Fotografía tomada durante la epidemia de gripe española de 1918. Una de las mujeres tiene un letrero dice "use una máscara o vaya a la cárcel". Alamy. https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10466267/04/20/La-gripe-espanola-de-1918-o-por-que-actuar-rapido-es-vital-para-la-economia-y-la-salud.html |
La devastadora epidemia vírica que coincidió con la Primera Guerra
Mundial acabó con la vida de 360.000 personas en el país y provocó una profunda
crisis económica y demográfica
https://afondo.lne.es/
Soldados enfermos de influenza, en el hospital del campamento militar de Funston (EE UU) en 1918. US ARMY. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Madrid era una fiesta. Los tambores de guerra aún resonaban en Europa,
pero en aquella incipiente primavera de 1918 apenas se escuchaban entre los
“olés” dedicados a Belmonte y Joselito, protagonistas de la feria taurina y de
una rivalidad que apuntaba al mito. En las calles, manolos y chulapas
tarareaban la melodía de moda, “Soldado de Nápoles”, incluida en el éxito de la
temporada lírica: la zarzuela “La canción del olvido”. El 15 de mayo, la pradera
de San Isidro bullía por las fiestas patronales, plagada de jóvenes deseosos de
festejar y con muchos foráneos, entre ellos soldados portugueses que hacían
parada y fonda en la capital. Nadie sospechaba que el enemigo estaba a las
puertas y que, menos de una semana después, el país entero se vería azotado por
una brutal epidemia: la de una gripe muy contagiosa y con alto índice de
mortalidad que en los dos años siguientes diezmaría la población mundial con
sucesivas oleadas.
Varios miembros de la Cruz Roja recogen cadáveres. LIBRARY OF CONGRESS. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
La portada del diario madrileño “El Sol” del 28 de mayo de 1918
informando del contagio de Alfonso XIII. HEMEROTECA DE PRENSA HISTÓRICA.
https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Origen
Durante el último siglo se han desarrollado varias teorías para explicar
el origen de la epidemia, aunque hay dos, ambas bien fundadas, que han hecho
especial fortuna. Las dos coinciden en un punto esencial: que el brote no nació
en España, por mucho que en la prensa internacional de la época hiciese fortuna
la denominación de “gripe española”; segundo, que los movimientos de tropas por
la Gran Guerra ayudaron a propagar de forma rápida la enfermedad. La primera teoría, acaso la que cuenta con mayor respaldo entre
científicos e historiadores, sitúa el origen de la epidemia en los Estados
Unidos, en los primeros meses de 1918. En concreto, el epicentro de la pandemia
sería Fort Riley, un campamento militar en Funston (Kansas), donde se registró
un primer brote en marzo, aunque otro campamento militar, Camp Green, en
Carolina del Norte, ya había sufrido un brote letal con anterioridad, en
diciembre de 1917. El caso es que para cuando el brote de Funston se declaró
con toda su crudeza, la mayor parte de los campamentos militares desde los que
partieron tropas estadounidenses para Europa estaban ya infectados. La segunda teoría, con inquietantes similitudes con la pandemia del
coronavirus, sitúa el origen en China, donde se registró una mortífera epidemia
de gripe en diciembre de 1917.
El auditorio municipal de Oakland (EE UU), convertido en hospital durante la epidemia de gripe de 1918. LIBRARY OF CONGRESS. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
El virus se habría propagado desde el gigante
asiático a las Filipinas y a Estados Unidos, desde donde habría dado el salto a
este lado del Atlántico, de nuevo, por la infección de los soldados que acudían
al rescate de Francia, o bien por los 200.000 culíes (trabajadores de baja
cualificación) llegados de China al país galo precisamente en 1918 para
trabajar en la retaguardia. En todo caso, fue allí, en las trincheras que los americanos compartían
con sus aliados, y en los campos de batalla en los que se enfrentaban a las
tropas del Impero Alemán, donde el virus encontró un caldo de cultivo ideal
para propagarse sin ningún tipo de rubor ni barreras. Desde Francia, exportado
por los soldados que volvían del frente, el virus alcanzó a las poblaciones de
Gran Bretaña, Italia, Alemania, Bélgica y España.
Sanitarios atienden a un infectado en un hospital. LIBRARY OF CONGRESS. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
El silencio acompañó a la gripe en sus primeros pasos en el viejo
continente. Los países en conflicto impusieron una férrea censura militar sobre
la epidemia, encaminada tanto a no alarmar a las tropas propias como a no dar
pistas al enemigo. En Estados Unidos, por su parte, la influenza no era
enfermedad de declaración obligatoria en todos los estados de la Unión, lo que
impidió una respuesta rápida y decidida frente a la epidemia, que acabaría
afectando a una cuarta parte de la población y causaría entre 500.000 y 675.000
muertos. En España, en cambio, la gripe era enfermedad de declaración obligatoria
en todo el país, y no imperaba la censura militar al no estar el país en
conflicto. No obstante, un primer brote, detectado en San Sebastián, fue
silenciado por las autoridades locales para no perjudicar a la boyante
industria turística. Todo cambió cuando la epidemia se detectó en Madrid. El 22 de mayo, los
periódicos ya hablaban abiertamente de la epidemia, que además alcanzó la
ciudad en medio de una crisis política: el 27 de abril, el alcalde de la Villa,
José Francos Rodríguez, había dimitido de su cargo, siendo sustituía justo
antes de que estallase la epidemia por el liberal Luis Silvela. Los diarios madrileños quitaron, en un primer momento, hierro a la
enfermedad. La bautizaron, primero, como “la enfermedad de Madrid” o “la fiebre
de los tres días”. El día 23, en la portada de “El Heraldo de Madrid”, se
publicaron una serie de sencillos consejos para impedir el contagio: “Evitar el
contacto con todo enfermo. Evitar la permanencia en lugares de aire confinado.
Limpieza y lavado de la boca y nariz con una solución de agua boricada al 4 por
100.
Dos mujeres de la Cruz Roja trasladan un cuerpo. LIBRARY OF CONGRESS. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Evitar toda causa que pueda producir un estado catarral, como por ejemplo
la transgresión de temperaturas, etc. Paseos al aire libre por el Retiro, la
Moncloa, etc. con objeto de oxigenarse, neutralizando los efectos del aire
viciado. Alimentación sana, sin prohibición de ninguna sustancia alimenticia
determinada Tranquilidad de ánimo ante la seguridad absoluta de la benignidad
que, hasta ahora, ofrece el mal”. Apenas seis días después, saltaron todas las alarmas. “El Sol” informaba
en su portada que había ya 80.000 infectados en la capital, y que el propio
Alfonso XIII padecía la enfermedad. Ese mismo día, “El Heraldo de Madrid”
elevaba la cifra de enfermos a más de 100.000, aunque en portada se mostraba
una foto del multitudinario traslado del Santo Cristo de la Salud desde la
iglesia de Antón Martín a otro templo construido en la calle de Ayala. Al día
siguiente, en el mismo diario, una viñeta cómica invitaba a quitar hierro, con
algo de humor negro, a la que denominaba “la enfermedad elegante”. En la tira,
firmada por Tileno, dos madrileños hablaban ante un espectáculo callejero.
“Pero ¿no sabes? Manolo se ha muerto de la enfermedad reinante”, decía uno.
“¡Ese pobre Manolo siempre fue muy exagerado para seguir la moda!”, respondía
el otro.
Una enfermera de la Cruz Roja, con mascarilla, cubre un cadáver en 1918. LIBRARY OF CONGRESS. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Gripe “española”
La ausencia de censura y el rápido reconocimiento de las autoridades hizo
que muy pronto prendiese en la prensa extranjera la denominación de “la gripe
española” o “la dama española”, acuñada por el corresponsal del “Times” en
Madrid y que tendría gran difusión, especialmente después de que The Royal
Academy of Medicine de Gran Bretaña situase el origen de la pandemia en suelo
español. En Latinoamérica, donde la enfermedad dejaría miles de muertos
especialmente en países como Venezuela o Argentina, se hablaría coloquialmente
de “el beso de la raza” o de “la despedida de Colón”. En Madrid, en cambio,
triunfó finalmente el apelativo de “el soldado de Nápoles” porque, se decía, la
gripe era tan pegadiza como la melodía de moda. En la capital, que tenía algo
más de 630.000 habitantes, el número de muertos por la epidemia superó los
7.000. Desde Madrid, la epidemia se propagó siguiendo las líneas férreas hacia
Cuenca, Toledo, Salamanca y Cádiz, y de ahí al resto del país. Para mediados de
junio, se registraban brotes de mayor o menor intensidad en toda España —salvo
Cataluña, Galicia, las islas Baleares y las Canarias—, aunque la incidencia de la
epidemia dejaba cifras de mortalidad bajas. En agosto, apenas quedaban casos en
Salamanca, Extremadura, Cuenca, Valencia y Córdoba. Pero lo peor estaba por
llegar.
Autorretrato de Edvard Munch durante su convalecencia por la gripe española. GALERÍA NACIONAL DE OSLO. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Segundo brote
A finales de agosto se registraron nuevos casos de influenza en tres
ciudades: Brest (Francia), Boston (EE UU) y Freetown (Sierra Leona). Desde
estos tres focos, la enfermedad se propagó de nuevo a todo el mundo, de nuevo a
rebufo de los movimientos de tropas que retornaban de los campos de batalla de
la Gran Guerra. En España, aun en el mes de agosto, se registraron casos en el
Levante, que junto con las regiones norteñas serían las más afectadas de esta
nueva oleada, mucho más mortífera que la primera. Según los informes de la época, la difusión de este segundo brote era más
lenta que la del primero, pero a cambio la mortalidad era sensiblemente mayor,
principalmente porque había una mayor tendencia a las complicaciones
pulmonares. Además, se dio una particularidad: aquellas plazas en las que el
primer brote había golpeado con más fuerza, la segunda tuvo una incidencia
menor que entre aquellas que habían registrado menos casos. Se habían
inmunizado.Uno de los sucedidos más curiosos en el desarrollo de este segundo brote
ocurrió en la provincia de Zamora, una de las que registró mayor incidencia
proporcional de la epidemia en un país santurrón y trabucaire. Se tiene por
cierto que el entonces obispo de la diócesis, Antonio Álvaro y Ballano, un
aragonés nacido en 1876, experto en hebreo, hombre culto y versado que
desconfiaba de unos avances científicos que apartaban al hombre del camino de
Dios, llegó a alertar a sus fieles de que la enfermedad contraída era un
castigo divino y que, por tanto, la cura más efectiva se encontraba no en los
sanatorios sino en la espesura orante de los muros de los templos.
Una viñeta cómica publicada en “La Correspondencia de Valencia” relativa al “Soldado de Nápoles”. / Hemeroteca de Prensa Histórica.- https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Los primeros casos en la ciudad se habían detectado en septiembre, con
motivo de unas maniobras militares de artillería. El roce hace el cariño y de
los soldados, el virus dio el salto a los civiles. Un salto mortal. La
extensión rápida de la enfermedad en la ciudadela del Duero obligó al Gobierno
Civil a determinar medidas profilácticas: evitar el contacto con personas
enfermas y prohibir reuniones multitudinarias. A finales de mes, con los casos
multiplicándose de manera imparable, el obispo decidió desoír las
recomendaciones de las autoridades civiles y convocó una novena de súplica a
San Roque, abogado contra la peste con peana de preferencia en el panteón
cristiano. La catedral y otras iglesias románicas se llenaron de creyentes durante
nueve días, pero lo que el prelado contabilizó en sus prédicas como “una de las
victorias más importantes que ha obtenido el catolicismo” se convirtió
realmente en ganancia para la propagación de la enfermedad, de tal manera que
el 12 de octubre de ese año Zamora registró el mayor pico de mortalidad, con
200 fallecidos en un solo día. La gripe se cebó en un personal sanitario que no daba abasto y en las
religiosas de la orden de las Siervas de María, abnegadas en la labor
desprendida de atender a los enfermos, sin medios ni profilaxis. A una de
ellas, sor Dositea Andrés, fallecida exhausta el 30 de septiembre de 1918 tras
ocuparse de decenas de infectados en sus últimas horas, Zamora dedicó una calle
en el casco antiguo de la ciudad. La contabilidad más fiable relata que en la
capital de la provincia fallecieron ese fatídico año 979 personas, sobre una
población ligeramente superior a las 17.000. La mortalidad en Zamora fue cinco
veces mayor que la media de España.
Publicación en prensa. / Hemeroteca de Prensa Histórica. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
De costa a costa
Las regiones norteñas registraron dramáticos aumentos de la mortalidad en
aquel fatídico otoño del 18. En Galicia, todas las provincias salvo Pontevedra
superaron ampliamente la media de muertos por habitante del país, aunque fue en
Orense donde más se cebó la enfermedad: ese año se cerró con más de 16.000
fallecimientos, cifra que doblaba la media del lustro anterior en la provincia. En Asturias, la gripe se cebó especialmente con el centro y el Occidente.
En Oviedo, Gijón y Avilés, en torno al 40% de los fallecidos en los seis meses
siguientes se asocian a la gripe, sumando cerca de 2.000 personas. En Avilés,
tal y como documenta Juan Carlos de la Madrid, se cerraron escuelas y
espectáculos populares y se lanzó una suscripción popular para distribuir
fondos entre las familias más desfavorecidas. EEn la víspera, se había hecho un
llamamiento a colaborar: “¡Por humanidad! A los pudientes de Avilés”. En total,
718 familias se beneficiaron de esa suscripción. En la costa mediterránea, las consecuencias fueron igualmente dramáticas.
En Barcelona, a mediados de octubre, la escalada de fallecidos era
incontenible, y el Gobernador ordenó cerrar todos los locales de ocio,
incluidos cines y teatros, y suspender el campeonato de fútbol de Cataluña.
Publicación en prensa. / Hemeroteca de Prensa Histórica. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Pero a iniciativa del presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Gamper, que
alegó que se trataba de un deporte al aire libre, el torneo se celebró. En la
ciudad murieron cerca de 6.000 personas durante la epidemia. Otro foco importante se registró en Valencia. Solo en el mes de octubre
fallecieron cerca de 700 personas en la ciudad. Una de las víctimas más
recordadas de la epidemia fue el doctor Mariano Serrano, que lideró la atención
a los pacientes en uno de los barrios más afectados y acabó por enfermar. Aún
hoy, una calle de la ciudad lleva su nombre. Y en la vecina provincia de
Murcia, la epidemia se cebó especialmente con Cartagena, donde se registraron
más de 12.000 infectados y 1.200 muertos. La incidencia de este segundo brote alcanzó incluso a las Islas Baleares,
que registraron más de 1.800 muertos pese a que se establecieron controles en
cada pueblo y se montó un sistema de hogueras en cada barriada de Palma, donde
el número de fallecidos alcanzó los 450. Canarias, en cambio, se mantuvo ajena
a la epidemia gracias a la reducción de los flujos marítimos por la epidemia y
la propia guerra, lo que en la práctica supuso un efectivo sistema de
aislamiento para todo el archipiélago.
Publicación en prensa. / Hemeroteca de Prensa Histórica. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Versalles
Con las navidades llegaría la tercera oleada de la gripe, tan mortífera
como la segunda y que, en algunos lugares de España, se solapó con ella. El
brote se recrudeció en primavera, lo que motivó que muchos lugares del país no
recobrasen la normalidad hasta el segundo semestre de 1919.
En Francia la dinámica era similar, lo que tuvo una consecuencia
imprevista y trascendente. En noviembre, en pleno pico de la segunda oleada de
la gripe, se había producido el armisticio que ponía, de facto, fin a la Gran
Guerra. Pero quedaba pendiente la firma del Tratado de Paz. Entre los aliados había dos posturas: la defendida por Francia, Reino
Unido y Rusia, que pretendían imponer fuertes sanciones a Alemania; y la del
presidente norteamericano Woodrow Wilson, que quería evitar un castigo excesivo
para el Imperio. Durante las negociaciones, en pleno mes de abril de 1919, la
gripe infectó a la delegación norteamericana, y el propio Wilson llegó a
desmayarse durante la conferencia. Algunos historiadores asocian la debilidad
del presidente norteamericano al triunfo de la propuesta europea, que resultó
humillante para Alemania y, a la postre, propiciaría la irrupción del nazismo.
Un anuncio de enjuague bucal de 1918. / Hemeroteca de Prensa Histórica. https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836 |
Secuelas y recuperación
La pandemia de gripe de 1918 puso de relieve la incapacidad de los
servicios sanitarios de la época para hacer frente a un brote de tamaña
virulencia. La experiencia sirvió para establecer un sistema mundial de
estaciones para combatir la gripe y facilitó que se potenciase la
investigación.
Las consecuencias demográficas de la pandemia fueron mucho más allá de
las dramáticas cifras de muertos. Al cebarse especialmente con la población
entre los 20 y los 40 años, la epidemia provocó un frenazo en el número de
nacimientos en los años inmediatamente posteriores. Además, la vida cotidiana
de los ciudadanos sufrió importantes cambios. Durante los brotes epidémicos,
también en los meses posteriores, se cerraron cines, teatros, iglesias y
colegios, se redujeron las reuniones sociales y se extendió el uso de
mascarillas protectoras y de medidas encaminadas a la desinfección personal. El malestar de la sociedad y la desconfianza hacia los gobernantes fue en
aumento. Con la segunda oleada de la pandemia arreciaron unas críticas que,
durante la de mayo de 1918, habían quedado mitigadas.
Peluqueros trabajando durante la pandemia. https://www.elespanol.com/sociedad/20200327/fotos-gripe-espanola-parecen-hechas-mismo-coronavirus/477952570_0.html |
La mayor crudeza de ese
segundo brote y el hartazgo de la ciudadanía ante la poca previsión de los
gobernantes, llevaron a las Cortes a abrir líneas de crédito y enviar médicos,
medicamentos y alimentos a las zonas más afectadas. Tras la pandemia, se
presentó un ambicioso plan de reorganización de la sanidad, pero las disputas
políticas y dentro de la profesión médica lo echaron por tierra. En el ámbito económico, la pandemia dejó graves secuelas. De nuevo, al
afectar de manera profunda a los adultos entre los 20 y los 40 años, el grueso
de la población activa, provocó una carestía en la mano de obra durante los
distintos brotes. Muchos sectores se vieron afectados, e incluso se llegó a la
paralización total de la actividad en diversos sectores. Tras la pandemia, la
recuperación no fue uniforme. Un estudio reciente de los economistas Sergio
Correia, Stephan Luck y Emil Verner, centrado en los Estados Unidos y titulado
“Pandemics Depress the Economy, Public Health Interventions Do Not: Evidence
from the 1918 Flu”, constata que las ciudades que actuaron antes, y de manera
más agresiva, en la contención del virus no funcionaron peor durante el brote
se recuperaron con más velocidad tras superar la epidemia.
Taquigrafía realizando su trabajo con mascarilla. https://www.elespanol.com/sociedad/20200327/fotos-gripe-espanola-parecen-hechas-mismo-coronavirus/477952570_0.html |
UN VIRUS QUE SE CEBÓ CON LOS GOBERNANTES Y LOS ARTISTAS
El presidente norteamericano, Woodrow Wilson, y el rey de España, Alfonso
XIII, fueron dos de las figuras más relevantes entre las que contrajeron la
gripe durante la pandemia de 1918-1919. El virus, de hecho, se cebó
especialmente entre los gobernantes. El káiser alemán, Guillermo II; el presidente
del Consejo de Ministros de España, Manuel García Prieto; o el primer ministro
de Gran Bretaña, Lloyd George, figuran entre los infectados que lograron
superar el virus. También Franklin Delano Roosevelt, en la época Administrador
de la Marina de EE UU y que años después alcanzaría la presidencia, desde la
que propugnó la doctrina económica del “New Deal” para superar la “Gran
Depresión”. Entre los dirigentes fallecidos por el virus, destaca el presidente
electo de Brasil, Francisco de Paula Rodrigues Alves, que murió en enero de
1919, justo antes de poder tomar posesión del que hubiera sido su segundo
mandato.
Secretarías trabajando con mascarilla durante la pandemia de gripe de 1918. / Autor desconocido. https://www.burgosconecta.es/sociedad/salud/1918-gripe-espanola-20200527110003-nt.html |
Y también Yakov Sverdlov, mano derecha de Lenin y autor intelectual de
la ejecución del zar Nicolas II y su familia. En 1924, la ciudad de
Ekaterimburgo se rebautizó, en su honor, como Sverdlovsk, denominación que
mantuvo hasta 1991. El óblast al que pertenece la urbe (equivalente a nuestras
provincias) mantiene aún hoy ese mismo nombre. El virus también se cebó con las artes. Edvard Munch logró superar la
gripe y dejó para la posteridad un dramático autorretrato enfermo. No tuvieron
tanta suerte Gustav Klimt y su discípulo Egon Schiele, que junto a Oskar
Kokoschka abanderaban el expresionismo austriaco. Ambos, Klimt y Schiele,
fallecieron a consecuencia de la pandemia. El escritor francés Guillaume
Apollinaire y el sociólogo alemán Max Weber, que falleció en junio de 1920 tras
no poder superar la neumonía que había contraído durante la pandemia, son otras
de las víctimas ilustres del “soldado de Nápoles”.
Pandemia de la «gripe española» de 1917-18: Biólogos españoles ante el microbio de la gripe española. Lluis Bagaria - El Sol: Biólogos y el microbio de la gripe española. / Lluis Bagaria. https://www.burgosconecta.es/sociedad/salud/1918-gripe-espanola-20200527110003-nt.html |
FUENTE:
FRANCO TORRE. Artículo publicado por La Nueva España el 04-04-2020. Ver enlace:
https://afondo.lne.es/mas-domingo/memoria-de-la-gripe-que-fue-espanola-sin-serlo.html?_ga=2.5961840.233153335.1585812836-790509180.1585812836
Christian
Franco Torre, Langreo 1979. Doctor en Historia del Arte
por la Universidad de Oviedo y Máster en Historia y Estética de la
Cinematografía por la Universidad de Valladolid. Entre sus publicaciones
científicas destaca su participación en el volumen colectivo Universo Neville,
coordinado por Juan Antonio Ríos Carratalá. Desde el año 2007, Franco Torre
trabaja como colaborador literario y corresponsal para el diario La Nueva
España, labores que compagina con la crítica cinematográfica en otros medios y
con la programación de ciclos. Edgar Neville. Duende y misterio de un cineasta
español es su primer libro en solitario y la culminación de una investigación
de diez años en torno a la figura del cineasta madrileño.
FUENTE:
https://shangrilaediciones.com/producto/edgar-neville/ (Foto extraída de Escritores de Asturias).
_____________________________________________________________________
_____________________________________________________________________
NOTA: Si te ha interesado
esta entrada y quieres preguntar, comentar o aportar algo al respecto, puedes
dejar un comentario o escribir a mi dirección de “correo del blog” con
la seguridad de ser prontamente atendido.
¡¡¡Difunde “El blog de Acebedo” entre tus amistades!!!
Sígueme en:
·
§ - Twitter – “El
blog de Acebedo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario