De La Guerra de Posiciones en el
Centro a las Batallas del Este: Octubre 1936 Septiembre 1937
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
Pocas
semanas después de su triunfo en Asturias, el
ejército franquista fracasaba ante Madrid
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La guerra civil en asturias-4. El Comandante Francisco Ciutat, Jefe de Estado mayor del ejercito popular |
A escala
peninsular se advertían signos contrapuestos tales como verse obligados a fijar al terreno los ejércitos
que llevaban la Iniciativa -los nacionalistas en torno a la capital
republicana, los republicanos en Asturias contra Oviedo- situación que
finalmente se resolverá a mediados de 1937 con la ruptura del frente
republicano del norte por Vizcaya.
Tras él, los nacionalistas ocuparán
Cantabria, siendo el control de Asturias el último de los objetivos fijados
antes de perfilar el plan que culminará en la victoria de abril de 1939.
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Ilustración Alfonso Zapico |
Reorganización
en la zona republicana
«Y ahora, a trabajar», editorializaba en
la prensa gijonesa el sindicalista Acracio Bartolomé al día siguiente de la
caída del «Simancas», instando a normalizar la retaguardia ante el peligro que
se avecinaba por el oeste de la región: «militarización de las milicias y mando
único» exigirán los comunistas unas semanas después cuando aquél arreciaba y el
teniente coronel Francisco Ciutat era nombrado por el gobierno jefe del Estado
Mayor del Ejército del Norte. ¿Influyeron ambas aspiraciones en el hecho de que
cinco mil milicianos mal armados, repartidos entre la Cabruñana y Oviedo,
lograran retrasar un mes la caída de Oviedo?
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
En la ulterior guerra de posiciones, al
menos, el proceso iniciado anteriormente de la militarización no dejaba lugar a
dudas sobre el desplazamiento de los jefes de milicias de los niveles de mayor
responsabilidad por militares profesionales leales al gobierno. La presencia
junto a éstos de los comisarios destinados a elevar la moral de los
combatientes y dotar de contenido antifascista a la lucha provocaría también,
en Asturias, la aparición de las primeras fricciones entre los grupos republicanos.
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La guerra civil en asturias-. Una de las piezas de artillería utilizadas por el ejercito republicano durante el asedio de Oviedo |
La fracasada tentativa de éstos en diciembre en interceptar el «pasillo» de
Grado planteará la crisis entre anarquistas y comunistas, tras la acusación de
aquéllos a éstos de hacer proselitismo partidario, de «hacer política», en las
trincheras. Pese a la protesta de los dirigentes del PCE, que reconocían hacer
política, pero «alta política» del Frente Popular contra el fascismo, la
denuncia re-percutiría en la retaguardia: el comunista Juan Ambou, responsable
de la Consejería de Guerra sería desplazado a la de instrucción Pública y los
asuntos militares pasarían a depender de la Presidencia del Consejo.
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
La citada crisis determinó, a su vez, la
incorporación de nuevos consejeros y nuevas siglas al gobierno regional:
continuando Belarmino Tomás en la Presidencia, el otro miembro del PSOE (Amador
Fernández) pasaría a Comercio; el sector anarquista desempeñaría cinco
consejerías por medio de Segundo Blanco, Maximiliano Llamedo, Onofre García
Tirador, Ramón Álvarez Palomo y Ramón Fernández; Izquierda Republicana, dos
(José Maldonado y Antonio Ortega); el PCE, dos (J. Ambou y Gonzalo López en
Agricultura); la UGT, dos (V. Calleja y A. Fernández Ro-ces, afiliado al PCE),
y las JSU, otros dos (Rafael Fernández y Luis Roca de Albornoz).
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La guerra civil en asturias-3.Milicianos Republicanos en una trinchera en las cercanías de Oviedo |
Por lo demás, la reorganización y
ampliación del Consejo no entrañaría graves problemas hasta el final de la
contienda, ni afectaría mientras tanto al programa de gobierno. En la esfera
económica, el cese de la producción y las diferentes alternativas de UGT y CNT
ante las empresas incautadas que dieron lugar a un notable desbarajuste en las
primeras semanas, se corregirá parcialmente tendiendo todos a anteponer la
victoria militar a la revolución social.
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
En el plano militar, tampoco ninguno de
los grupos pondrá en tela de juicio oponerse al enemigo con el Instrumento que
a éste le había deparado mayor eficacia, el ejército regular. Actitudes todas
ellas que distanciaban al gobierno asturiano del central, preservándole de
afrontar problemas tan serios como el de la salida de éste de Largo Caballero y
los ministros de la CNT, asistiéndose, en cambio a la aparición de tendencias
unitarias en todos los niveles organizativos: entre la UGT y la CNT; entre el
PCE y PSOE, a Iniciativa del primero, e Incluso en el más Impensable aún de las
organizaciones juveniles socialcomunlstas (JSU) y las libertarias.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Ninguna de las tentativas que acabamos
de apuntar prosperaría, pero contribuyeron a crear un clima que favoreció la
normalización en otros ámbitos. En la administración local, por ejemplo, acordándose
la disolución de los primeros comités del Frente Popular y su sustitución por
Comisiones Gestoras, primero y por los más acabados Consejos Municipales,
finalmente. Mayor importancia aún revistió la Implantación del Tribunal
Provincial Popular, según el decreto del Gobierno central publicado a finales
de agosto de 1936 y autorizado por el de Asturias a mediados de septiembre. En
él, junto al trabajo desempeñado por magistrados, jueces y fiscales, actuaría
un jurado de 14 personas en representación de las organizaciones políticas y
sindicales (dos por cada una).
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
La Implantación del nuevo tribunal con
jurado popular supuso la disolución de los también anteriores
comités de vigilancia, salud pública, Investigación y otros que, en la mayoría
de los casos, o bien habían protagonizado o avalado la represión de la
primera fase, el «terror rojo» del verano de 1936. Su actuación incontrolada
había dado lugar, entre otras, a la ejecución de 116 personas el día 14 de
agosto en Gijón, entre las que se encontraban dos diputados derechistas (Romualdo
Alvargonzález y Mariano Merediz) en respuesta airada al medio centenar de
víctimas que había ocasionado un bombardeo de los nacionalistas.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Ahora bien,
sin que la normalización judicial se llevara hasta los últimos extremos, como
pretendían ambos gobiernos (el central y el asturiano), lo cierto fue que la
actuación del Tribunal Popular acabó con los desmanes prácticamente. Y sobre
las sentencias dictadas (de un total de 576 causas instruidas sólo 29 fueron
condenas a muerte que en su mayoría no se cumplieron, en los primeros siete
meses de funcionamiento) no cabe inferir que fueran diez mil las víctimas de la
«Asturias Roja», como a finales de octubre de 1937 informaba el diario ovetense
Región. Cifra tan groseramente abultada que los propios cronistas de la guerra
civil, simpatizantes del franquismo, rebajarán décadas después a menos de la
quinta parte (R. Salas Larrazábal, Pérdidas de la guerra. Barcelona, 1977; pp.
240-245).
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
Reforzamiento de los
nacionalistas
La siempre relativa normalización institucional de la
zona republicana tendrá cierto paralelismo con los cambios que se registraron
en el territorio controlado por los sublevados. La ampliación de espacio tras
la apertura del pasillo de Grado aliviará notablemente las escaseces de la vida
cotidiana de los ovetenses, pese al incremento de las necesidades alimenticias
como con-secuencia de la presencia de la población adicional que representaron
los aproximadamente quince mil soldados de las columnas gallegas que
permanecerán en la ciudad.
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La guerra civil en asturias-5. Una mujer yace muerta en plena calle tras el bombardeo |
Empeoraría, en cambio, la situación de los presuntos
Izquierdistas, todos ellos sometidos a una vigilancia más estrecha y, sobre
manera, la de los detenidos. Estos, aunque relativamente numerosos en los meses
de asedio -se han estimado en torno a los setecientos-, comprobarán los efectos
del cambio habido en el plano militar. En contraste con lo ocurrido en Gijón,
en Oviedo los «paseos» y ejecuciones sumarias se iniciarán a partir de
noviembre de 1936.
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
La apertura del «terror blanco» se iniciará con los
encarcelados de la primera hora, siendo ejecutados el secretario provincial del
PCE, Carlos Vega, el dirigente socialista Graciano Antuña, el último gobernador
civil Liarte Lausín, entre los 132 fusilados de noviembre a febrero, de quienes
informó la prensa de la ciudad. En el último de los meses citados también lo
sería Leopoldo García Alas, rector de la Universidad e hijo del autor de La
Regenta, por su afinidad a Izquierda Republicana, el partido del entonces
presidente de la República Manuel Azaña. Apenas habían transcurrido dos semanas de la ejecución
del rector republicano cuando un jurista reaccionario, Sabino Álvarez Gendín,
aceptaba sucederle en el cargo y se empeñaba vanamente en reanudar la actividad
académica, encabezando a la vez una campaña contra una hipotética supresión de
la Universidad por el nuevo régimen franquista.
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La guerra civil en asturias-.El anarquista Higinio Carrocera tuvo un papel importante en los comienzos de la guerra en Asturias y en la desesperada y heroica resistencia republicana final. |
En ella no escatimará
argumentos de todo tipo sin descartar una peculiar estimación estadística para
mostrar la contribución de sus profesores y estudiantes en defensa de la
institución contra la civilización marxista: «...En fin, aceptemos que había
44.000 habitantes el 19 de julio en la zona urbana de la capital -decía Álvarez
Gendín en el discurso de clausura en el verano de 1937-, Pues bien, yo os digo
que de ese censo de población hay que descontar la mitad, unos 22.000 que son
rojos.
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La Guerra Civil en Asturias |
De esa mitad, todavía hay que descontar su mitad que son mujeres, y de
esos 11.000 aún hay que descontar dos tercios que corresponden a los niños,
viejos, enfermos o impedidos, y vemos que lo que queda de población en
situación de combatir asciende a la suma de 3.600. Por tanto, toda la población
de Oviedo, como os decía, se ha movilizado...» (S. Melón, artículo en Astura,
3; 1985).
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
Pero mayor influencia que la derecha tradicionalista, en
la que se movía el primer rector franquista de la Universidad de Oviedo,
adquirirá la corriente falangista en los cimientos del nuevo régimen. Su
presencia en el pequeño reducto de la ciudad alcanzará un nuevo nivel a partir
de diciembre de 1936, fecha de aparición de La Nueva España, diario dirigido
por Francisco Arias de Velasco, quien en el primer número se mostraba
partidario de practicar el nuevo periodismo con el fusil al lado de la mesa de
redacción «porque en él -añadía- creemos ver expresada nuestra futura norma de
acción» (La Nueva España, 19 de diciembre, 1936). Tal vez aquel primer grupo de
periodistas de la Falange ovetense pretendía imitar a su manera el concepto que
de la profesión tenía Javier Bueno, el director de Avance, diario socialista
incautado por los sublevados cuya infraestructura -edificio y maquinaria- sería
utilizada por el nuevo periódico.
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La guerra civil en asturias |
A los falangistas ovetenses no les faltaría, por otra
parte, ocasión de cooperar con los militares en las trincheras en defensa de
las posiciones alcanzadas en octubre y, posteriormente, en los trabajos de
fortificación realizados para garantizar el estrecho corredor que les permitía
comunicarse con el exterior. La ofensiva que los republicanos emprendieron en febrero
de 1937, preparada con la intervención de asesores soviéticos y desarrollados
con la presencia de batallones vascos, cuatro divisiones asturianas y una
escuadrilla de aviones también soviéticos, no lograría sin embargo el objetivo
previsto. A la profunda penetración del ejército republicano en la ciudad,
llegando prácticamente hasta el centro de la misma, responderían los
nacionalistas con la fuerza suficiente para finalmente recuperar las posiciones
perdidas.
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Ilustración de Alfonso Zapico. (La Balada del Norte) |
El cerco continuaría, en parte, por la prioridad que el estado mayor
nacionalista concedía a la ocupación de Vizcaya en detrimento del empleo de la
armada y aviación sobre el litoral asturiano (Gijón y Avilés) que hubiera
supuesto la descongestión de Oviedo; de nuevo los defensores de Oviedo debían
confiar en la solución exterior y terrestre. A esta certidumbre llegarían tras la guerra de desgaste
que consumió la primavera de 1937 y precedió a la tercera y última ofensiva republicana,
desencadenada a comienzos de agosto una vez ocupa-da Vizcaya y en vísperas del
avance franquista sobre la provincia de Santander. Concentrando los ataques con
gran intensidad sobre el corredor de Grado, buscando el efecto fulminante por
la escasez de municiones, tampoco en esta última tentativa lograrían los
republicanos deshacerse del enemigo interior antes de enfrentarse al exterior,
dispuesto a penetrar en Asturias por el este y por el sur.
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La Guerra Civil en Asturias |
BIBLIOGRAFÍA
- Los tomos 9 y 10 de la Historia General
de Asturias, Gijón, 1978, reconvertidos con ocasión del cincuentenario del
comienzo del conflicto en La Guerra Civil en Asturias. Gijón, 1986, 2 vols.,
son los que ofrecen una visión más detallada del tema.
- MUÑIZ, O.: El consejo de Asturias y León
1936-1937. Oviedo, 1978. NEIRA, Javier: La vida cotidiana en Oviedo durante el
asedio de 1936. Memoria inédita de licenciatura en el Departamento de Historia
Contemporánea. Universidad de Oviedo.
- MARTÍNEZ BANDE: La guerra en el Norte.
Madrid, 1968; y El final del frente Norte. Madrid, 1972.
- Entre los libros testimoniales, el de
Juan AMBOU (Los comunistas en la resistencia nacional republicana. La guerra en
Asturias, el País Vasco y Santander. Madrid, 1978), único hasta hoy entre
quienes integraron el gobierno regional durante el conflicto; el del periodista
de Avance, Juan Antonio CABEZAS (Asturias. Catorce meses de guerra civil.
Madrid, 1975); el del diputado de la CEDA Geminiano CARRASCAL (Asturias, 18 de
julio de 1936-21 de octubre de 1937. Valladolid) y el del anarquista F. SOLANO
PALACIO (La tragedia del Norte. Asturias mártir. Barcelona, 1938).
Bibliografía Consultada:
Textos extraídos de
“Historia de Asturias” (La Nueva España - Caja de ahorros de Asturias)
FUENTE:
DAVID RUIZ GONZÁLEZ
DAVID
RUIZ GONZÁLEZ
Catedrático de
historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo.
Foto de Nacho Orejas (La Nueva España)
Las ilustraciones (Dibujos) del Artículo, son de Alfonso Zapico
Alfonso
Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).
Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo
publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción
determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto
palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James
Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011),
que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno
de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de
Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri,
2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se
encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que
constará finalmente de tres tomos.
Esta magnífica obra es un autentico
tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros
de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador
de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos
y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a
la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte".
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