20 de abril de 2022

Los pueblos de la cordillera Cantábrica, "La Pesadilla de Roma"

Crónicas de la conquista
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Lo que Roma preveía como una operación rápida de sometimiento de distintos pueblos a ambos lados de la cordillera Cantábrica se convirtió en una pequeña pesadilla
Parte del armamento localizado en el campamento de Curriel.los: puntas de lanza, dardos de catapulta, puntas y pasadores de pilum (jabalinas arrojadizas), y conteras de armas, estandartes o mástiles de tiendas. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La Nueva España. Pág. 32.
El Blog de Acebedo
Desde el año 29 a. C., diferentes unidades del Imperio ya iniciaron diversas operaciones militares en el noroeste de Hispania que sirvieron, entre otros objetivos, para “entender” la orografía, calibrar las fuerzas enemigas y planificar la gran operación de conquista. Las menciones que las crónicas hacen a los vacceos, que habitaban el valle del Duero, nos dan a entender que esas primeras operaciones se llevaron a cabo en la Meseta norte, todavía por tanto al sur de la Cordillera. Augusto, el emperador, llega en persona a Hispania en el año 26, convencido muy probablemente de que se va a dar un paseo militar y que la conquista se va a cerrar en aquel mismo verano, pero en otoño, y viendo que no todo iba a ser tan fácil, se retira a Tarraco, que era la capital de la provincia Citerior, a la que acabarán perteneciendo las tierras de los cántabros y astures. Durante la conquista, Roma creó la provincia Transduriana, que incluía a los astures, aunque aquella división administrativa duró poco.
Augusto de Prima Porta, estatua de César Augusto en el Museo Chiaramonti de la Ciudad del Vaticano. Augusto (en latín: Augustus; Roma, 23 de septiembre de 63 a. C.-Nola, 19 de agosto de 14 d. C.) fue el primer emperador romano. Gobernó desde el año 27 a. C. hasta su muerte en el 14 d. C.,n., tras un prolongado reinado de cuatro décadas. (…). Saber más... Wikipedia.

Dicen de Augusto, el primer emperador de Roma, que no era un gran militar. Lo cierto es que de su aventura norteña regresó enfermo, cansado... y atemorizado por un hecho que a punto estuvo de cambiar el curso de la Historia: en uno de sus desplazamientos por la montaña cántabra un rayo alcanzó su litera y mató a uno de sus porteadores. El suceso creó en el emperador una especie de obsesión y aquel hombre, el más poderoso del mundo conocido, se escondió durante toda su vida en los sótanos del palacio cuando rugían las tormentas. La conquista de la tierra de los astures quedó bajo el mando de Publio Carisio, un legado que ostentaba el cargo de propraetor de Lusitania (una especie de gobernador militar) y que mantuvo mano dura durante los años 26 al 22. Es justo en ese tiempo cuando se produjo la conocida rebelión de distintos contingentes astures confederados que dio lugar a la batalla del río Ástura. La mención que hace el cronista Floro de que los contingentes astures habían descendido desde los montes nevados da a entender que debían de provenir del norte de la Cordillera. El enfrentamiento, que finalizó con la toma de Lancia por parte de las tropas de Carisio, se produciría al comienzo o final del invierno de los años 26-25 a. C. Fue una batalla decisiva, que facilitó a Roma el rápido avance posterior hasta las costas en apenas unos meses.
La vía de la Carisa fue uno de los ejes logísticos de la conquista de Asturias y, a lo largo de los siglos y con sus variantes, se consolidaron como las principales comunicaciones terrestres de la región. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La Nueva España. pág. 36.
El camino no era fácil. Más de un centenar de millas romanas separaban las bases militares del norte de la Meseta del litoral cantábrico, en su mayor parte a través del murallón de la Cordillera, de cumbres de más de 2.000 metros de altitud, de valles angostos y densa vegetación.
«Más de un centenar de millas romanas separaban las bases militares del norte de la Meseta del litoral cantábrico, con la Cordillera por medio»
Carisio, buen estratega, definió un esquema de penetración que consistía en trazar varios ejes más o menos paralelos desde las montañas a los puntos donde la flota de Roma pudiera fondear. Era, en suma, una forma de unir dos poderosos contingentes, el terrestre y el marítimo. Dicha estrategia obligaba a construir campamentos para los soldados y vías estables de penetración cuya ejecución técnica debía superar, además de la hostilidad de las tribus, las imprevisibles inclemencias meteorológicas, las pronunciadas pendientes, el despoblamiento y la ausencia de recursos del medio. Y así surge la Vía Carisa, que penetra por el centro geográfico de la actual Asturias, en imaginaria línea recta desde León a Gijón/Xixón. Una vía que une tres campamentos de montaña, dos de ellos de grandes dimensiones y con especial protagonismo en esta estrategia de conquista, L.lagüezos y Curriellos. 
Recreación del campamento romano de La Carisa. EQUIPO LA CARISA. Historia y Arqueología
El de L.lagüezos es en realidad una sucesión de campamentos superpuestos, tal vez siete u ocho, que responden a las distintas campañas militares que muy probablemente tuvieron periodicidad anual. Se trabajaba y guerreaba durante los veranos, y se descansaba por el invierno, cuando los fríos y las nieves hacían imposible la movilidad en estas zonas por en-cima de los 1.600 metros de altitud. Entre L.lagüezos y Currielios hay unos cinco kilómetros de distancia. La sierra y sus cordales los unen, y también la fisonomía general de los campamentos: varios recintos, numerosas líneas de defensa y estacionamiento militar en lomas y laderas adyacentes. Que las legiones intuían el peligro lo prueba el que en Curriellos la fortificación se extiende a lo largo de dos kilómetros y las aguadas fueron fortificadas. 
Parte del armamento localizado en el campamento de Curriel.los: puntas de lanza, dardos de catapulta, puntas y pasadores de pilum (jabalinas arrojadizas), y conteras de armas, estandartes o mástiles de tiendas. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La Nueva España. pág. 33. 
Un tercer campamento, aún más al Norte pero a menor altitud, parece más un castellum para albergar a una guarnición de control de la Vía Carisa. Mucho movimiento de tropas, a veces de forma precipitada, dejó sobre el terreno enseres y materiales que son todo un tesoro arqueológico no tanto por su valor intrínseco como por la valiosa información que ofrecen. Equipamiento militar abundante, desde puntas de lanza y dardos de catapulta a cuchillos y puñales, pero también material más cotidiano como herramientas de construcción, azadones, fíbulas, prendedores de ropa, clavos de calzado o clavijas de tiendas de campaña donde se alojaban los legionarios. Y muchas monedas y restos de forja, porque los campamentos tenían sus talleres metalúrgicos. La Vía Cansa puede seguirse hoy a lo largo de casi cincuenta kilómetros.
La vía de La Mesa, fueron otro de los ejes logísticos de la conquista de Asturias y, a lo largo de los siglos y con sus variantes, se consolidaron como las principales comunicaciones terrestres de la región. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La Nueva España. pág. 36.
La segunda vía de penetración romana al corazón del territorio astur trasmontano es la Vía de la Mesa, unos treinta kilómetros al oeste de la Carisa. Sigue el trazado del histórico Camín Real y desde la vía militar que unía Legio y Asturica Augusta (o sea, León y Astorga) enfila rumbo al Norte siguiendo las orillas del río Órbigo, y más tarde de sus afluentes, el Luna y el Orugo. Su destino final iba a ser el estuario del río Nalón. Todo ese recorrido está jalonado de campamentos militares. Uno, inmenso, en el paraje denominado Xuegu la Bola, a más de 1.700 metros de altitud y con una planta de casi diez hectáreas de superficie. Un segundo campamento es el de Cueiro, de más de seis hectáreas. Un tercero se localiza a unos 7,5 kilómetros del anterior prosiguiendo por la cuerda de la sierra. Toda la infraestructura campamental nos da una idea de la estrategia general seguida por los conquistadores. La clave fue la consolidación de vías en altura que garantizasen una moderada seguridad en el movimiento de tropas y, algo fundamental, en el transporte de suministros. Este dominio de las montañas permitía un importante control visual del enemigo, sin olvidar la mayor capacidad técnica de las armas romanas. Construir estas vías de montaña solo estaba al alcance de un ejército tan poderoso como el romano. Se han hecho cálculos al respecto. 

Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.

Entre la Carisa y La Mesa tienen una longitud aproximada a los 170 kilómetros. Los sistemas de trabajo castrenses permitirían a una cohorte (cada legión estaba compuesta por diez cohortes, que tendrían un número aproximado de 500 hombres) abrir una caja de cinco metros de ancho y unos 100 metros de largo al día. Todo estaría condicionado a las características del terreno y al tipo de vegetación, pero hablamos de una asombrosa agilidad constructiva. Carisio contó bajo su mando con, tal vez, cuatro legiones (más de veinte mil hombres). Una gigantesca “empresa” de construcción. Había campamentos (L.lagüezos o Curriellos) que podrían albergar hasta una legión al completo, pero lo normal sería la dispersión de la tropa en campamentos distintos y muy cercanos. Cuestión de logística. Hubo una tercera línea de invasión, por el extremo occidental de la Cordillera, zona de Los Aneares, en territorio que tiempo más tarde fue del Conventum Lucensis. La referencia principal asturiana es Ibias, al pie del pico Miravalles. Esa vía apunta como las otras anteriores al Norte, hasta las sierras litorales que bordean las llanuras costeras. El punto central de referencia es la sierra de la Bobia, entre los cursos de los ríos Navia y Eo, donde hay otro grupo de campamentos. La estrategia de la conquista fue impuesta por la topografía. 
Gráfico explicativo de las tres vías de conquista romana en el territorio astur. Cortesía de Eduardo Peralta. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La Nueva España. pág. 34.
“No quedaba otra que avanzar por los cordales para evitar sorpresas y emboscadas. El romano era un ejército muy preparado, los ‘prusianos’ de la época, con tropas muy fogueadas desde tiempos de César y Pompeyo, pero en el Norte tuvieron que hacer frente a una guerra que no era de importancia local, sino que requirió la presencia del propio emperador con sus mejores tropas”, explica Eduardo Peralta, máxima autoridad en el estudio de las guerras cántabras y los campamentos romanos en la zona de la actual Cantabria. Cantabria y Asturias, precisamente, presentan una circunstancia que las distingue entre sí. En Cantabria hay pruebas de ase-dios, asaltos militares e incendios posteriores en muchos castros. En Asturias, sin embargo, esos asaltos no aparecen apenas en el registro arqueológico. En León, territorio de la Asturia Cismontana, también hay claros indicios de destrucción, señala Peralta. Quizá hubo distintos niveles de resistencia. El principal objetivo de Roma en su estrategia más práctica era controlar las minas de oro de la región; la siguiente meta, más simbólica, era llegar al finís terrae. Lo consiguieron rápido, Roma proclamó la victoria, pero más allá de la propaganda, las tropas no abandonaron ni mucho menos el territorio astur. 

Los soldados de la legión romana con pilum, espada corta y el escudo, la representación en la base de la columna de Pinus Antonius, Roma, 1880. Saber más... Alamy.

Dos legiones, la VI y la X, permanecieron en tierras de la Asturia meridional durante varias décadas. Toda una red de castella y castra se desarrolló con funciones de vigilancia militar pero también de censo y catastro. Tras la victoria militar llegaron los recaudadores de impuestos. Pero la celebración de la victoria no supuso la pacificación total del territorio. Se sabe que en el 24 a. C. una rebelión de cántabros y astures desmanteló una unidad militar romana en un lugar del territorio que no concretan las fuentes. Dos años más tarde, los astures se levantaron, hartos de Carisio. que tuvo que pedir ayuda. Roma los aplacó, como no podía ser de otra forma, pero aquellos sucesos supusieron la tumba política del legado Carisio, cuyo nombre quedó ensombrecido. ¿Y tras la conquista, qué ocurrió con los castros? La evolución fue muy desigual. Algunos, como los de Moriyón y Caravia, fueron abandonados, mientras que otros como La Campa Torres y Cellagú y la mayor parte de los del Occidente situados en el contexto del “Dorado” minero mantuvieron su vitalidad, incluso con gran esplendor, a lo largo de más de un siglo, como ocurrió con el Chao Samartín.
El castro El Chao Samartín, situado en Grandas de Salime (Asturias, España) es un recinto fortificado fundado a fines de la Edad del Bronce (siglo IX-VIII a. C.) que se mantuvo habitado hasta fines del siglo II d.C., cuando fue destruido por un movimiento sísmico que arrasó el poblado. Además de tratarse de un yacimiento visitable, cuenta con un museo inmediato a las ruinas y un notable repertorio bibliográfico (…). Saber más... WIKIPEDIA.

FUENTES: EDUARDO GARCÍA, ÁNGEL VILLA VALDÉS. FOTOGRAFÍAS: MIKI LÓPEZ Libro 6º de la colección “La cultura castreña asturiana”. Publicado por La Nueva España.
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AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957)
, escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

Ángel Villa Valdés. Ángel Villa Valdés ejerce como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Con anterioridad, desde el Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, dirigió el Plan Arqueológico del Navia-Eo, programa por el cual se planificaron, entre 1995 y 2009, las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del occidente de la región, tanto en las tareas de excavación como de conservación, restauración y musealización del patrimonio arqueológico. Desarrolla su trabajo en ámbitos diversos de la Prehistoria y Antigüedad con particular atención a la investigación del mundo castreño y la minería aurífera antigua, temas sobre los que desarrolló su Tesis Doctoral, trabajo galardonado con el Premio Extraordinario de la Universidad de Oviedo. Ha sido responsable de numerosas intervenciones arqueológicas en los castros más relevantes del occidente de la región como Coaña, Pendia o Chao Samartín y es autor de un centenar de artículos científicos. Seguir leyendo... FUENTE: LinkedIn.

Miki López. Fotoperiodista asturiano, jefe de fotografía del diario La Nueva España, especializado en fotografía documental y fotografías de Asturias. Es autor de más de una decena de libros de temática asturiana. Etnografía, cultura y paisajes forman parte de los trabajos más habituales de este fotógrafo asturiano que lleva más de 25 años dedicado al fotoperiodismo en Asturias. Comenzó su carrera profesional como fotógrafo en La Voz de Asturias en el año 1991. Sus fotografías ilustraron reportajes en revistas como Tiempo, Interviu y El Semanal. Es autor, junto con el periodista Eduardo Lagar, de la serie de reportajes "Asturias, Siglo XXI". Fue un proyecto del diario La Nueva España que analizaba la situación de los 78 concejos de asturianos en el cambio de milenio. Desde 2010 es formador de alumnos en prácticas para los Centros Integrados del CISLAN de Langreo y el IES Aramo de Oviedo. Fuente: MIKI LÓPEZ.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter

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