Asturianas que abrieron camino
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En 1883 trabajaban en las minas asturianas de
hulla 616 mujeres, a las que se fueron sumando muchos otros cientos y miles a
lo largo del siglo XX. Mujeres cuyo pequeño nombre negro ha ido quedando
enterrado por el derrabe de la épica de las gestas mineras masculinas y a
quienes apenas si recuerdan hoy. (Montserrat
Garnacho-Mieres del Camino). En la imagen. Mujer Minera. Kasatkin Nicolás, pintor ruso 1859-1930. (http://genteminera.blogspot.com.es) |
Asumieron roles que hasta
entonces estaban únicamente reservados a los hombres y con ello fueron marcando
un camino del que ya no hubo vuelta atrás
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La joven Gijonesa Esther Sastre con 20 años. (El Comercio) |
Más de dos kilómetros y medio de nado en el Cantábrico de
mediados de septiembre eran, en 1930, una hazaña digna de ser considerada el
más grande 'derby' de natación en Asturias. Pero hasta ese año nadie se había
planteado si también sería posible hacerlos vistiendo un engorroso bañador que,
al cubrir el torso entero para tapar los atributos femeninos, pesase el doble
que los demás. Digamos que nadie, en general, se habría imaginado que una mujer pudiera
recorrerlos hasta que llegó ella: Esther Sastre, sonriente nadadora
de veinte años, se lanzó al agua el doce de septiembre de aquel año sin
sospechar, suponemos, que un día aquello le supondría tener una calle a su
nombre en Gijón. «¿Qué les parece?»,
escribió, al día siguiente, el emocionado redactor de EL COMERCIO que había
presenciado la hazaña. «¡Y luego dicen por ahí
que es el sexo débil! ¡Vamos, hombre! ¡Tan fuerte como el que más!».
Acalambrada y agotada, batida por sus compañeros, pero feliz de haberse
atrevido a competir, por fin, en Igualdad de condiciones
con los varones,