28 de enero de 2017

El médico de los locos

Acerca del doctor Salas
El doctor Salas, en las escaleras de la puerta principal de su sanatorio
Evocación del psiquiatra y neurólogo que se hizo célebre en la villa desde su sanatorio de El Bibio y padre de la científica española más laureada
El edificio del Sanatorio Salas
Dada la peculiar idiosincrasia de Gijón, a lo largo de los tiempos una serie de personajes populares han pasado a figurar en la intrahistoria de la villa por los más variados motivos, aunque con el paso del tiempo de muchos de ellos sólo se conozca una breve pincelada de lo que fueron e hicieron. Uno de ellos puede ser quien protagoniza esta crónica: José Salas Martínez, quien en el acervo local será siempre el doctor Salas, el médico de los locos.
Para acercar la figura del doctor Salas a estas líneas nos valemos de los apuntes tomados en una conversación con una de sus hijas: Margarita Salas Falgueras, la científica española más laureada y marquesa de Canero, donde tienen su casa solar los Salas, en el palacio de Llamas.
José Salas Martínez nació en 1905 en Viana del Bollo (Orense) por casualidad, la derivada de que su padre, Francisco Salas, registrador de la Propiedad, se encontraba en tierras gallegas en el desempeño de su profesión, que le llevaría también a otras localidades españolas, entre ellas Valladolid, donde José Salas estudió el Bachillerato.

José Salas juega una partida con Arturito Pomar, niño prodigio del ajedrez español
Luego, en la Universidad Central de Madrid estudió Medicina y amplió estudios de Psiquiatría en Turingia (Alemania). Durante su etapa matritense coincidió, en la Residencia de Estudiantes, punta de lanza de la modernización educativa en la España del primer tercio del siglo XX, con Buñuel, García Lorca o el también valdesano Severo Ochoa, de quien José Salas era primo político, ya que una tía del doctor, Amalia Salas, estaba casada con un tío de Severo Ochoa, Álvaro de Albornoz Liminiana, dos veces ministro de la Segunda República (de Fomento y de Justicia), miembro destacado del partido Izquierda Republicana y jefe del Gobierno de la República en el exilio.
De vuelta a España desde Alemania, José Salas Martínez comenzó a trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos (Madrid), a las órdenes de José Miguel Sacristán, entonces uno de los más reputados psiquiatras españoles. Durante los años republicanos José Salas llegó al cargo de subdirector del manicomio de mujeres de Ciempozuelos, especializándose en el llamado «Test de Rorschach», que lleva el apellido de su creador y que se utiliza para evaluar la personalidad mostrando al paciente una serie de láminas que tienen manchas de tinta sin formas definidas.
Y en pleno debate de las diversas corrientes teóricas de la Psiquiatría, fundamentalmente entre los progresistas, entre los que figuraba el doctor Salas, y los derechistas, ocurrió un suceso que haría correr ríos de tinta en la prensa española de la época. Fue en 1933, en un piso de la madrileña calle de Galileo, donde Aurora Rodríguez mató de un disparo a su hija Hildegart. Un episodio en el que se entremezclaba la política y el feminismo y que Fernando Fernán Gómez llevó al cine, en 1977, con la película «Mi hija Hildegart».
Margarita Salas Falgueras. Hija der doctor Salas. Doctora Honoris Causa (20 de Octubre de 2009)
En su libro «El manuscrito encontrado en Ciempozuelos», el psiquiatra gijonés Guillermo Rendueles cuenta que durante el juicio de Aurora Rodríguez el doctor José Salas ayudó a la defensa de la rea, que pretendía probar su enajenación mental, mientras que la acusación, que defendía lo contrario, tuvo como perito a otro famoso psiquiatra entonces, el médico militar y director del manicomio de hombres de Ciempozuelos Antonio Vallejo-Nágera, quien en la Guerra Civil sería nombrado jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército nacional y autor de un estudio para «patologizar» las ideas de izquierda.
La Guerra Civil marcaría un antes y un después en la profesión de José Salas Martínez. Encarcelado en Navalcarnero por los nacionales, «mi padre era un liberal, pero pesaba el estigma de que era sobrino político de Álvaro de Albornoz», relata su hija Margarita Salas, al final, con la ayuda de un general del ejército vencedor de la contienda, el doctor Salas fue puesto en libertad, pero con la recomendación de que no fijara su residencia en Madrid.
Al acabar la guerra, en 1939, la familia se traslada a Gijón, y el doctor Salas abrió un sanatorio de enfermedades nerviosas y mentales en el número 161 de la entonces avenida del General Mola (frente a la plaza de toros de El Bibio y las cocheras de la Compañía de Tranvías). Comenzó así su vida gijonesa hasta su fallecimiento, el 21 de junio de 1962, en Madrid
Una imagen del Gijón de la época
«Mi padre alquiló la casa a los Nespral. Era muy grande y tenía un jardín muy bonito. Nosotros vivíamos en el primer piso y los pacientes estaban en el segundo y en el tercero. Fueron unos años muy agradables. Casi convivíamos con los pacientes que no eran agresivos e incluso jugábamos con ellos», recuerda Margarita Salas, igual que una de las anécdotas «que se contaban en Gijón, que no había sucedido realmente, sobre un día que varios pacientes del sanatorio estaban jugando al fútbol en la terraza del jardín y se les cayó el balón al recinto de la plaza de toros; cuando lo fueron a buscar les dijeron que no se lo devolvían y entonces ellos dijeron que la próxima vez que se cayera un toro en la terraza del sanatorio no lo devolverían».
Psiquiatra y neurólogo de prestigio, el doctor Salas se integró muy bien en la vida gijonesa. «La gente le tenía mucho respeto y, además, era un excelente jugador de ajedrez. Fue presidente de la Federación Asturiana de Ajedrez y en una ocasión ganó al campeón inglés, Wood», cuenta su hija Margarita. También muy aficionado al fútbol, la científica apunta de su padre que «de joven fue un buen jugador y estuvo de amateur en la Gimnástica de Madrid (la Real Sociedad Gimnástica Española) y le metió un gol a Ricardo Zamora».
Considerado un médico humanista, como reza el título del libro que sobre el doctor Salas se publicó hace diez años dentro de la colección Crónica General de la Psiquiatría en Asturias, también era un enamorado de la música hasta el punto de que, relata Margarita Salas, «sus amigos le conocían como la polifónica Salas».
Autor de varios libros, entre ellos «Manual de la enfermera general y psiquiátrica», publicado en 1935, José Salas falleció en Madrid cuando contaba 57 años. Estaba casado con Margarita Falgueras Gatell y tenía tres hijos: José, Margarita y María Luisa. El varón estudió Medicina y las dos hijas Químicas. Los tres se dedicaron a la investigación.
El 23 de junio de 1962, en su sexta página, el diario «Voluntad» publicó un obituario del doctor Salas, en el que recogía «con profundo pesar la noticia del fallecimiento del doctor don José Salas, un hombre que en nuestra ciudad era una verdadera institución (...) Además de ser un excelente especialista en Psiquiatría, fue un hombre de una cultura vastísima, que abarcaba -al margen de las materias propiamente profesionales- desde la Filosofía, la Literatura y la música hasta la teórica del ajedrez, juego en el que llegó a ser uno de los más destacados valores nacionales».
Recordaba asimismo el diario gijonés en el obituario que José Salas también había sido crítico de ajedrez en las páginas de «Voluntad» con el seudónimo de «Doctor Intríngulis» y «como médico psiquiatra uno de los más prestigiosos del ámbito nacional».
El doctor José Salas
FUENTE: J. M. CEINOS
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