Antón González Reguera, conocido
como Antón de Marirreguera es el autor de la que se considera la primera obra
literaria conservada en asturiano, el Pleitu ente Uviéu y Mérida pola posesión
de les cenices de santa Olaya, escrita en 1639 y considerada una de las
mejores. Otras obras suyas son el poema Diálogu políticu, las fábulas Dido y
Eneas y Hero y Lleandro y los entremeses L’ensalmador, L’alcalde y Los
alcaldes. (…). Saber más... WIKIPEDIA. |
Isidoro Rodríguez Acevedo y
González de Posada (Luanco, 2 de enero de 1867-Moscú, 8 de noviembre de 1952)
fue un político, tipógrafo, sindicalista y escritor español. Inicialmente
miembro del PSOE, estuvo entre los socialistas partidarios de adherirse a la
Tercera Internacional, con lo que abandonó el partido en 1921 para convertirse
en uno de los fundadores del Partido Comunista Obrero Español. Falleció
exiliado en la Unión Soviética. (…). Saber más... WIKIPEDIA. |
Carretera de Avilés, un carretero cantaba y unos poetas escribían. Saliendo de Gijón hacia el Cabo Peñas encontramos en Carreño al clérigo Antón González Reguera, más conocido por Antón de Marirreguera, natural de Logrezana y párroco de Prendes, sobre quien escribe Menéndez Pelayo, un poco en son de burla, que a principios del siglo XVII componía en armoniosas y fáciles octavas sus poemas de "Píramo y Tisbe", "Hero y Leandro" y "Dido y Eneas", consistiendo la mayor parte del primor de tales rasgos en la divertida metamorfosis que hace sufrir el autor a las clásicas narraciones de Ovidio o del libro IV de la "Eneida" virgiliana, que supone recitadas por un viejo asturiano junto al fuego. Los orígenes de la poesía en bable son extrañísimos: aparece en época muy tardía y sus manifestaciones literarias no tienen que ver con el entorno de una lengua rústica y de pobre léxico muy ceñido a las faenas agrícolas (como demuestra el diccionario de Carlos González Posada), y sus monumentos literarios no son idilios aldeanos ni épica montaraz, sino parodias irónicas de poesía culta. Lo que indica que los primeros bablistas, como los actuales, escribían una lengua artificiosa que no utilizaban en su comunicación diaria.