16 de diciembre de 2018

La presidencia honoraria protectora de Alfonso XIII

Real siglo rojiblanco
SPORTING DE GIJÓN en 1905. (anotando Fútbol)
En el año 2012, se cumplieron cien años desde que el monarca Alfonso XIII aceptó «la presidencia honoraria protectora» del Sporting, cuando Gijón aspiraba a ser una villa turística en el Cantábrico
Alfonso XIII, de paisano y con una gorra de «balandrista» en la mano, pasea por el Muelle en julio de 1912
Se da por bueno el día 26 de agosto de 1912 como en el que tuvo lugar la comunicación oficial de la Casa Real, en la que se informaba al Sporting Gijonés de que el rey de España, Alfonso XIII, había aceptado « » del club balompédico local, fruto de las gestiones realizadas cerca de Su Majestad un mes antes, cuando el monarca había asistido a las primeras regatas celebradas en la bahía de Gijón, organizadas por el Real Club Astur de Regatas. Hace cien años. Desde el último tercio del siglo XIX, con el despegue industrial y comercial de la villa y puerto de Gijón, el interés en convertir la ciudad en un polo de atraccción para forasteros (entonces no se empleaba la palabra turista) que contribuyeran a llenar las cajas del comercio y la hostelería locales los veranos, fue en aumento, siguiendo la estela de San Sebastián y Santander, ciudades que contaban con el favor de la Corte para las vacaciones estivales.
Balneario de Las carolinas, al fondo la iglesia de San Pedro. (Todocolección)
La fundación, el 10 de septiembre de 1911, del Club Astur de Regatas (sería Real desde principios de 1912), dio alas a su junta directiva, presidida por José Antonio García Sol, de padre gijonés y descendiente de una familia que había hecho fortuna en la Cuba española, para organizar las primeras regatas de balandros en la bahía local, que se verían realzadas con la presencia del joven rey Alfonso XIII, que entonces tenía 27 años y era conocida su afición por la náutica a vela, además de por los automóviles veloces y las mujeres. Así se hizo y el monarca, a bordo del yate real «Giralda», llegó al puerto de El Musel el 18 de julio de 1912, con el objeto de pasar dos días en Gijón y visitar otros lugares de Asturias. Al día siguiente participó en las regatas patroneando el «Giralda II», quedando en primera posición, y todavía le quedó tiempo para visitar la Fábrica de Tabacos de Cimavilla, donde una niña, Armida Arce, entregó al rey un memorial en el que las cigarreras solicitaban «una jubilación de 25 pesetas para las operarias que por razones de enfermedad o por sus muchos años, queden imposibilitadas para el trabajo» («El Noroeste», 20 de julio de 1912).
Plaza del 6 de agosto en 1910. (es.slideshare.net) 
Ese día partió Alfonso XIII de Gijón, también por vía marítima, para proseguir su periplo vacacional por aguas cantábricas. Antes, según relató «El Noroeste», «S. M. el Rey, antes de abandonar el Real Club Astur de Regatas, hizo entrega al señor alcalde de las dos mil pesetas que le correspondieron como premio en la regata del día 19, más de otras mil de su bolsillo particular, para que las distribuya entre los pobres». A los pocos días de la partida de Alfonso XIII, el 26 de julio las «fuerzas vivas» locales agasajaron al presidente del Real Club Astur de Regatas por sus gestiones regias, agradecimiento del que, como publicó al día siguiente el diario «El Noroeste», era acreedor José Antonio García Sol «al imprimir con decisión y gallardía un movimiento que pudiera ser decisivo a la vida del Gijón veraniego». Insistía el «diario democrático independiente» en que «desde la presidencia del Real Club Astur, el Sr. García Sol, secundado por otros valiosos elementos de la directiva, inició con la organización y celebración de las regatas una era de festejos, que bien fomentada, ha de ser de importancia vital para nuestra vida veraniega».
GIJÓN. A. Rivero - Club de Regatas
De hecho, tras los postres, algunos comensales indicaron la conveniencia de constituir «una Comisión integrada por las Cámaras de la Propiedad y de Comercio, Círculo Mercantil y Unión de los Gremios que empezase desde ahora a trabajar para las fiestas del próximo verano», ofreciéndose la presidencia a García Sol, quien la aceptó. Y de aquella estancia regia salió la petición de que uno de los incipientes clubes balompédicos locales, el Sporting Gijonés, disfrutara del patrocinio real como vitola de distinción y presentación fuera de las fronteras gijonesas. La villa tendría así un real club náutico y también un real equipo de fútbol, como la Sociedad de Foot-Ball de San Sebastián, a quien Alfonso XIII había concedido el título en 1910 (la Real Sociedad de Fútbol). A finales de agosto de hace un siglo la prensa local ya publicaba gacetillas deportivas con el nuevo acrónimo de la entidad deportiva: RCSG (Real Club Sporting Gijonés), que tenía también el privilegio de colocar, encima del escudo del club, la corona de la rama española de la Casa Real de Borbón.
Sporting Gijonés, en 1912. (El Comercio)
De esta forma, el RCSG bien pronto pasó a ser denominado Real Sporting de Gijón y se convirtió en el primer equipo futbolístico local. Cinco años después, el 5 de agosto de 1917, se consolidaría como uno de los grandes clubes españoles con la terminación de las obras que convirtieron el campo de El Molinón en «uno de los mejores "stadiums" de la nación» («El Noroeste», 6 de agosto de 1917).
Pasaron los convulsos años veinte y el Real Sporting tuvo que erradicar la corona borbónica y su título real tras el advenimiento de la II República, el 14 de abril de 1931, cuando militaba en la Segunda División. Dos días después de la proclamación de la II República, el 16 de abril, el diario «La Prensa» informaba a sus lectores de que «ayer, lo mismo el Ejército que las fuerzas de orden público y urbano, así como los empleados del Estado que usan uniforme, procedieron a hacer desaparecer de éstos el emblema monárquico. También el emblema monárquico fue arrancado de los escudos que rematan los rótulos de algunas calles» de Gijón. Alfonso XIII ya había salido de España por vía marítima, en la madrugada del 15 de abril, desde el Arsenal de la Armada de Cartagena, a bordo del crucero ligero «Príncipe Alfonso». Paradojas del destino, el buque de guerra había sido abanderado el 1 de julio de 1928 en el puerto exterior de El Musel. Durante la Guerra Civil, con el nombre de «Libertad», fue el buque insignia de la flota republicana.
Viaje del rey a Gijón en 1912. (es.slideshare.net) 
Tras el cambio de régimen se reanudó la Liga el domingo 26 de abril. El Sporting, ya no era Real, se enfrentó en El Molinón al Betis (también sin el título de Real que tenía desde el año 1914), ganando a los sevillanos por cinco goles a cero el equipo rojiblanco que formaban Luis; Quirós y Pena; Castro, Tronchu y Luisín; Pachu, Abdón, Adolfo, Pín y Nani. Puro ataque. Pero 1931 no fue un buen año para el Sporting Club, que había cambiado la corona real de su escudo por el castillo almenado republicano. El 27 de septiembre, después del partido en el que el Sporting goleó (6 a 1) al Racing de Santander (Real también desde 1914), un incendio redujo a cenizas la tribuna de Preferencia, que se había levantado para el partido internacional España-Italia disputado en El Molinón en abril de 1928.
Luego vino la Guerra Civil y la consiguiente posguerra, en la que el equipo local volvió, aunque por poco tiempo, a denominarse Real Sporting de Gijón.
Visita de la Infanta Isabel al Musel en 1909. (es.slideshare.net) 
En los periódicos de 1940 así se denominaba al equipo, pero al año siguiente, por una orden gubernamental, se prohibió el uso de extranjerismos como Sporting (deportivo, caballeroso en inglés), y hasta los años setenta del siglo pasado el club se denominó oficialmente Real Gijón (así ascendió a Primera División en 1944), aunque para los gijoneses siempre fue y será el Sporting.
En el tardofranquismo (temporada 1972-1973) se recuperó el nombre original del club. Desde entonces el equipo representativo de la ciudad, con los colores rojo y blanco de la bandera de la provincia marítima de Gijón, es el Real Sporting.
Plano de Gijón 1912. (Francisco Alonso 1912)
FUENTE: J. M. CEINOS
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