El gallego José Domínguez Saavedra. (Foto extraida de la revista "Atlántica XXII") |
Estado en el
que se encontraron la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria tras el robo.
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Apenas había cumplido la mayoría de edad e iba a protagonizar, casi sin saberlo, la aventura y el robo más espectacular de los que se recuerdan en Asturias. Se llamaba José Domínguez Saavedra y era un chaval nacido en un pueblo de poco más 10.000 habitantes, Poio, en Pontevedra. Pero según revela ahora el que sería su abogado defensor, Antonio Masip, «él no estaba solo en el robo, como se dijo en el juicio. Eran tres». Corría el mes de mayo de 1978 cuando Domínguez se sentó en el banquillo. Daría, obviamente, con sus huesos en la cárcel, de la que ya sólo saldría esporádicamente para volver a ingresar durante largos periodos.