28 de junio de 2023

Pautas y Singularidades en la minería de principios del siglo XX

Viejas costumbres mineras en Quirós
Quirós Asturias, estación del tren minero en los años 50 del pasado siglo XX. Foto coloreada.  Todocolección.

Las explotaciones se regían por pautas muy alejadas de los procesos de extracción actuales y la vida laboral presentaba singularidades respecto a otras actividades
Mineros de “Mina Marifonso” a principios siglo XX. Foto: Roberto Fernández Osorio. (Cronista Oficial de Quirós). Foto coloreada. Archivo Histórico Minero.

La Nueva España.
Técnicas, costumbres y materiales marcan diferencias radicales entre la explotación minera de principios del siglo XX y cualquier mina actual. El concejo quirosano, con varios centenares de mineros, tenía una forma de hacer con similitudes y diferencias con respecto a las demás cuencas mineras. Los mineros iban a trabajar con un bocadillo y una bota de vino, algo impensable ahora en lo que respecta al acompañamiento alcohólico. Las botas se dejaban en el chigre del pueblo para que las rellenaran de los pellejos donde se guardaba el vino y recogerlas por la mañana. Cuando no llevaban la comida ellos mismos, la familia o alguna vecina era la encargada de acercarla a la explotación. Las mujeres, de vecera, con un cesto en la cabeza apoyado en una «rodiella» por esos caminos, a veces cerca de dos horas de caminata. Llevaban cocido en «las porcelanas», que, una vez allí, los mineros calentaban en unos fuegos en el exterior de la bocamina. Otras veces lo llevaban crudo para que se cociera allí. Un operario se encargaba de cocinar lo de sus compañeros. Colgaba de dos apoyos y una barra de hierro las porcelanas para ir calentando o cociendo la comida, según los casos.
El minero Canor, en 1957, delante de una locomotora del tren minero que se había despeñado. Foto coloreada. La Nueva España.

Una anécdota de Cuetu Prietu (Ricao). Allí, Quilino el de las Chanas era el encargado por sus compañeros para ejercer de cocinero. Siempre había un minero quisquilloso que se quejaba de que su cocido estaba crudo. Le espetó un día, «tú tiza, tiza bien». Así lo hizo, pero se pasó y quemó las porcelanas de sus compañeros con el cocido dentro. Alguno de ellos no llevaba bocadillo. Tan sólo un trozo de madera envuelto o unas avellanas. Comían apartados de los otros por vergüenza. A los mineros del Xagarín durante unos meses les daban todas las semanas un pan: «el mineru» se llamaba. Lo daban en casa de las de Grao, en San Salvador. Largas caminatas desde el pueblo de madreñas. Cuando estaba seco, las colgaban de un palo y las llevaban al hombro. Duraban poco tiempo: el desgaste del camino y de la mina terminaban con ellas muy pronto. Dos y tres horas de camino de ida y otras tantas de vuelta por los montes eran el anticipo de la jornada laboral. Los del pueblo de Bermiego, cuando venían a trabajar a Cuetu Prietu, sobre todo en invierno, se quedaban «de poisa». La productividad de los mineros era baja salvo que estuviesen a destajo. El «jornalín» resultaba muy escaso y el ir a trabajar andando tantos kilómetros justificaba por sí solo el esfuerzo. Cuando estaban a centímetros el rendimiento era mayor.
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Las herramientas habituales eran la pica o «regaoria» y el «hachu la mina». La primera servía para «regar» el carbón, de ahí la otra denominación. Se picaba con ella en las «series o testeros». Eran de mayor envergadura las usadas en la guía que las de la rampla, más sencillas. Se bajaban a la fragua para afilarlas y dejarlas preparadas para el día siguiente. El «hachu» tiene dos partes. Una de ellas, el corte con el que se prepara la madera para los cuadros que sujetan la tierra o el carbón. El pato, la trabanca y el poste son los nombres de las piezas de un cuadro. Hay que hacerles unos encajes o «balsas» para que las tres piezas formen un conjunto de gran dureza que tendrá que soportar los tirones de la tierra. La otra parte del «hachu» (la cueta) es roma, sin corte, para usarla a modo de maza o gran martillo para clavar puntas o asentar la madera. La barrena para «forar» a mano era de hierro, una barra de dos metros y medio, para preparar los agujeros donde se colocaba la dinamita. Se introducía en el carbón ligeramente inclinada y se hacían varios agujeros en el corte. La longitud introducida variaba según el lugar donde se hiciera en el corte. Se llevaba a la fragua de la empresa para afilarla, pues la cabeza se mellaba mucho. Los mineros llevaban el reloj de bolsillo colgado del cuello con «la esterilla», una especie de cuerda larga, pues se metía bajo la cintura. Era de «retorta», un tejido de gran dureza. Las cadenas escaseaban, al igual que el dinero, por eso se usaban esas cuerdas para colgar el reloj, un instrumento básico para saber cuándo se comía el bocadillo o cuándo tocaba salir.
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La limpieza era escasa, pues no existían los cuartos de aseo. Se lavaban muy por encima en regueros cercanos. El agua fría no elimina suciedad. Se daban casos de tener que picar los cursos de agua helados para limpiar un poco la cara y las manos. Esta escasa limpieza era un aspecto para presumir, sobre todo a los mozos, pues ser minero era un orgullo frente al ganadero o agricultor. Se quedaban esas ojeras negras que parecen pintadas a propósito. Las ropas de trabajo, los bombachos, sufrían mucho por la dureza de la tarea y sólo se lavaban el fin de semana. Muchos mineros no se cambiaban siquiera. Llevaban la indumentaria de faena para casa y así volvían a la labor al día siguiente. La piel sufría mucho por ese escaso cuidado. Por falta de limpieza llegaban a salir los «dubiesos», unos bultos debajo de la piel. Las bajas eran muy corrientes, tanto por accidente como por enfermedad común. Los mineros eran también ganaderos y, en épocas de recogida de la hierba, se ausentaban frecuentemente. Por eso las empresas tenían varios guardias jurados. Sus funciones primeras debían ser vigilar las explotaciones, pero la gran cantidad de bajas hacía que visitaran a los «enfermos» en los pueblos. Si los sorprendían trabajando en el campo les multaban y los llevaban a trabajar. 
El hierro y el carbón fueron los minerales que paulatinamente fueron cambiando las actividades económicas de los quirosanos durante el siglo XIX. (...). Saber más... Ayuntamiento de Quirós.

También podía dar lugar a despido la repetición de dicha actitud. Hubo una temporada en la cual durante las vacaciones no se les dejaba trabajar. Las boleras se llenaron durante esa época con estos trabajadores. Las minas, al igual que cualquier otro trabajo, eran lugares abonados para realizar novatadas a los «guajes». Los ayudantes mineros se denominaban «guajes», pues, antiguamente, desempeñaban esas labores críos de poco más de 14 años. Eran los encargados de facilitar los trabajos a picadores o barrenistas. Les daban herramientas, traían madera, cargaban vagones y otras labores. La inocencia de los recién llegados más jóvenes en contraste con la experiencia de la veteranía propiciaba novatadas, de mejor o peor gusto. Había mineros de mala condición que trataban mal a sus ayudantes. Otros tan sólo les gastaban la broma de principiante, sin mala intención. Una muy común era encargar traer herramientas que no existían. El neófito desconocía los nombres de ciertos enseres de la mina. 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Así el escuadra tajos eran común. Un minero encargaba a su «guaje» ir a otro minero a que le diera el escuadra tajos. El otro, continuando con la broma, clavaba dos trozos de madera de mala hechura y grandes dimensiones. A veces los «guajes» tenían dificultades para llevar dentro de la mina la supuesta herramienta, inútil y de forma inapropiada para los espacios angostos. Otro tipo de broma de peor gusto consistía en mear por el ayudante. Mientras el chaval cargaba vagones o desescombraba, el minero veterano situado en la serie, a más altura, hacía la «gracia»: «guaje, llueve». Relacionado con éste, otros deponían en algún lugar y luego mandaban al «guaje» a por dinamita, o unas puntas en ese sitio. La oscuridad de la mina hace que muchas cosas se hagan más por tacto que por vista. Así se atrapaban cosas malolientes. Costumbres, acciones y omisiones de otros tiempos cuando la mina era aún más dura, con menos seguridad, menores retribuciones, peor equipamiento y más hambre.
Museo Etnográfico de Quirós. El Museo Etnográfico de Quirós se localiza sobre unos antiguos altos hornos de fundición, símbolo de la industrialización del concejo en el s. XIX. El Museo muestra la forma de vida campesina y cómo ésta se fue transformando con la minería. (...). Saber más... Ayuntamiento de Quirós. 

FUENTE: ROBERTO F. OSORIO. Publicado por La Nueva España el 07-04-2009. Ver enlace.
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AUTORES.

Roberto Fernández Osorio. Cronista oficial de Quirós. Colaborador de LA NUEVA ESPAÑA. Roberto Fernández es natural de Quirós, nació en 1971 y es licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo. Trabaja en la empresa familiar, dedicada a la producción de embutidos. Además, es partícipe constante de la actividad cultural y social del concejo. FERNÁNDEZ comenta que continuará la labor de recuperación de la historia, tradiciones y cultura de Quirós como venía desarrollando hasta ahora, en un empeño altruista por rescatar la memoria. Saber más… Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia  Twitter.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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Esta página se editó por última vez el 28 de junio de 2023 a las 08:16 horas.

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