebelión contra los sarracenos. Con su victoria,
dice la crónica, "devolvió la libertad al pueblo cristiano".
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La "Rotense" es la que más se extiende sobre sus
motivaciones, aunque su relato adquiere un tono marcadamente novelesco. El
gobernador Munnuza envió a Pelayo a Córdoba con el pretexto de una comisión,
para en su ausencia contraer matrimonio con su hermana. Cuando regresó, Pelayo
no aprobó la unión y se apresuró "a poner en práctica lo que ya tenía
pensado en torno a la salvación de la Iglesia", dice la crónica. Según esta
explicación, el matrimonio de Munnuza con su hermana no fue sino la gota que
colmaba el vaso, pues ya tenía previsto llevar adelante algún plan para la
salvación de la Iglesia, y de España, como se manifiesta más adelante en el
relato de la crónica, en el diálogo que sostiene con el obispo Oppa, antes de
librarse la batalla de Covadonga. Al acto de rebeldía de Pelayo, respondió Tarik con el envío de hombres
a Munnuza para que lo detuvieran. Éste se encontraba en "Brece", dice
la crónica, y alertado por un amigo consiguió huir. Perseguido por los
musulmanes, atravesó el río Piloña, que bajaba crecido, lo que hizo desistir a
la patrulla árabe de proseguir, y se internó en "las tierras
montañosas".
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Para la "Sebastianense", como ya se dijo, fueron los godos de
estirpe regia, refugiados en Asturias, quienes lo eligieron. En ambas
versiones, "Rotense" y "A Sebastián", una vez que los
árabes supieron de la elección de Pelayo, enviaron a un gran ejército a por él,
bajo el mando de Alkama, a quien acompañaba el obispo de Sevilla Oppa, hijo de
Witiza, para que tratara de persuadir a Pelayo de que se rindiera.
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La proclamación de Pelayo como rey y la victoria conseguida en
Covadonga son dos de los episodios que mayor relieve y extensión tienen en las
"Crónicas asturianas", a pesar de la parquedad que les es
característica. Esas primeras crónicas son breves y escuetas hasta la
exasperación. Con acierto las comparaba don Ramón Menéndez Pidal con una
"fuente seca en estío, parece que gotea tan sólo para exasperar nuestra
sed". En muchas ocasiones, además, los datos que aportan plantean más
problemas que cuestiones resuelven. Es sorprendente que unas crónicas más o menos coetáneas -fueron
escritas durante el reinado de Alfonso III (866-910)- y con una fuente común
puedan tener tantas discrepancias sobre cuestiones tan trascendentales como la
ascendencia familiar de Pelayo, su relación con las autoridades árabes, las causas
de su rebelión, su elección como jefe de la revuelta, etc. Ello se explica por
el fin que perseguían, que no era el de la veracidad histórica, sino el de
presentar a Pelayo como el heredero legítimo del reino de Toledo, que había
sido destruido anteriormente, como relata la Crónica Sebastianense:
"Aplastados por la mole de los pecados de los obispos y de los suyos
propios, y traicionados por el fraude de los hijos de Witiza, todos los
ejércitos de los godos se dieron a la fuga y fueron aniquilados por la
espada".
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Un Pelayo esencialmente ástur y conocedor del terreno salva muchas de
las incongruencias del relato cronístico. Siendo un personaje importante en su
región, un gran propietario, sí podría haber sido tomado como "rehén para
seguridad de la obediencia de la gente de aquel país", como cuenta el
historiador árabe Al-Makkarî. Conocería a dónde dirigirse en su huida cuando el
destacamento enviado por Munnuza fue a detenerlo en Brece. También sabría cómo
convocar a "todos los ástures" a una gran asamblea, como dice la
crónica. Todo ello difícilmente lo podría hacer un godo, por muy noble que
fuera, recién refugiado en Asturias huyendo de la invasión árabe.
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| El Reino que nació en Asturias-Gaspar Meana. |
FUENTE: JAVIER RODRÍGUEZ MUÑOZ |
HISTORIADOR, COMISARIO DE LOS ACTOS DE ANIVERSARIO DEL REINO DE ASTURIAS
Los dibujos son del dibujante e ilustrador asturiano Gaspar Meana
Los dibujos son del dibujante e ilustrador asturiano Gaspar Meana
Javier Rodríguez Muñoz (Mieres, 1948), historiador.
Muñoz tiene una
"acreditada trayectoria" en el estudio y la difusión de la historia
de Asturias. Entre los grandes hitos resaltó "la dirección de la
exposición '1388-1988, seis siglos de historia del Principado de Asturias' o la
coordinación de la colección 'Biblioteca histórica asturiana', compuesta por 26
títulos. Además, colaboró en el diseño del pabellón del Principado en la
Exposición Universal de Sevilla en 1992 y con labores de documentación,
catalogación y documentación, en la puesta en marcha del Museo de la Minería y
la Industria de Asturias, en El Entrego". Como autor, ha firmado cerca de
una veintena de libros sobre la historia de Asturias, entre los que destaca la
obra "La monarquía asturiana, nacimiento y expansión de un reino",
editada en 2004. Fue el
comisionado para los actos conmemorativos del decimotercer centenario de los
orígenes del Reino de Asturias. Reputado estudioso de la historia de Asturias, exdirector
del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.
Gaspar Meana González (Tremañes,
Gijón, 1960), es un dibujante, ilustrador y escritor asturiano que escribe
en lengua asturiana. Desde muy joven se interesa por el dibujo y por ello
ingresa en la Escuela de Artes de Oviedo, de la que se gradúa en dibujo
publicitario en 1985. Su obra más conocida es la Crónica de Leodegundo, trabajo
en el que ahonda en la historia del Reino de Asturias, narrando los grandes
hechos de Asturias, Europa, el Magreb y Oriente Próximo, a lo largo de 180
años, en los S.VIII-IX. El trabajo está compuesto por 25 álbumes de 48 páginas
cada uno, y constituye una especie de proyecto vital del autor, culminando el
ciclo en 2006 con la publicación de La última palabra (850-960dC). (Fuente:
Wikipedia).
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