El oso yuntero de Arbas
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Cuenta la leyenda que, durante la construcción de la iglesia, un buey que tiraba de un carro cargado de piedra traída desde el pico Tres Concejos fue atacado y después devorado por un oso. El canónigo que guiaba el carro unció al oso en sustitución del animal muerto y tuvo que acarrear piedra, emparejado al buey superviviente, hasta que concluyó la construcción del templo. http://asturgeografic.blogspot.com.es |
Las interpretaciones y leyendas vinculadas a
los animales representados en una portada lateral de la real colegiata
de Santa María, templo románico ubicado en Villamanín y vinculado a Lena
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Ilustración de Alfonso Zapico |
http://www.lne.es
El 15
de diciembre de 1989 los trabajadores que cada mañana cruzaban la zona
financiera del corazón de Nueva York hacia el edificio de la bolsa, se
encontraron con una escultura que embellecía su paseo. Era una buena
representación en bronce de un toro a punto de embestir y al parecer se
había colocado la noche anterior sin previo aviso ni ceremonia de
inauguración. La cosa, que ya era extraña por esta circunstancia, tomó
la categoría de misterio cuando la policía se dio cuenta de que nadie
conocía nada sobre su procedencia ni se había autorizado su colocación a
pesar de que pesaba 3.200 kilogramos.
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A la estructura original se fueron añadiendo nuevos elementos, sobre todo durante el siglo XVII y el XVIII: la torre cuadrada, la bóveda de la nave central, el pórtico y la sacristía sur. http://asturgeografic.blogspot.com.es |
El enigma no tardó en
resolverse, pero los detalles del asunto fueron también sorprendentes.
El responsable de todo había sido el artista italiano Arturo Di Modica,
quien había gastado todos sus ahorros en aquella acción con la que
quería alegrar las navidades a sus vecinos después de la crisis bursátil
de 1987. Al día siguiente, una grúa se llevó al fantástico animal, pero
después de algún tira y afloja y a petición popular, el toro fue
colocado definitivamente en un plaza al final de Broadway y hoy es uno
de los iconos que buscan los turistas que visitan la gran ciudad y
también de los empleados de la Bolsa que lo han aceptado como símbolo
del éxito en su actividad.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
De Modica escogió al toro para su
escultura porque conocía que los inversores ya identificaban este animal
con la subida de acciones, igual que hacen en sentido contrario con el
oso, al que ven como símbolo de las pérdidas y así, en el argot
financiero, se llama "mercado toro" a la tendencia alcista y "mercado
oso" a la baja. Por eso también están las dos figuras frente al
monumental edificio que alberga la bolsa de Fráncfort, conocida como la
catedral de los capitalistas por su cúpula de 43 metros de altura. Y
ahora ya se estarán preguntando cual es la relación de esta historia
con la Montaña Central. Pues bien, para encontrarla debemos subir hasta
la real colegiata de Santa María de Arbas, que aunque se ubica en
tierras de Villamanín siempre ha estado vinculada al concejo de Lena.
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Se
trata, como a lo mejor ya saben, de un hermoso edificio de traza
románica, levantado junto a un hospital de peregrinos, aún más antiguo,
en el que abunda la decoración con figuras simbólicas, sobre todo en una
de las arquivoltas del arco interior donde pueden verse cabezas
humanas, animales cuadrúpedos, un extraño personaje tumbado con un libro
en una mano y una paloma en la otra, una rana, serpientes, leones y, en
fin, una colección de figuras que en se esculpieron en su día con un
significado que se nos escapa. Pero hoy nos interesa más otra
portada lateral, abierta en el lado occidental dentro del cuerpo
inferior de la torre porque allí, una frente a la otra, vemos
representadas las figuras de un oso y lo que algunos interpretan como un
toro y otros como un buey; algo imposible de determinar con certeza, a
partir de una cabeza de piedra, pero que nos lleva más de mil años atrás
a encontrarnos con los mismos animales de los inversores de Nueva York y
Fráncfort.
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La salida de misa, grabado de J. Cuevas. (Archivo del Blog) |
A pesar de que estos motivos se repiten también en
otros lugares como la portada del Perdón de San Isidoro de León, en
Arbas siempre han llamado la atención, hasta el punto de que tienen su
propia leyenda, vinculándola con la fundación de este establecimiento. Según se cuenta, los protagonistas fueron los primeros ermitaños que se
asentaron en el lugar y estaban empeñados en la construcción del templo
primitivo. Al parecer, uno de ellos llamado Pedro, que se había dormido
rendido por el trabajo, fue despertado por una voz que gritaba su nombre
desde el cielo para que pudiese ver como un oso mataba a uno de los dos
bueyes que tiraban del carro en el que se acarreaban la piedra desde la
cantera abierta cerca del Pico Tres Concejos. Entonces el cantero
en vez de amilanarse se enfrentó con el animal, dominándolo y
perdonando su vida a cambio de que pasase a ocupar el lugar de su
víctima.
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Ilustración gallega y asturiana- Archivo del Blog |
Aunque yo prefiero otra versión más pacífica, que explica como
el devoto dormilón, se dirigió hasta al plantígrado para convencerlo de
que no había nada más noble que dedicar la vida a levantar iglesias y la
fiera arrepentida de su acción se dejó uncir en el lugar que había
ocupado su víctima. De cualquier forma, hay que decir que esta
historia tampoco es original y se repite con algunas variantes en otros
sitios sagrados que cuentan a su vez con las dos figuras esculpidas. Por
ejemplo en Liébana, donde se cree que fue el fundador del monasterio,
Santo Toribio, quien meditaba en el bosque sobre la manera de convencer a
los montañeses para que le ayudasen con su obra, el que vio una feroz
pelea entre un oso y un buey y sin dudarlo los separó, obteniendo como
agradecimiento que ambos le ayudasen a arrastrar la primera piedra del
edificio, con la consiguiente conversión de los vecinos del lugar, que
pasaron a ser fervientes cristianos.
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Ilustración gallega y asturiana- Archivo del Blog |
Debemos decir que hay quien
prefiere otra tradición, también sin ningún fundamento, que atribuye al
rey Pelayo la fundación de Arbas, pero dejándonos de fantasías, es
imposible saber lo que querían plasmar realmente los canteros medievales
con estas representaciones, porque a pesar de que se han escrito
cientos de libros sobre el significado de las fantásticas esculturas del
arte románico, siempre se trata de deducciones y opiniones personales
de las que no se puede concluir nada con seguridad.
Aunque nunca
sabremos con certeza la antigüedad de estas leyendas, si las queremos
remontar al origen de las construcciones, debemos tener en cuenta que
Santo Toribio de Liébana empezó a construirse en 1265, mientras que la
hospedería y el hospital de Arbas estaban abiertas desde antes del 1200
por una comunidad que se regía por la regla de San Agustín y según la
documentación que se conserva ya había recibido espléndidas donaciones
de nobles asturianos y hasta del emperador Don Alfonso, y su hijo Don
Fernando II, quien incluso se había hospedado allí con su heredero en
1216.
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Ilustración gallega y asturiana- Archivo del Blog |
Lo que si podemos hacer es un paralelismo entre los osos y
los toros que nos dejaron nuestros antepasados y los que hoy se
presentan ante las bolsas, que no son otra cosa que los nuevos templos
de la deidad que ha acabado teniendo más adoradores en este mundo: el
dios Dinero. En ambos casos la lectura es parecida: el oso, símbolo de
la Libertad y el andar por libre representa lo malo y el buey, o el toro
si lo prefieren, es el camino hacia la felicidad, la celestial para los
hombres del medievo y la terrenal para los financieros y banqueros de
la actualidad. La leyenda de Arbas nos recuerda el esfuerzo de
quienes eligieron este lugar para edificar un hospital de peregrinos
sabiendo que allí ya venían parando obligatoriamente los que optaban por
recorrer el camino asturiano para dirigirse a Santiago de Compostela.
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Paso del Puerto de Pajares. Grabado de J. Cuevas. (Archivo del Blog) |
Bajo su techo buscaban albergue los enfermos para recobrar su salud y
los sanos simplemente reponer fuerzas antes de enfrentarse al temido
paso de Pajares, como explicaba Pascual Madoz en su famoso diccionario
publicado a mediados del siglo XIX donde dejó escrito que allí se
socorría con pan y vino a los transeúntes que lo solicitaban y se hacían
además otros muchos beneficios, sobre todo durante el crudo invierno. Más
de mil años de historia que vieron tejerse entre sus muros innumerables
historias de supervivencia hasta convertir esta tierra mágica en un
crisol donde Asturias y León mezclan sus identidades. A lo mejor es
bueno que nos acordemos ahora de la leyenda del oso y el toro y nos
pongamos todos a tirar todos en la misma dirección.
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
(A José Antonio Iglesias, poeta y asturiano de Villamanín).
Ernesto Burgos Fernández (historiador).
Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Licenciado en Geografía e
Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en
Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de
Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos
«Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La
Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata
Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue
distinguido con el reconocido galardón anual de
“Mierense del año”.
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