Algunos de los
siderúrgicos y trabajadores de empresas auxiliares el 9 de octubre de 1992,
cuando se inició la "marcha de hierro". La Nueva España. |
Aquel 9 de
octubre de 1992, llovía con intensidad en Oviedo. Cerca de 300 siderúrgicos
emprendían la mayor gesta del movimiento obrero asturiano hasta entonces
conocida (...). Saber más... blogs. El Comercio. |
La Nueva España
Han pasado más de 30 años, y los protagonistas y sus familias siguen recordando aquellos días como si hubieran sido hace nada. La «marcha de hierro» en defensa de la siderurgia integral y pública fue «una movilización histórica». Dieciocho días de caminata hasta Madrid. 500 kilómetros con sol, lluvia y frío, para exigir al Gobierno de Felipe González un futuro para la siderurgia y para Asturias. Algunos «rompieron» por el camino; las agujetas no se sentían porque era muchísimo peor el dolor de las heridas en los pies, y en las cabezas de aquellos 250 siderúrgicos planeaba continuamente la duda sobre el resultado de tanto esfuerzo. El objetivo último de la histórica «marcha de hierro» era salvar la siderurgia, y que siguiera siendo de mayoría de capital público. Solo lo primero se consiguió. Pero sus protagonistas consideran que la clave del éxito de aquella protesta que resonó a nivel nacional e internacional fue la unión, sin siglas ni ideologías, de toda una región. Y la concentración multitudinaria en Madrid ante el Ministerio de Industria, contra los pronósticos del Gobierno, fue el punto de inflexión.
Han pasado más de 30 años, y los protagonistas y sus familias siguen recordando aquellos días como si hubieran sido hace nada. La «marcha de hierro» en defensa de la siderurgia integral y pública fue «una movilización histórica». Dieciocho días de caminata hasta Madrid. 500 kilómetros con sol, lluvia y frío, para exigir al Gobierno de Felipe González un futuro para la siderurgia y para Asturias. Algunos «rompieron» por el camino; las agujetas no se sentían porque era muchísimo peor el dolor de las heridas en los pies, y en las cabezas de aquellos 250 siderúrgicos planeaba continuamente la duda sobre el resultado de tanto esfuerzo. El objetivo último de la histórica «marcha de hierro» era salvar la siderurgia, y que siguiera siendo de mayoría de capital público. Solo lo primero se consiguió. Pero sus protagonistas consideran que la clave del éxito de aquella protesta que resonó a nivel nacional e internacional fue la unión, sin siglas ni ideologías, de toda una región. Y la concentración multitudinaria en Madrid ante el Ministerio de Industria, contra los pronósticos del Gobierno, fue el punto de inflexión.