Plano medieval de Oviedo. Año 1522. (Pinterest) |
La
ciudad del Medievo, palimpsesto de memoria e identidad, laboratorio de ideas y
saberes, forjó otra, contemporánea, que destruyó sus orígenes y sigue
despreciándolos
Grabado de Parcerisa de la torre de la Catedral (1855). (Todocolección)
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Ver el futuro en el pasado es una clave
de lectura que los medievalistas conocemos bien, especialmente quienes nos
dedicamos al estudio de ciudades con más de mil años de historia. Así, formamos
una idea atemporal de ciudad donde, en el mejor de los casos, lo viejo y lo
nuevo conviven en perfecta armonía. Los estudiosos de la ciudad medieval
tratamos de comprender sus dinámicas proyectándolas hacia nuestros días y
viceversa, devolviéndonos esa dialéctica -exquisita conjunción de memoria
histórica y cambio- las claves interpretativas más profundas de la identidad
urbana. No hay mejor prueba de la verdadera utilidad de la historia: comprender
el presente por el pasado y el pasado por el presente, en palabras del admirado
M. Bloch.