Nochevieja en
la Puerta del Sol. Dibujo de Cristóbal Arteche para la revista Crónica en 1933.
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El protagonismo de las masas europeas a principios del siglo XX llevó los festejos de Nochevieja a grandes locales con cena, música en directo, regalos y baile. La Razón. |
La Razón
La historia empieza en “Sumer”, tituló “Samuel Noah Kramer” aquella obra, ya un clásico, que desvelaba el origen mesopotámico de muchas ideas y costumbres actuales. Una de ellas es la celebración de la llegada del año nuevo. En aquel entonces, hace 4.000 años, se hacía coincidir con el sembrado para nuevas cosechas, entre finales de marzo y comienzos de abril, con la primera luna creciente del primer día de la primavera. La fiesta duraba todo un ciclo lunar; es decir, en torno a once días. Esa significación astronómica y agrícola, con el vínculo entre la estación marcada por los cuerpos celestes y las necesidades del campo, no se escapaba a la ofrenda religiosa.
La historia empieza en “Sumer”, tituló “Samuel Noah Kramer” aquella obra, ya un clásico, que desvelaba el origen mesopotámico de muchas ideas y costumbres actuales. Una de ellas es la celebración de la llegada del año nuevo. En aquel entonces, hace 4.000 años, se hacía coincidir con el sembrado para nuevas cosechas, entre finales de marzo y comienzos de abril, con la primera luna creciente del primer día de la primavera. La fiesta duraba todo un ciclo lunar; es decir, en torno a once días. Esa significación astronómica y agrícola, con el vínculo entre la estación marcada por los cuerpos celestes y las necesidades del campo, no se escapaba a la ofrenda religiosa.