El "Estripador" mató hace un siglo
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Ramón Cuervo,
(1891 – 1917) nació en Santa Cruz, Llanera, España y falleció en una pequeña
villa ubicada en Cuba. (según los informes, no hay registros exactos sobre
cuando falleció Ramón ni de qué manera, pero se estima que luego de recibir la
sentencia, se suicido ese mismo año ya que no se supo nada mas de él). Se lo
conocía como «EL VAMPIRO DE AVILÉS». |
Cien años del crimen
en La Magdalena del último sacamantecas de España, Ramón Cuervo, que degolló y
bebió la sangre del niño Manolín Torres
Ramón Cuervo asesinó al niño Manuel Torres hace casi cien
años, el 18 de abril de 1917. Le abrió la garganta y se bebió su sangre. Creía
que aquel era el mejor método para recuperar el aliento que la tuberculosis que
arrastraba desde hacía tiempo le había hecho perder. El "Estripador de
Avilés" -así le bautizó la prensa del momento- fue el último vampiro
español. Su pista se pierde a la altura de la ermita de La Consolación, en
Corvera, camino de Oviedo. La Guardia Civil le escoltaba, temía su linchamiento.
La ciudad reclamaba venganza. Ha pasado un siglo de aquel crimen, pero su
memoria sigue fortalecida entre los avilesinos. Aquel sanguinario crimen
terminó transformándose en cuento para niños malos.
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Ilustración de Alfonso Zapico
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El infanticida bajó a la villa un día de mercado. Venía de
Santa Cruz, en Llanera. Como el depredador en que se había convertido, recorrió
la ciudad buscando la víctima que había de salvarle. La halló en la plaza de La
Magdalena. Acababa de sonar la campana de la escuela del pueblo. Manuel Torres,
Ángel Ovies y Agustín García Sánchez, los tres de ocho años, jugaban antes de
regresar a casa. La Magdalena había sido en los años medievales sanatorio de
leprosos. Ramón Cuervo se les acercó. Era un forastero de gran altura que tenía
una pequeña cicatriz en la cara y vestía una chaqueta color café y unas
alpargatas rojas. Esto se supo después, cuando Manolín Torres no llegó a casa y
su familia salió a los montes en su busca. Agustín García Sánchez y Ángel Ovies fueron los que
aseguraron que el tipo alto y misterioso se había dirigido a los tres guajes
para decirles que buscaba la fábrica de la empresa Suiza Española, una
mantequería que a comienzos del pasado siglo daba empleo a buena parte de los
vecinos de la localidad de La Magdalena. Manolín Torres le dio las señas. Cuervo
le pidió que le acompañase.
Le ofreció una perra gorda y, después, el futuro
asesino y su víctima se perdieron por el camino de La Ceba. Cuando el chaval
apareció, unas pocas horas después, era ya un cadáver. Ramón Cuervo pertenece a una tradición tenebrosa de asesinos
enloquecidos por la sangre más joven: los sacamantecas. Ricos, enfermos e
ignorantes rendidos a tratamientos desalmados dictados por curanderos tan
pobres e ignorantes como sus propios y averiados clientes. Cuervo es el último
de esta saga de infanticidas. Antes que él habían actuado Manuel Blanco
Romasanta, "O Lobishome" (detenido en 1852); Juan Díaz de Garayo, el
primer "Sacamantecas" (detenido en 1880); Francisco Leona, el asesino
de Gádor (actuó en 1910); Enriqueta Martí, la "Vampira de Barcelona"
(apresada en 1912); José González Tovar, el "Tío Mantequero"
(arrestado en 1913). Todos se ensañaron con sus víctimas (mujeres y niños),
muchos mataron por encargo y alguno, por celebrar su poder.
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La plaza de la iglesia de La Magdalena, a principios del siglo XX. (L.N.E.) |
El "Estripador de Avilés", según propia confesión,
sufría de tisis desde 1914. Queda constancia de haber sido atendido por un tal
Negro Francisco, según la familia de Torres, en la isla de Cuba. Se estima que
la visita al curandero abrió el corazón de Cuervo a la esperanza. Se trataba de
beber la sangre de un niño tierno. ¿Manuel Torres fue la primera víctima?
Seguramente no. Las fechas no cuadran: sufre de tuberculosis desde 1914 y mata
a Manolín Torres en 1917. ¿No actuó entre medias? La familia de la víctima
recordaba un episodio de una niña que encontraron muerta, junto a un árbol, en
Llanera. Quizás sólo murió tras caerse y clavarse una rama: nadie se preocupó
de investigar aquella muerte. La familia de Manuel Torres se hizo eco de un
rumor que había corrido por Avilés en aquel tiempo: si Ramón Cuervo era de
Llanera y la niña muerta también, la niña muerta había sido la primera víctima
del infanticida o, al menos, una de ellas. Por el momento, no hay más datos que
asocien los dos episodios criminales salvo la experiencia criminológica que
lleva a asegurar que un depredador deja de cazar sólo cuando es apresado o
muerto.
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Recorte de prensa del infanticio en ABC. Saber más. |
¿Es el caso de Ramón Cuervo? La muerte de Manolín Torres Rodríguez se produjo al poco de
su desaparición. José y Benigna, los padres del chico, dieron parte en el
cuartelillo e inmediatamente la Guardia Civil organizó las patrullas de
búsqueda. A las ocho horas, Edelmira Flórez, que peinaba el monte de La
Arabuya, descubrió un bulto humano. Supo que era del cadáver del niño. Le
habían abierto la garganta, estaba desangrado. El "Estripador de
Avilés" se descubrió y el miedo atenazó la vida de aquella población
asturiana que entonces vivía el auge del dinero llegado de América. El asesinato de Manolín Torres quedó en Avilés como un
cuento "asustaniños". Los hechos reales fueron escondidos en la
intimidad de la larga familia de la víctima. No se podía llegar tarde a casa no
fuera a ser que uno se encontrase con "El Estripador". El crimen de
La Magdalena conmocionó la ciudad al completo, pero aquella ciudad de la
segunda mitad del siglo XX -con Ensidesa bullendo- ya no era la misma que se
había helado cuando Edelmira Flórez descubrió el cadáver palpitante del chaval
convencido por el brillo de una perra gorda.
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Aspecto actual de la plaza de La Magdalena, donde hace cien años jugaban Manolín Torres y sus amigos tras salir de la escuela. Ver enlace. |
El juez Prada Vaquero asumió la investigación. Gregorio
Heres y Francisco Roches sirvieron como oficiales; Rafael Hernández, como
alguacil y los doctores Carreño y Puerta fueron los médicos encargados de la
autopsia. Prada Vaquero comenzó a tomar declaraciones a todos los testigos. Dos
mujeres fueron clave en la identificación del asesino: Paquita Ovies y Adela
Pérez. Las dos señalaron la cicatriz de Cuervo como elemento identificativo.
Las dos le habían reconocido: le llamaron Ramón de Paulo. La familia de Manolín Torres hace memoria: "La noche en
que le mató, el hombre durmió aquí, en Avilés. Dio la casualidad, porque eso es
una casualidad también, ¿no?, de que entonces nosotros vivíamos en Llano Ponte,
teníamos una panadería donde estaban las cocheras del Tranvía Eléctrico.
Mismamente enfrente había un mesón, uno de esos mesones antiguos donde venía la
gente de Asturias, que dejaba los burros, los caballos.
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Noticia de “El
Noroeste”. Vampiros en Avilés en 1917. Ver enlace. |
Pues esa noche durmió
ahí, se llamaba Casa Mayo, era grandísimo", aseguró en su día a LA NUEVA
ESPAÑA Sara de la Campa, una de las primas del guaje, la hija de sus padrinos.
En Casa Mayo cayó el asesino. "Le llevaron esposado por todas las calles
de Avilés, le bajaron por la calle de la cárcel [Ruiz Gómez]. La gente iba
detrás de él, insultándolo. Querían matarlo y todo. Uno salió con un cuchillo
contra él. Aquello fue horroroso", continúa Sara de la Campa. Ramón Cuervo
no confesó. Mantuvo su inocencia. Por eso el Juez Prada Vaquero siguió
interrogando testigos. Indalecio Prendes era farmacéutico en Avilés, procedía de
Perlora, en Carreño. Era primo del abuelo materno de Manolín Torres. Fue él
quien le había vendido al asesino el cloroformo con que el infanticida durmió
al chaval antes de abrirle la garganta. Cuervo le había dicho que tenía que
matar a una vaca. La Guardia Civil decidió trasladar al asesino a Oviedo. Su
rastro se pierde en Corvera y en Corvera comienza su leyenda.
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Captura de pantalla de uno de los asesinos más famosos y enfermos de la historia. Jack el Destripador fue un asesino que cometió varios crímenes en 1888. Saber más. |
FUENTE: SAÚL
FERNÁNDEZ. Publicado por La Nueva España el 22-01-2017. Ver enlace. ______________________________________________________________________
AUTORES.
Saúl Fernández.
Redactor en La Nueva España. Periodista especializado en información cultural e
industrial. Crítico de teatro y de literatura. (LNE)
El blog de Acebedo (Antología de
Historia). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y
la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender,
para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que
vivimos.
“El único deber que
tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra
tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este
blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como
decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895),
“soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío
nella”
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NOTA: Los nombres de los
autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es
así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve
en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para
hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los
autores.
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