19 de enero de 2020

Curiosidades y anécdotas durante la contienda en Oviedo

La Guerra Civil, maraña de prohibiciones
Ilustración de Alfonso Zapico
Entre las órdenes que afectaron a los ovetenses durante la contienda figuraban las de llevar banderas en los coches y sacar de la ciudad abrigos, hilos y corchetes
Ruinas entre el matadero y Arzobispo Guisasola, durante el cerco a Oviedo. https://www.lne.es/noticias-suscriptor/oviedo/2019/12/07/guerra-civil-marana-prohibiciones/2568318.html
Ya hace ochenta años del fin de la guerra civil española y son muchas las curiosidades y anécdotas, que se dieron durante la contienda en Oviedo. Algunas llegaron a ser hasta divertidas sino fuera porque de fondo existía una dramática situación de riesgo de perder la vida o de superar las necesidades más perentorias de alimentación o higiene diarias. Justo al mes de estallar el conflicto, el 19 de agosto de 1936, en plena orgía represiva de ambos bandos, el delegado en la Cárcel Modelo de la Primera Autoridad Militar en Oviedo advertía de que "son inútiles las recomendaciones que se hagan en favor de los detenidos". Después de dos meses de lucha, el 20 de setiembre de 1936, el diario "Región" daba cuenta de la recepción de la primera carta en dos meses, procedente de Boñar, por conducto de la Comandancia Militar a través de la aviación franquista que partía de León. En el sobre figuraba el texto "suplicada a nuestra gloriosa aviación" y venía firmada por varios asturianos residentes en la villa leonesa.
Ilustración de Alfonso Zapico
Con el fin de responder a la impunidad de la aviación republicana que empezó a bombardear la ciudad a partir del 25 de julio, el diario "Región", el 29 de agosto de 1936, patrocinó una suscripción en la ciudad para ¡adquirir un avión! Durante varios días se publicaron relaciones de donantes en favor de aquel despropósito. Hasta hubo un donativo anónimo de 15.000 pesetas, un capital para la época. Al final el jefe militar de la ciudad, el coronel Aranda, puso un poco de sentido común y se canceló la suscripción. Desconocemos si se devolvieron las cantidades aportadas a sus donantes... El 30 de agosto de 1936, la prensa informaba de que a partir del día siguiente, sólo podría circularse por las calles de Oviedo hasta las nueve de la noche. Los establecimientos públicos podían permanecer abiertos hasta las 8 y los domingos y festivos hasta las nueve, permitiendo abrir a partir de las 6 de la mañana. En diciembre de 1936, un nuevo decreto regulaba los horarios, fijando los cierres a las siete y media. Curiosamente en el año 1929, a los cafés y restaurantes se les autorizaba a estar abiertos hasta las doce de la noche con una condición sorprendente: a partir de las 10,30 no se despachaban bebidas alcohólicas.
Ilustración de Alfonso Zapico
Las comunicaciones regulares con Oviedo por tren o autobús estuvieron limitadas hasta la zona republicana durante el tiempo que duró el asedio a la capital. Con la apertura del "pasillo" del Naranco a partir del 17 de octubre de 1936, se puso en funcionamiento desde el 9 de noviembre la línea de viajeros a Grado, Salas y Luarca, haciendo transbordo en Grado. Una orden curiosa es la promulgada el 30 de diciembre de 1936, en la que se establecía la prohibición de sacar de Oviedo artículos de abrigo y objetos como hilos, botones y corchetes, que la autoridad militar estimaba necesarios para la población. Oviedo era entonces toda una referencia en el norte de España en el sector de la paquetería. En alguna época llegó a reunir hasta 12 almacenes, y era habitual la concurrencia de forasteros que acudían a la ciudad a proveerse de prendas de abrigo y complementos para sus negocios. Llama la atención otra orden del 18 de junio de 1937, del Juzgado de Instrucción de la capital con sede en Ules, en la que advierte a los médicos de Oviedo el "deber de no facilitar certificados facultativos a procesados, testigos y peritos, más que en caso de tratarse de enfermedad verdaderamente comprobada".
Ilustración de Alfonso Zapico
Otras prohibiciones durante el periodo bélico fueron la de llevar banderas en los coches y la exportación de ganado y de avellana. También se reclamaba la entrega de máquinas de escribir o aparatos de radio a quienes estuvieran en posesión de ellos. En marzo de 1938 el Ayuntamiento de Oviedo, ante la falta de "material mecánico", prohíbe a partir del 1 de abril "la colocación de recipientes de basura en los portales de las casas y entradas de comercios y almacenes y los vecinos la bajarán a la hora del paso de los camiones que se avisará mediante toque de corneta un cuarto de hora antes de pasar el camión". No abordamos el tema de la imaginación para la supervivencia diaria de adquirir alimentos, carbón o leña. Pero cabe recordar que el primer producto que faltó en Oviedo durante el asedio fueron los huevos y así continuaría el resto del conflicto, incluso en los años inmediatos a la terminación de la guerra. A propósito de esa escasez Eugenio D'Ors propuso una de sus ideas ingeniosas y dijo: "Hay que suprimir el plural de huevos".
Ilustración de Alfonso Zapico
FUENTE: PEDRO RODRÍGUEZ CORTÉS | CRONISTA DEL CENTRO ASTURIANO
Las ilustraciones del artículo son del ilustrador asturiano Alfonso Zapico. Dibujos extraídos de “LA BALADA DEL NORTE” Novela gráfica de Ficción que ya está editada la III parte de las cuatro que consta. Libros de ALFONSO ZAPICO.


Pedro Rodríguez Cortés, cronista oficial del Centro Asturiano de Oviedo y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA. Foto: L. MURIAS. (LNE)








Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de tres tomos.  Esta magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
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