1 de marzo de 2017

Las muertes que conmovieron el valle de Turón (Mieres)

Los amantes de San Andrés

San Andrés en Turón (Mieres). Ver Pueblos

Casimiro Fernández Iglesias y María Asunción González Viesca se pegaron un tiro en la cabeza en 1913 ante las dificultades para contraer matrimonio
Ilustración de Alfonso Zapico
La Nueva España
Hace unos años, Quilino el de Polio me contó esta historia de amor y muerte: la tragedia de dos jóvenes que prefirieron pasar unidos al otro mundo en vez de vivir separados en éste. Quilino, paradigma de hombre integro y solidario, es actualmente el mejor testigo de las luchas del siglo XX en nuestras cuencas, pero a la vez guarda un sitio en su memoria para esos otros acontecimientos que le transmitieron sus mayores y que no quiere que se pierdan en el olvido. Uno de los protagonistas del drama fue un joven llamado Casimiro, que en el momento del suceso contaba 26 años. Era hermano del abuelo de Quilino y por eso en la familia siempre se guardó su recuerdo y el del triste suceso que puso fin a su vida. Incluso su fotografía pudo sobrevivir al paso del tiempo, pero faltaba encontrar la fecha del drama y, sobre todo, ponerle nombre a la mujer que una mañana soleada, hace ya más de un siglo, unió para siempre su sangre con la de su compañero.
Ilustración de Alfonso Zapico
La búsqueda no fue fácil, ya que los suicidas no dejan huella en los libros de la Iglesia y la casualidad quiso que la anotación del juzgado se convirtiese en humo cuando el registro de aquella defunción se quemó en la revolución de octubre de 1934. Finalmente, gracias a la labor que la familia Varela está haciendo en su página elvalledeturón.net componiendo toda la genealogía de sus vecinos y a que los hechos se recogieron en su día en una pequeña reseña de la portada del diario El Noroeste, ahora podemos recomponer la historia de aquellos amantes que nos lleva por sus circunstancias a las que inspiraron el teatro de Federico García Lorca y también inevitablemente a la gran tragedia Romeo y Julieta, de William Shakespeare. Solo que esta vez el destino quiso cambiar la noble ciudad de Verona por el pequeño pueblo de San Andrés -o Santandrés, si lo prefieren- de Turón. El 23 de marzo de 1913, dos novios sellaron para siempre su relación, pero sus alianzas no fueron de oro, sino de plomo. Ella se disparó un tiro de revolver y él la correspondió apretando el gatillo de su pistola. No hubo explicación oficial y las familias tampoco dijeron nada sobre los motivos de aquella acción sin vuelta atrás; apenas una pequeña nota escrita apresuradamente que se encontró al lado del cuerpo de la mujer: "Me suicido; no se culpe a nadie de mi muerte".
Ilustración de Alfonso Zapico
Alguien comentó que unas palabras podían haber evitado las muertes. Unas frases hechas para un ritual que nunca llegaron a pronunciarse y que ella esperaba escuchar cada domingo en la misa de doce, hasta que la impaciencia dio paso a la desesperación. Como un pequeño homenaje a su memoria, ahora escribimos aquel pregón que debío decirse en 1913: "Quieren contraer el Santo Sacramento del Matrimonio, por palabras del presente, como manda la Santa Madre Iglesia y el Derecho Canónico dispone: don Casimiro Fernández Iglesias, natural de Villandio e hijo legítimo de don José Miguel Fernández y doña María Rosario Iglesias, con doña María Asunción González Viesca, natural de San Andrés e hija legítima de don José González y doña Leandra Viesca. Si alguna persona supiera algún impedimento por el cual este matrimonio no pudiera celebrarse, tiene la obligación de manifestarlo y de no hacerlo, quedaría bajo la pena de pecado mortal". El último domingo de sus vidas, ella tuvo el presentimiento de que por fin se iba a hacer público el anuncio de su compromiso y pidió a Casimiro que estuviese a su lado en la misa, pero otra vez el silencio del sacerdote se clavó en su corazón; en esta ocasión para herirlo de muerte. Los dos abandonaron el templo en silencio y con la cabeza baja para dirigirse carretera arriba hacia la cuesta de El Lago, donde vivía Asunción; cuando llegaron, ella entró en la casa mientras él se sentó a esperar, sentado en un muro frente al corredor de la vivienda que daba vista a la carretera por la que apenas transitaban aún los vehículos de motor.
Ilustración de Alfonso Zapico
El cronista de El Noroeste relató así lo que sucedió después: "Asunción González Viesca, de 19 años, soltera, natural y vecina de San Andrés, hallábase a la una de la tarde escribiendo, según referencia de su familia, cuando la detonación de un tiro de revolver alarmó a una hermana de la Asunción, quien apresuradamente corrió a la habitación de ésta, donde la halló agonizante pues se había disparado un tiro en la cabeza. Momentos después entraban en la habitación un cuñado de la suicida y don Casimiro Fernández Iglesias, novio de la Asunción, éste ante el trágico cuadro que se presentaba a su vista sufrió un acceso de desesperación y sin que nadie pudiera evitarlo se disparó un tiro atravesándose la cabeza, quedando los dos jóvenes en estado agónico". Quilino conoce más detalles. Es cierto que Asunción estuvo escribiendo en la habitación, seguramente la nota que se encontró junto a su cadáver, pero cuando decidió poner fin a su existencia quiso hacerlo guardando para siempre la imagen de su compañero y por ello se acercó al corredor y dirigió la vista hacia él. Pero, como si hubiese adivinado lo que iba a suceder, en el último momento, Casimiro también miró a la casa y pudo ver el disparo y la sangre brotando como un clavel macabro en la sien de su amada. Entonces subió precipitadamente a la vivienda y al llegar a la habitación se arrodilló para acariciar a la joven y arreglar su vestido, luego sacó una pistola de su bolsillo y sin que nadie pudiese evitarlo también apretó el gatillo. No murieron inmediatamente, aún hubo tiempo de avisar al juez, quien se trasladó hasta San Andrés, aunque no pudo tomar declaración a los heridos, que yacieron juntos, desangrándose en silencio hasta que dejaron de existir a las siete de la tarde.
Ilustración de Alfonso Zapico
Turón vivía aquel año un momento crucial en su historia. Desde que en 1890 un grupo de industriales vascos se había hecho con los ricos yacimientos de carbón de la zona para fundar la empresa Hulleras de Turón, el valle estaba atrayendo a centenares de familias de toda España que buscaban trabajo en sus minas. En 1913 concluyó en el paraje de La Rabaldana la profundización del pozo Santa Bárbara, que acabaría convirtiéndose en uno de los más emblemáticos de la Montaña Central y a la vez se multiplicaba la construcción de viviendas obreras que cambiaban apresuradamente la existencia campesina por la vida proletaria. Todos los vecinos, los naturales del valle y los recién llegados, acompañaron al día siguiente al cortejo fúnebre sobrecogidos por el suceso; la prensa contó que 1.300 almas habían seguido a los dos féretros hasta el cementerio en una manifestación de duelo como pocas veces se había visto. Según parece, los dos suicidas eran de diferente clase social y esta pudo ser la razón que impidió que su relación llegase a buen puerto por la oposición de los tíos de ella, de una familia más acomodada que la de él. Casimiro era minero. El tercer hijo de un sastre, forzado a aquel trabajo por una cojera que le impedía otras labores y que se esforzaba cada día con su mujer por llevar el pan a un hogar con seis hijos. 
Ilustración de Alfonso Zapico
El primero se llamaba Ramón y acabó alcanzando cierta fama en Argentina como médico naturista; luego vino Teresa y, después de Casimiro, José (el abuelo de Quilino); otro varón llamado Jesús y, ya en 1893, María Herminia, quien debió de morir muy pronto ya que en la familia no se sabe nada de su existencia. Para conocer algo sobre Asunción tenemos que volver a elvalledeturón.net y de sus datos deducimos que, según una costumbre muy extendida en la época, pudo haber heredado su nombre de otra hermana nacida dos años antes, que seguramente falleció prematuramente; también tuvo otro hermano llamado Maximino y dos hermanas más. Una fue Bernarda, quien en el momento de los suicidios estaba casada con Manuel Suarez González, el cuñado citado por El Noroeste como testigo de los hechos. La otra María de La Visitación, quien quiso que no se olvidase el nombre de Asunción y bautizó como ella a la hija que tuvo el 27 de febrero de 1915. Nosotros también queremos honrar hoy la memoria de dos amantes cuya muerte conmovió en su día al valle de Turón. Ojalá hayan encontrado la paz que quisieron buscar juntos aquel primer domingo de primavera.'
Ilustración de Alfonso Zapico
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 24-01-2017. Ver enlace.
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AUTORES.

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE:

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”

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