6 de mayo de 2019

El peso de las manos eclesiásticas en Oviedo

Todo esto eran conventos
Grabado del claustro de San Francisco. (Iglesias y capillas de Oviedo)
El Oviedo medieval gira alrededor de cuatro grandes parroquias: San Juan, Santa María de la Corte, San Isidoro y San Tirso. Las comunidades religiosas vertebran la evolución de la ciudad, desde su propia fundación hasta el desarrollo de sus barrios
Ruinas de Santa María de la Vega. (LNE)
Oviedo no se puede entender sin lo eclesiástico. Iglesias y comunidades religiosas están presentes en el origen mismo del ciudad, o al menos en su mito fundacional, y extienden su influencia a lo largo de los siglos. Por eso dentro de las categorías propuestas para el análisis urbano por el arquitecto Víctor García Oviedo, esta ciudad eclesiástica cobra un peso fundamental: "Lo que singularizó a Oviedo", escribe el urbanista, "fue el peso de las manos eclesiásticas, que arranca con los conventos benedictinos de San Vicente y Las Pelayas, sigue con el decisivo papel jugado por la desamortización en la configuración de la ciudad liberal decimonónica, pues se utilizaron los monasterios y sus solares para equipar y su huella está presente en la traza actual".
Pórtico de San Isidoro (originalmente, junto al Paraguas) en el Campo San Francisco. (LNE)
En el principio, efectivamente, el relato fundacional sitúa el origen de Oviedo en San Vicente. Y a pocos metros surge otra comunidad importante como es la de San Pelayo, todas en torno a San Salvador. A su alrededor, explica el historiador Javier Fernández Conde estaban las cuatro grandes parroquias de Oviedo, documentadas en la Alta Edad Media: Eran San Juan (cuyos restos se pueden rastrear bajo la sede actual del colegio de abogados, junto a los supuestos restos del palacio de Alfonso III), Santa María de la Corte, San Tirso y San Isidoro, que no era la iglesia actual del siglo XVI y sí el convento que estuvo en la zona del Paraguas y del que hoy se conserva una portada románica depositada en el Campo San Francisco, junto al estanque de los patos.
San Vicente. (LNE)
Eso, dentro de Oviedo. Extramuros, otra serie de comunidades religiosas daban sentido al entorno y alimentaban, curaban y servían a los peregrinos. El referente más importante, al noreste, era el monasterio de Santa María de la Vega, fundado en el siglo XII por Doña Gontrodo, amante de Alfonso VII y madre de Doña Urraca. Luego llegarían el convento de San Francisco y el de Santa Clara (siglo XIII). Reforzando las tesis de García Oviedo, hay que recalcar que la desamortización convirtió a tres cenobios en fábrica de armas, hospital y cuartel, respectivamente. La Vega, pese a que hoy vemos y pensamos en una fábrica de armas, fue durante más de setecientos años convento. Del hospital que se asentó en San Francisco quedó el solar para edificar el edificio que hoy ocupa el parlamento regional y también un huerto y jardín botánico hoy convertido en parque versallesco. Del cuartel de Santa Clara, tras la polémica reforma de Castelao, quedó la sede de Hacienda.
Convento de Santa Clara de Oviedo. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)
Otras órdenes llegarían más tarde, como los dominicos y los jesuitas en el siglo XVI. Los primeros siguen ocupando el mismo espacio y dando nombre y cohesión al barrio y del colegio de San Matías de los jesuitas en el Fontán sólo queda en la actualidad la iglesia de San Isidoro el Real. El archivero de la Catedral de Oviedo, Agustín Hevia Ballina apunta otros matices a la relación de la ciudad y la iglesia, tras admitir que desde la Catedral a estos conventos todos han sido "elementos reguladores y colaboradores decisivos en la historia de la ciudad muy importantes".
Iglesia y convento de santo Domingo, Oviedo. (Patrimonio Arquitectónico de Asturias)
Los matices vienen para mostrar otras influencias. La Universidad de Oviedo, de la que se hablará en otra entrega sobre estas diez ciudades, se fundó gracias a un religioso, el inquisidor Valdés-Salas. Desde San Vicente difundió su cultura el Padre Feijoo. Y otra "influencia cultural de importancia notable" en toda la ciudad, indica, fue el Seminario, primero en Santo Domingo, luego en el Cuartel del Milán y desde 1942 en Prao Picón. Se podría añadir que la influencia eclesiástica en Oviedo es tal que hasta llega a convertirse en uno de los asuntos centrales de la obra de arte que más ha caracterizado a la ciudad, "La Regenta". Aunque en una clave bien distinta.
ANTIGUA POSTAL DE OVIEDO, CONVENTO DE MONJAS BENEDICTINAS DE SAN PELAYO. (Todocolección)
FUENTE: CH. NEIRA
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1 comentario:

  1. Gracias por. Contribuir con tu esfuerzo por dejar constancia de las grandezas y miserias de nuestro gran pueblo.
    Recibe mi gratitud y un fuerte abrazo. Mil.
    gracias
    García -,sampedro me

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