22 de abril de 2021

El «idealizado» paso a la democracia

La «bañera», la «barra» o el «quirófano»: las torturas en comisaría durante la Transición en Asturias
Ilustración de Alfonso Zapico
Investigadores de la Universidad de Oviedo documentan en un libro el repunte de la violencia durante el «idealizado» paso a la democracia

Policías antidisturbios esperan a manifestantes en una calle de Madrid, a finales de los años 70, durante la Transición ARCHIVO DE LA TRANSICION. - La Voz de Asturias.

La voz de Asturias
Está bien documentado que durante el franquismo se produjeron torturas en comisarías y cárceles. Es quizá menos conocido para los más jóvenes que desde la muerte de Franco y hasta los años 80, «incluso con el PSOE en la Moncloa», en España y también en Asturias se siguió propinando terribles palizas y aplicando las mismas violentas técnicas: la rueda, que consistía en rodear entre varios a un preso y golpearle desde todos los ángulos; la bañera, meter la cabeza de la víctima en un recipiente lleno de agua con excrementos hasta casi ahogarle una y otra vez; la barra, por la que se esposaba al detenido las muñecas por delante de los tobillos y se le colgaba de una barra por las articulaciones de las rodillas para golpearle sin posibilidad de protección; o el quirófano, tumbar sobre una mesa al detenido e inmovilizarle de pies y manos mientras se le golpeaba en el pecho impidiéndole la respiración.
Recreación de Manuel Otero, torturado en Sama, en una carta a su familia. Ilustración de Alfonso Zapico
Son algunas de las torturas que menciona el investigador de la Universidad de Oviedo Eduardo Abad en su artículo La Transición (in)controlada: una cartografía de la violencia política en la Asturias posfranquista, publicado como parte del libro El antifranquismo asturiano en (la) Transición, una compilación de estudios de varios autores coordinados por el mismo Abad, García Carmen García y Francisco Erice (Ed. Trea, 2021). Abad explica que «Los equipos encargados de la lucha antiterrorista continuaban aplicando con idéntica crueldad métodos de tortura como la rueda, la bañera, la barra o el quirófano. Unas ‘herramientas policiales’ que buscaban destruir la moral y quebrar la resistencia de las personas interrogadas a cualquier coste. La total indefensión de los detenidos y la saña con que la Brigada de Información empleaba la tortura en estos casos no tenía nada que envidiar a los peores años de la dictadura».

(…). Al hablar de la represión en la Transición hay que tener en cuenta que se intensifica con el auge del movimiento obrero (…). Izquierda Diario.

El trabajo del investigador se centró en demostrar que la violencia fue una constante durante los años a menudo «idealizados» de la Transición. «Fue en estos primeros años del reinado de Juan Carlos I (1975-1982) cuando la violencia política adquirió en España unas cifras dramáticas (…) y Asturias no fue una excepción», incluso tras la primera victoria socialista de Felipe González. Eran, en opinión de Eduardo Abad, los «últimos coletazos» del franquismo. Tras el inicio del reinado de Juan Carlos I, afirma, «el aparato represivo continuó utilizando exactamente las mismas prácticas para garantizar la continuidad del régimen. Ya no se trataba de aniquilar físicamente (…) Ahora, el objetivo principal debía ser controlar las calles, contener las movilizaciones y atacar a los elementos más radicales bajo el amparo de la lucha contra el terrorismo».

"Tapadas" (1975) de Juan Genovés. El 7 de mayo moría por coronavirus uno de los principales miembros de la Brigada Político Social, la policía política de la dictadura franquista, Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño”, conocido por este sobrenombre porque le gustaba sacar la pistola en los interrogatorios y amenazar de muerte a los interrogados. (…). Nortes

Los torturadores, premiados
Abad ha documentado numerosos casos de agresiones e incluso varias muertes en Asturias. Y pone nombres y apellidos: «La terrible Brigada Político-Social, en manos del siniestro Claudio Ramos, continuó en la línea de lo que anteriormente ya había demostrado con las formas más sádicas de violación de los derechos humanos». Otros autores como José Ramón Gómez Fouz (Clandestinos, 1999) ya contaron la historia del tristemente famoso Ramos, que había demostrado su cruel eficacia ya años antes en la lucha contra la guerrilla asturiana. Pero también fue bien conocido de las comisarías su discípulo Pascual Honrado de la Fuente, Pascualón, el «Billy el niño asturiano». En los años 60 fue condecorado dos veces, medallas que conservó pese a las denuncias posteriores de haber sido uno de los peores torturadores de la época; denuncias que nunca prosperaron en los tribunales. 

Ilustración de Alfonso Zapico. (Dibujo simulado) Texto: (…). Pascual Honrado de la Fuente, nacido el 7 de enero de 1929. Condecorado reiteradamente. Está acusado de delitos de torturas cometidas por la Brigada Político Social de Oviedo. (…). Crónica Popular

Y hubo muchos más. Oviedo era el centro más importante de represión, pero no el único. «Especialmente brutales fueron las palizas ejercidas en la Comisaría de Policía de Avilés contra varias mujeres vinculadas al Movimientu Comunista d’Asturies (MCA), a una de las cuales existe constancia de que llegaron a violarla con un vergajo», explica en su artículo Eduardo Abad. Citando al abogado Antonio Masip, que años más tarde sería alcalde de Oviedo, «el año de la muerte del dictador se contabilizaron hasta 27 casos de torturas en toda Asturias».

Manifestación convocada por los organismos unitarios de la oposición asturiana (Junta y Plataforma Democráticas) el 17 de enero de 1976 en Oviedo. En la primera fila pueden ser distinguidos, entre otros, Alfredo Liñero, José Luis Iglesias Riopedre, José Uría, Pedro de Silva, Juan Muñiz Zapico, Antonio Masip, Gerardo Turiel, Paz F. Felgueroso, Ramón Fernández-Rañada, Alfredo Álvarez, Manuel García Fonseca y Ramón Cavanilles. Foto / Nebot (Fundación Juan Muñiz Zapico). 

Las cárceles olvidadas
Especialmente penosa fue la condición de los presos en Asturias, puesto que lo que ocurría en las cárceles era aún menos difundido. «El sistema penitenciario de la Transición ejerció una violencia constante y en muchos casos arbitraria sobre el conjunto de los reclusos», dice el investigador asturiano. Tanto es así que «hubo varias huelgas y motines, la más grave acabó con un muerto en la cárcel Modelo de Oviedo. Me asombré al estudiar esto, porque muchos de estos sucesos eran desconocidos; salieron en prensa en su momento, pero en el imaginario popular de la Transición nadie recuerda este tipo de cosas. Incluso al entrevistar a gente de la época, te dicen: «No, no recuerdo que pasara nada en la cárcel…, bueno, a Masip le quemaron el coche, pero fue un hecho aislado», cuenta Abad.
Ilustración de Alfonso Zapico
El motín más grave de toda la Transición en Asturias ocurrió a finales de 1980. Aquel año, 109 reclusos habían enviado un escrito al gobernador civil denunciando las penurias que sufrían de la penitenciaría ovetense: sin higiene adecuada, con una comida deficiente y unas instalaciones deterioradas… «Tras no obtener soluciones, el 11 de diciembre de 1980 se rebelaron e iniciaron un motín donde murió el preso preventivo José Ramón Vázquez Abuli, de 19 años, supuestamente asfixiado por el humo en su celda». En El Coto de Gijón las condiciones no eran mejores.
Celdas de la antigua cárcel del Coto en Gijón. saber más...... 
Los «espontáneos»
Durante casi una década, entre la muerte del dictador y la llegada al poder del PSOE, «la extrema derecha asturiana desarrolló una estrategia de presión y desgaste contra lo que percibía como amenaza directa: la reorganización de las fuerzas antifascistas en un contexto de agotamiento del modelo tradicional del régimen y su transformación en una monarquía parlamentaria». Para Eduardo Abad, «el terrorismo perpetrado por estos grupos se encuentra ligado a los proyectos políticos ultraderechistas de finales del franquismo» y su repertorio de acciones violentas «abarcaba desde palizas y pintadas amenazantes hasta la colocación de artefactos explosivos en farmacias o librerías, pasando por los secuestros e intentos de asesinato de militantes antifranquistas». 
Ilustración de Alfonso Zapico
Casi siempre, si no siempre, salieron impunes. Las denuncias eran archivadas o, simplemente, ignoradas. «A partir de primeros de junio de 1975 aparecieron en la vida pública asturiana los llamados Guerrilleros de Cristo Rey. Escondidos bajo ese u otros nombres, varios grupos de neofascistas amenazaron y atentaron contra distintos sectores del antifranquismo asturiano», como los que volaron con explosivos el coche de Masip. Tras el golpe de Estado del 23-F en 1981 y la disolución de la Fuerza Nueva de Blas Piñar en 1982, «la extrema derecha asturiana entró en una dinámica residual que culminó con varias detenciones por el tráfico de armas en torno a un campo de tiro de Lugones». No actuaba, pero seguía existiendo.

«El abrazo», lienzo de 1976. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. © Juan Genovés. Saber más. 

FUENTE: GUILLERMO GUITER. Publicado por La Voz de Asturias el 12-03-2021. Ver enlace.
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AUTORES.


Guillermo Guiter Viader.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid. Periodista autónomo con 30 años de experiencia en medios y gabinetes de prensa. FUENTE:


Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter

EL BLOG DE ACEBEDO  (Antología de Historia). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío nella”

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