23 de octubre de 2017

El médico mierense que residía en Madrid

El agitado veraneo del doctor Vital Aza
Vital Aza y Díaz (1890-1961)
El médico, que residía en Madrid, visitaba Mieres asiduamente y era considerado un benefactor del pueblo y de las causas sociales y laborales
Ilustración de Alfonso Zapico
Ya hemos escrito que los dos Vital Aza, padre e hijo, encabezan la lista de mierenses más queridos. El autor de comedias se ganó el cariño de todos por su bonhomía, pero su hijo, el médico, lo superó en el mismo sentimiento, como lo prueba el conocer que en la época más convulsa de nuestra historia todos los vecinos dejaron al margen sus diferencias para ofrecerle un libro con cientos de firmas "en testimonio de gratitud por su intervención desinteresada y acendrado amor a los pobres", un año después de que él hubiese frenado una ceremonia pública estimando que no la merecía porque sólo cumplía con su deber y además al hacerlo ya obtenía una satisfacción personal.
Retrato de Vital Aza (médico), hijo de Vital Aza (escritor)
Este hermoso documento, que en su portada rodea con filigranas de plata repujada la fotografía del doctor, acompañado de alegorías médicas y un curioso escudo de Mieres con la corona mural de la República, fue adquirido por suscripción popular y se entregó al final del verano de 1933, cuando Vital Aza retornó a Madrid después de haber pasado en la villa el mes de agosto, como hacía todos los años. Aunque, como ahora veremos, en aquella ocasión sus vacaciones dejaron poco tiempo para el descanso.
Él ya era uno de los mejores ginecólogos del país, presidía la Asociación Ginecológica Española, la Asociación Nacional de Tocólogos y la Asociación Española de Escritores Médicos, y residía cada verano en la hermosa casona, ya desaparecida, que la familia tenía el barrio de Oñón. En ella había nacido el 16 de junio de 1890, y aquí alternaba el ocio con días dedicados al trabajo, para lo que había habilitado una sala con todos los adelantos de la época, como lo expone este anuncio de prensa: "El doctor Vital Aza de Madrid, estará en su casa de Mieres (Oñón, número 34. Teléfono 102), durante el mes de agosto, recibiendo en consulta enfermas de matriz y embarazo los martes y sábados de 10 a 12 y de 3 a 5. Honorarios: 200 pesetas. Gratis a los pobres los domingos de 10 a 12".
Santa Alicia, en Madrid, Sanatorio quirúrgico y de maternidad del Dr. Vital Aza.
El tercer Vital Aza -Vital Aza Jiménez-, quien conserva la misma amabilidad y el cariño por esta tierra de sus antecesores, pero rompiendo la tradición familiar -ha cambiado la medicina por la abogacía- me ha explicado que la casa provenía por vía materna de doña Maximina Díaz Sampil, quien a su vez la había heredado de su tío José Antonio Sampil, otro personaje que ya ha pasado por esta página en su condición de capellán, apoderado y amigo de Jovellanos.
El clérigo solo veía de un ojo y Vital Aza Jiménez cuenta que su padre repetía una anécdota guardada por la familia, recordando como en su tiempo le sugerían que se trasladase a vivir a Oviedo donde podrían apreciarse mejor sus méritos y él respondía siempre: "En Mieres soy don José y en Ovieu sería un tuerto más".
Volviendo a aquel agosto de 1933, en las cuencas mineras no cesaba la tensión laboral: el día 4 finalizó la huelga en la mina "Las Quintanas", de Ablaña, en paro desde el 13 de julio; también había concluido un duro conflicto en el tranvía de Ujo a Cabañaquinta, secundado por los 650 obreros de las minas de la Sociedad Industrial Asturiana. Pero a la vez persistía el de "Hulleras de Riosa" y se iniciaban otros en la mina "Justicia", en Murias, por falta de ventilación y seguridad, y en la mina "Sorriego", de San Martín del Rey Aurelio.
Dibujo de Vital Aza y Díaz 
Aunque la huelga más importante y larga era la de los metalúrgicos de "Duro Felguera", donde el hambre afectaba ya a muchas familias, de manera que el SOMA hizo un llamamiento a todas sus secciones para cooperar en una suscripción en favor de los parados.
Y en nombre de los niños hambrientos de La Felguera se presentó un individuo en casa del doctor, quien no dudó en entregarle una suma elevada sin saber que estaba siendo objeto de un timo, hasta que las organizaciones obreras lo avisaron del engaño. Avance publicó el caso ocurrido al "hombre de reconocido altruismo y elevado sentimiento de humanidad, que viene haciendo de protector de infinidad de familias necesitadas", y también sus declaraciones: "Yo no soy capitalista, pero de lo que gano con mi profesión y trabajo juzgo un deber elemental repartir algo de lo que no necesito para cubrir mis necesidades; no concibo que el dinero pueda tener otra misión que remediar apremios de necesitados".
Aún así, Vital Aza siguió con su generosidad. El día 8, por la noche, tuvo lugar delante de su casa una verbena infantil organizada en su honor por los niños de Mieres, que fueron obsequiados con mantecados hasta que los heladeros agotaron cuanto tenían depositado en el bombo. El doctor pagó a estos trabajadores espléndidamente y la velada terminó con animadas danzas primas a las dos de la mañana.
Finalmente, el timador, un individuo llamado Manuel Rodríguez Carballido, cayó el día 12 y se supo que por el mismo procedimiento había obtenido otras 25 pesetas del médico José Suárez, 5 del Café Franco Astur, 5 más del Café América y otras 5 de don José Cuesta.
Casa de Vital Aza en Mieres, donde nació Vital Aza Díaz (hijo del comediógrafo)
Mientras tanto, la actividad altruista del ginecólogo se completaba con las conferencias que impartía cada verano a petición de las asociaciones culturales de la Montaña Central y cuyo texto nos deja ver un pensamiento progresista, aunque siempre marcado por las creencias religiosas que profesó toda su vida.
Cuando lo visitó una comisión del Ateneo Obrero de Mieres pidiendo su colaboración, el doctor aceptó la invitación, entregándoles además un cheque de 500 pesetas para que fuese invertido en libros; lo mismo con el Ateneo Popular de Mieres, del que era miembro y a cuyas afiliadas regaló un volumen de su libro "Feminismo y sexo": "Pueden recogerlo en el salón de la Biblioteca, todos los días, de seis a ocho de la tarde; entendiéndose que la que durante esta semana no pase a recogerlo, es que renuncia a su derecho".
El sábado 12, en el Ateneo Obrero, lleno de público, trató el delicado tema de "El aborto como plaga social", donde hizo resaltar la diferencia entre el aborto de un caso clínico necesario y el aborto espontáneo, así como el provocado, manteniendo constantemente al auditorio atento y en tensión e hizo "un canto hermoso y magistral de la mujer madre".
El martes 15, reunió en el teatro Pombo a gran número de mujeres y ciudadanos de todas las clases sociales para informar sobre los cánceres de matriz; de pecho y de garganta. Del segundo dijo que era benigno en su formación y que por ello convenía que no se dejase de consultar cualquier anormalidad o dureza del pecho, y del de garganta, frecuente en las ciudades cosmopolitas, donde se encontraban más fumadoras, mientras que en Mieres había relativamente pocos casos.
También disertó aquellos días en el Ateneo Obrero de Turón y en el salón grande de la Casa del Pueblo, invitado por el Comité de la Biblioteca Obrera, y el día 28 impartió otra conferencia, esta vez organizada por el Ateneo de Sama de Langreo, en el teatro Dorado, sobre el tema "El derecho a ser madre".
Vital Aza visto por Alfonso Zapico
Allí hizo la curiosa observación de que muchas veces en el aparato genital femenino se observaban enfermedades venéreas, entre ellas la conocida por blenorragia o purgación, frecuente entre la gente joven por culpa de la ignorancia de los hombres, que cuando sufrían el primer contagio "parece que es el bautismo de su vida varonil, y tienen a orgullo haber sufrido semejante contratiempo", y a este respecto recordó las famosas noches de despedida de soltero, y la falta de denuncia de la mujer que "en la plenitud de su ternura perdona siempre los mayores ultrajes del marido".
Cuando llegó la Guerra Civil, Vital Aza ya no pudo veranear en Mieres y con la victoria de los nacionales se le hizo pagar esta proximidad con las organizaciones obreras acusándolo de "asistencia al marxismo", además la incultura de sus acusadores identificó su condición de rotario con una postura próxima a la masonería -el demonio personal de Francisco Franco-. De manera que tuvo que presentarse todas las semanas en la Dirección General de Seguridad y hacer frente a un proceso de depuración que pretendía su expulsión del Colegio de Médicos.
Finalmente logro salir airoso de aquel peligroso trance, pero al saber que la casa de Oñón había sido ocupada sucesivamente por los dos bandos contendientes, ya no quiso volver a ella, y en sus últimos 25 años, hasta su fallecimiento el 12 de octubre de 1961, sólo volvió a pisar Asturias, brevemente, en los tres veranos de 1951, 1952 y 1958. Sin embargo siguió añorando esta tierra y su clínica madrileña se convirtió en un lugar de acogida para muchos mierenses que nunca dejaron de visitarlo y mostrarle su agradecimiento.
Vital Aza padre
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR

Ernesto Burgos Fernández nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de  “Mierense del año”.


Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Ilustrador y autor de cómic español, trabaja como profesional gráfico desde 2006.
Ha realizado ilustraciones, diseños, animaciones y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales o instituciones. Ha trabajado en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).
Colaborador de diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón), como autor de cómic ha publicado varias obras: La guerre du professeur Bertenev (Paquet/Dolmen 2006), Café Budapest (Astiberri 2008), Dublinés (Astiberri 2011) o La ruta Joyce (Astiberri 2011). Sus títulos más recientes son El otro mar (Astiberri 2013), auspiciada por la Fundación Mare Australe de Panamá, o Cuadernos d’Ítaca (Trabe 2014). Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…)http://alfonsozapico.com
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