8 de abril de 2021

La explotación de nuestros antepasados de los recursos pesqueros fluviales

Una gran riqueza
Río Sella. Foto; Turismo Asturias. Camilo Alonso. National Geographic
Numerosos ríos surcan toda la superficie asturiana desde las altas vertientes de la cordillera hasta el mar, totalizando algo más de 5.000 kilómetros de cauce fluvial

La riqueza pesquera de los ríos asturianos fue objeto de apetencia a lo largo del tiempo por parte de los poderosos que tuvieron el control de la misma hasta la desaparición de los seño­ríos en el siglo XIX. En la imagen, el río Cares.  La Pesca en los ríos. LNE

El blog de Acebedo
En los ríos de Asturias desarrollan su vida un corto número de especies piscícolas cuya pesca y aprovechamiento por el hombre viene realizándose desde los remotos tiempos prehistóricos. Los concheros asturienses, auténticos basureros de unas gentes que vivieron próximos a la costa, sobre todo en la mitad oriental de Asturias, entre el octavo y el cuarto milenio antes de nuestra era, conservan restos de salmón, reo y trucha, entre otros peces y moluscos, lo que demuestra la explotación por parte de estos nuestros antepasados de los recursos pesqueros fluviales. El rey del río, no sólo por su tamaño sino por su cotización y aprecio, es el salmón atlántico (Salmo salar), un pez anádromo cuya vida se reparte entre el río y el mar. 
El salmón es, sin duda, el rey de los ríos asturia­nos tanto por su cotización y aprecio gastronó­mico como por el tamaño. La Pesca en los ríos. LNE
Nacen en el río y en él pasan entre uno y dos años antes de emprender el camino hacia el mar, a las ricas aguas del Atlántico norte, donde viven entre uno a tres años. Transcurrido ese tiempo el salmón retoma el camino de vuelta hacia su río de origen, a donde llegan, si consiguen sortear toda clase de obstáculos interpuestos por la acción humana y los propios de la vida en el mar, guiados por ciertos estímulos cuyas claves no están del todo desveladas. Es así como un tramo del río Sella situado en las proximidades de Caño y Avalle, donde existe un centro de incubación, fecundación y cría de alevines de salmón, emplazado en el reguero de Aspru, se ha convertido en los últimos años en el más poblado de los ríos asturianos. El remonte desde el mar al río se produce entre los meses de enero y agosto, aprovechando para entrar el impulso de las pleamares.
Dos machos de salmón Atlántico luchando por el lugar de puesta. Foto David Álvarez.  Leer más 
La puesta de los huevos o freza la realizan lo salmones en el curso alto de los ríos, en zonas con fondos de gravilla, y allí son fecundados por el macho. Tras la puesta, al salmón desovado se le llama zapeado o zancada, y si consigue sobrevivir regresa de nuevo al mar, dando inicio a un nuevo ciclo. A lo largo de su desarrollo el salmón recibe varios nombres: esguín o esguitu, es la cría del pez hasta que abandona el río; pintu es el esguín macho que permanece el río después de un año; añales son los salmones que regresan al río tras haber permanecido un año en el mar; imperiales son los salmones que han emigrado por segunda vez al mar y que a su regreso presentan un tamaño y un peso superiores al resto; abrileños, mayucos, agostlegos... son nombres que designan a los salmones según el mes del año en el que se adentran en el río. Muy disminuida su población en los últimos años, el salmón sigue presente en los ríos Eo, Navia, Esva, Narcea, Sella y Cares-Deva, y en algunos de sus afluentes.
Río asturiano. La Pesca en los ríos. LNE
Tras el salmón la trucha es la otra gran pobladora y protagonista de nuestros ríos. Se halla presente en la casi totalidad de los mismos, salvo aquéllos que no reúnen unas mínimas condiciones de limpieza. La trucha común autóctona es la Salmo tructa fario, aunque en los últimos años se han introducido por medio de sueltas otras especies como la trucha arco iris (Oncorhychus mykiss), el salvelino o trucha de fontana (Salvelinus fontinalis). A la misma especie de la trucha pertenece el reo, Salmo tructa tructa, también llamado trucha marisca por su querencia hacia los estuarios y las aguas marinas. La anguila también se cría en la mayor parte de los ríos y hasta en muy pequeños regatos. 

Truchas y anguilas en el río Navelgas (Tineo-Asturias). Ver enlace. 

Es también una especie migradora, ya que desova en primavera en el mar de los Sargazos, al noreste de las Antillas, desde donde las larvas se van desplazando transportadas por la corriente del Golfo hacia Europa, hasta que llegan a los ríos de donde salieron sus progenitores convertidas en las apreciadas angulas. Remontan río arriba, penetrando hasta en los más pequeños arroyos, y permanecen en las aguas fluviales hasta completar su madurez. Los machos, a los cuatro o cinco años, y las hembras, a los seis o siete, retornan al mar, yendo nuevamente hacia el mar de los Sargazos, donde las hembras mueren, al parecer, una vez realizada la puesta. El cangrejo autóctono ha desaparecido casi de todos los ríos, debido a una serie de enfermedades, y ha sido desplazado por la variedad conocida como cangrejo americano. También desapareció la lamprea, que en tiempos pasados fue una especie muy apreciada. Sin interés económico existen piscardos en varios ríos, compitiendo con las truchas en su mismo hábitat, sólo utilizados como cebo, y otras especies de introducción reciente como carpas, tencas...
El salmón en el río Navia era abundante. Saber más.
Aparte de las consabidas truchas, salmones y reos, en tiempos pasados se aprovechaban en los ríos otros pescados. Así es muy frecuente la cita de solías, rodaballos, lubinas, y otros peces que en esos tiempos en los que los ríos no estaban contaminados remontaban aguas arriba desde el mar. También había esturiones o sollos reales. Los libros de administración del monasterio de San Pedro de Villanueva, situado en el concejo de Cangas de Onís, a orillas del Sella, río sobre cuyo aprovechamiento ejercía un estricto control, nos informan de las épocas del año en que eran aprovechadas las distintas especies. La temporada del salmón era de marzo a octubre, y los primeros que entraban en marzo y abril se cotizaban más caros. El resto del año se pescaban zancados, cuya carne era más desabrida, estaban más delgados y se empleaba para escabeche. El reo se pesca en los meses de junio y julio, aunque podían entrar ya en mayo.
Pesca de trucha en Asturias. Saber más. 
La trucha se pescaba todo el año, aunque los mejores meses eran los de junio, hasta agosto. La anguila tenía sus mejores meses en septiembre y octubre, aunque también figura en los libros del monasterio de San Pedro de Villanueva en mayo, junio y julio. La lamprea se da entre marzo y junio y en menor medida el resto del año. El consumo de salmones y truchas era habitual en las mesas ricas y resultaba obligado en las vigilias y cuaresmas. Aparecen también en los menús de fiesta. El salmón fue siempre muy apreciado y se ve cómo el monasterio de San Pedro de Villanueva agasajaba a las autoridades que por allí pasaban con él o lo enviaban como obsequio a algunas autoridades, con la que tenían compromiso. Los ribereños que los pescaban para el monasterio o las casas solariegas, no los solían consumir, destinando la parte que les correspondía (un tercio de la mitad), generalmente para la venta. Las truchas y anguilas, en cambio, entraban más en las dietas populares. Jovellanos, en sus diarios, cita repetidamente las truchas como parte de las comidas con las que le obsequian cuando se veía obligado a hacer parada en algunas fondas. Al visitar Teberga dice, comida “a la rústica” e incluye en el menú las truchas del río de Teberga.
Salmón sacado en un río asturiano. Saber más 
El control y ordenación de la pesca en el río
La riqueza pesquera de los ríos fue pronto apetecida por las clases más poderosas, que consiguieron hacerse con su beneficio, bien por expresa concesión real o por imposición, haciendo abuso de la costumbre y de la fuerza. En 1.112, según consta en un diploma manipulado en el escritorio del obispo de Oviedo Pelayo, la reina Urraca, hija de Alfonso VI, hizo donación a su Iglesia de “todas las pesquerías que existen en el Nalón desde Ambas Mestas, a la altura de Forzinas, hasta el mar (...), en todos los pozos acotados, en todas las parcelas, por ambas orillas y en el medio del río, donde los hombres del obispo y de los canónigos pueden poner apóstales y coger ostras y peces de cualquier especie en el canal y en todo el río, tanto de día como de noche y sin ninguna clase de sanción”. El aprovechamiento de los recursos pesqueros de los ríos fue objeto de muchos litigios y enfrentamientos entre los señores eclesiásticos, monasterios e Iglesia de Oviedo, casas señoriales, gremios de pescadores y pueblo llano.
    Ilustración de Pablo García 
Los dos primeros se hicieron a lo largo del tiempo con la propiedad de gran número de tramos del río, pero los concejos, por su parte, hicieron valer ante las instancias superiores sus derechos sobre otros tramos del río. El concejo de Pravia consiguió tras muchos litigios una sentencia de la Real Chancillería de Valladolid fechada el 9 de febrero de 1669 por la que se reconocía a su concejo el derecho privativo a percibir la mitad de los salmones que se pescaran en el último tramo del río Nalón, comprendido entre la unión con el río Narcea y la fuente Espilonga, situada da en la margen izquierda de la embocadura y barra de San Esteban de Pravia. Previamente se habían sustanciado otros pleitos en los que se reconocían los derechos de la Iglesia de Oviedo a recibir parte de esta renta, pero esa no es cuestión de este capítulo.
Gregorio Alonso, a la derecha, con el ejemplar de 11,5 kilos; a su lado, un camarero del bar Corona de Gijón sostiene la pieza de récord. El blog de Acebedo.
No obstante, el control señorial que los poderosos ejercían sobre los derechos de pesca en los ríos, los lugareños conseguían de forma más o menos permitida, o furtivamente, pero muy continuada, la intromisión y pesca en los pozos y tramos del río que pertenecían, o decían les pertenecían, a Iglesia, monasterios y señores. El citado monasterio de San Pedro de Villa- nueva, del que se conserva una abundante documentación sobre el aprovechamiento pesquero del río Sella, estudiado por Alejandro Miyares (La historia de la pesca en el Sella), autorizaba a particulares la pesca en sus cotos durante uno o varios días, previa solicitud motivada ante el abad del monasterio. A partir de 1811, en el marco de la legislación liberal que emana de las Cortes de Cádiz, se promulga el Real decreto de 6 de agosto de 1811 llamado “de señoríos”, por el que quedan abolidos los derechos que tengan el mismo “origen de señorío, como son los de caza, pesca (...), aprovechamientos de aguas, montes y demás, quedando al libre uso de los pueblos con arreglo al derecho común y a las reglas municipales establecidas en cada pueblo”. 
Salmón atlantico. Ver enlace.
Pero no será hasta la Ley de Aguas de 9 de julio de 1856 que definitivamente desaparezcan los derechos privativos de pesca que tenían su origen en los señoríos, si bien en el Sella, por ejemplo, la casa de Faes de Coviella aún mantuvo sus privilegios hasta 1929. La pesca en los ríos está en la actualidad estrictamente regulada y sometida a períodos de veda tanto en lo que se refiere al salmón o la trucha como a otras especies como el cangrejo. Las artes de pesca empleadas también están expresamente reguladas, así como los períodos y lugares donde se pueden utilizar: cebo natural vivo (merucu, marabayu, guxarapa, quisquilla, coco…), cucharilla, devón, pluma o mosca, seca o ahogada..., hasta las secaderas. 
Salmón sacado en las inmediaciones del puente romano de Cangas de Onís. Saber más.
La competencia sobre la pesca fluvial pertenece al Principado de Asturias, cuya ley 3/98 de 11 de diciembre regula la pesca fluvial. En el preámbulo de la misma se reconoce a la pesca como “una actividad que aglutina el interés de multitud de asturianos, no ya en el sentido que pudo haber tenido como fuente de recursos alimentarios, sino en el más concordante con los tiempos actuales que responde a das de tipo recreativo, deportivo, de contacto del hombre con la naturaleza y de ocio”. Es claro que la pesca fluvial ha quedado reducida en la actualidad a una práctica puramente deportiva, con una alta aceptación social, ya que cada año muchisimos pescadores acuden a nuestros ríos al abrirse la temporada de salmón y la de trucha.

Uno de los pescadores suelta alevines en el cauce del Caudal. El coto de pesca sin muerte de Mieres se inauguró en marzo de 1997 canalizando de inmediato una riada de elogios y alabanzas. (…) Seguir leyendo.

Hay incluso tramos de río en los que se practica la pesca sin muerte, es decir, que lo pescado debe ser devuelto al río inmediatamente después de su captura. Hoy ha dejado de ser el modo de vida de buen número de familias ribereñas, pero la tradición aún sigue pesando y los llamados ribereños, es decir, los pescadores locales, siguen desempeñando un destacado papel protagonista. Además, la pesca del primer salmón de la temporada, el campanu, sigue teniendo un gran valor simbólico, como una especie de ancestral ritual que inaugura y preludia una temporada siempre llena de incertidumbres sobre cómo se va a desarrollar. La captura del campanu se convierte en un auténtico fenómeno social en los ámbitos ribereños, con amplia trascendencia informativa dentro y fuera de Asturias. Su cotización económica, por otra parte, alcanza cada año precios desorbitados.
Los años dorados de la pesca del salmón en Asturias. El blog de Acebedo
El campanu
Campanil es el nombre que recibe en Asturias el primer salmón que se saca a tierra al iniciarse la temporada. Hay un campanu absoluto para todos los ríos asturianos y uno particular para cada río. Es una de las tradiciones más arraigadas y publicitadas cada año de la pesca del salmón, y su captura concede a quien la obtiene un indudable prestigio, además de no desdeñables beneficios económicos. No se sabe el porqué del nombre. Algunas de las interpretaciones populares dicen que porque tradicionalmente se tocaban las campanas cada año cuando se obtenía el primer salmón. Otra interpretación popular dice que se debe a que el primer salmón es el que “da la campanada” por la gran expectación que suscita
.La pesca en el río quitaba el hambre a muchas familias ribereñas y hasta les permitía obtener algunos ahorros con la venta de salmones, truchas o anguilas en fresco, o bien con la de productos ya elaborados, como era el caso de las truchas en escabeche que se envasaban en latas o, más recientemente, en herméticos tarros de cristal.
Ilustración de Pablo García
El catastro del Marqués de la Ensenada del siglo XVIII revela la existencia de algunos labradores que dedicaban parte de su tiempo a la pesca. A ellos, sin duda, alude el refrán: Omi trucheru ñunca tien payeru (‘hombre aficionado a las truchas, nunca tiene pajar’), porque está claro que en algunos casos podía más la afición que las propias obligaciones. Durante los siglos XVIII y XIX el salmón fue objeto de un importante comercio y hasta Ribadesella o Pravia acudían trajineros de Castilla para comprarlo, consumiéndose tanto en fresco como en salazón o en escabeche. Posteriormente, el salmón en conserva fue un producto sumamente codiciado. Ya en tiempos más próximos, con la mejora de los medios de comunicación, el salmón fresco es muy solicitado en los mejores mercados y mesas. Pero el comercio de salmones remonta ya a tiempos medievales, pues figura entre las mercancías que tributaban en los portazgos de Campomanes y Torrebarrio en algún documento de esas lejanas épocas.
Foto antigua con capturas de salmones en Asturias. (Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial). El blog de Acebedo
Salmón dos veces por semana
La abundancia de salmones en tiempos pasados, cada vez más lejanos, en los ríos asturianos, es incuestionable. Bruno Fernández Cepeda, poeta que vivió en la segunda mitad del siglo XVIII, escribe en su poema Bayura asturiana:
Acá hai salmón como cuchu
En Rivadesella y Pravia,
Que sangra de puru frescu
Pe la boca y pe la galla.
Tal abundancia dio lugar a algunas exageraciones, y entre ellas a la creación de la cláusula apócrifa que se afirma constaba en muchos contratos de trabajo en tiempos pasados de comer salmón sólo dos veces por semana. Tal cláusula es tradición que se cuenta en los aledaños de todos los ríos salmoneros. Así, se dice que los criados que trabajaban en algunas casas señoriales asturianas pedían esta limitación de incluir el salmón dos veces nada más a la semana. Y en algunos casos se precisa más y se asegura que eran los que servían en el palacio de Faes en Coviella (Cangas de Onís). Fermín Canella, en su artículo “De vita et moribus” incluido en el Asturias por él dirigido, se refiere a esta condición como vigente entre los que trabajaban para el monasterio de San Pedro de Villanueva. También se cuenta entre los trabajadores de diversas obras públicas, como los que hicieron las obras del ferrocarril por Pajares, o los canteros que construyeron la basílica de Covadonga. Pero la cláusula no pasa de ser un bonito cuento, ya que no figura en ningún contrato, y, aunque abundante, el salmón siempre fue Insuficientemente cotizado y apreciado como para ofrecerlo con tal prodigalidad.
Gayo Alonso con dos salmones. El blog de acebedo
Bibliografía

  • Manuel Antonio Arias, (1965): “Como se pescaba antaño en el Narcea”, en Boletín del Instituto de Estudios Asturias, n.° 54, pp. 121-138. Oviedo.
  • Alejandro Miyares Fernández, (2003): La historia de la pesca en el Sella. Cultura y tradición ribereña. Desde los tiempos prehistóricos hasta la actualidad. Fundación HidroCantábrico. Oviedo.
  • Candido Sanjurjo Fernández, (1996): Entre Fonteo y el mar. Apuntes sobre el Eo y su entorno, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, Oviedo.
  • Antonio Sáñez Reguart, (1791-1795): Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, 4 tomos, Madrid. Reeditada en dos tomos, uno con grabados y otro con el texto, Por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, Madrid, 1988.
Río Sella, a su paso por Parres, Asturias. (Mayo de 2005). (Fotografía © Isabel Márquez). SERIDA
FUENTE: JAVIER RODRIGUEZ MUÑOZ. © Editorial Prensa Asturiana S.A.
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AUTORES.

Javier Rodríguez Muñoz, historiador. Nació en Mieres en septiembre de 1948. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo en 1973, ha dedicado toda su vida al estudio de la historia y cultura asturiana, realizando su trabajo vinculado a las editoriales Gran Enciclopedia Asturiana-Silverio Cañada y a La Nueva España, en los últimos años. Ha participado muy directamente en obras como la Gran Enciclopedia Asturiana y sus Apéndices; la Historia General de Asturias y la Enciclopedia Temática de Asturias, además de otras obras y colecciones. Dirigió la librería y sala de arte Artemón, en la calle Mon, de Oviedo (1977-1978) y entre 1980-1981, dirigió y puso en marcha el Centro Social y Cultural de Las Vegas, dependiente del Ayuntamiento de Corvera de Asturias. En 1988 dirigió la exposición 1388-1988. Seis siglos de historia, organizada por el Gobierno del Principado de Asturias en conmemoración del sexto centenario de dicha institución. Con tal ocasión coordinó la edición de la «Biblioteca Histórica Asturiana», colección de 26 títulos que cubrían toda la historia de Asturias, siendo autor de algunos de ellos. Coordinó también la colección «Cruzar el Charco» editada por el Archivo de Indianos, 16 títulos publicados entre 1992 y 1994. De diciembre de 1993 a diciembre de 1996 trabajó en la puesta en marcha del Museo de la Minería, en El Entrego, donde ha llevado el departamento de Difusión y redactado los textos que ilustraron la exposición inicial. Para La Nueva España ha dirigido las obras Asturias a través de sus concejos (Oviedo, 1998), Diccionario Geográfico de Asturias (Oviedo, 2000), Diccionario Histórico de Asturias (Oviedo, 2002), Enciclopedia del Paisaje de Asturias (Oviedo, 2003), Diccionario enciclopédico del Principado de Asturias (en colaboración con Ana María Roza Iglesias, 15 tomos. Oviedo, 2004), Los Asturianos. Raíces sociales y culturales de una identidad (Oviedo, 2005), Asturias y la mar (Oviedo, 2006); La prehistoria en Asturias: un legado artístico único en el mundo (Oviedo, 2009). Igualmente, ha coordinado y dirigido una Historia de Gijón publicada en 2010. También ha coordinado las obras Diccionario general de la lengua asturiana (Oviedo, 2002-2004) y Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos (Oviedo, 2005), obras ambas de las que es autor Xosé Lluis García Arias. Ha dirigido y participado en la obra Gijón, cantón milenario, editada por el Ayuntamiento de Gijón en 2003. Desde febrero de 2007 a diciembre de 2015 dirigió el Club Prensa Asturiana de La Nueva España y ha sido colaborador asiduo en el periódico La Nueva España, con artículos de temática histórica asturiana. En 2018 fue Comisario del Gobierno del Principado de Asturias en los actos del XIII Centenario de los orígenes del Reino de Asturias y organizó el Congreso “Nuevas visiones del reino de Asturias”. Desde junio de 2018 es patrono de la Fundación Indalecio Prieto, con domicilio social en Madrid. Es autor de los siguientes libros: Historia gráfica de Asturias (Gijón, 1988); Colección de textos y documentos para la historia de Asturias (I) (Gijón, 1990); Colección de textos y documentos para la historia de Asturias (II), en colaboración con Juaco López Álvarez (Gijón, 1990); Diccionario de historia de Asturias, en colaboración con Miguel A. González Muñiz (Gijón, 1991); Asturias. Tarjetas postales (Gijón, 1992); Gijón. Tarjetas postales (Gijón, 1992); Oviedo. Tarjetas postales (Gijón, 1992); Asturias. Fotos y retratos de Laureano Vinck (Gijón, 1992); Curiosidades asturianas, en colaboración con varios autores (Gijón, 1992); La monarquía asturiana. Nacimiento y expansión de un reino. (Oviedo, 2004); La guerra civil en Asturias (Oviedo, 2007); Asturias: el siglo XX en imágenes, 15 tomos (Oviedo, 2007); La guerra de la Independencia. Los asturianos en el levantamiento contra Napoleón y en la revolución liberal (Oviedo, 2009); La revolución de octubre de 1934 en Asturias. Orígenes, desarrollo y consecuencias (Oviedo, 2010); Excursiones por Asturias. Un fin de semana en… (Oviedo, 2011); Asturias bajo el franquismo: (1937-1975) [Oviedo, 2012]; Asturias monumental. La historia de Asturias a través de sus joyas arquitectónicas (Oviedo, 2013); y Parlamentarios asturianos de 1977. La transición en Asturias de la Dictadura a la Autonomía, en colaboración con Adolfo Fernández (Oviedo, 2018). Es autor de más de medio centenar de artículos publicados en diversas obras colectivas o revistas. Entre los últimos: «Con alas de plomo: la fallida ayuda aérea al Norte», en Indalecio Prieto. Primer Ministro español del Aire (Madrid, 2016). En Dialnet, portal de difusión de la producción científica hispana, que desde 2001 puso en marcha la Universidad de la Rioja, como base de datos de acceso libre, se pueden ver algunos títulos más. 
Ver: https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=2644612. Es patrono de la Fundación José Barreiro desde el 12 de diciembre de 2017. Reputado estudioso de la historia de Asturias, exdirector del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. FUENTE: Fundación José Barreiro

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