Fieles a la Romería de la Flor en la procesión de la Virgen junto a la ermita de Piedracea (Lena). (Con pañuelo verde), una buena amiga ya desaparecida,D.E.P mi buena amiga. (LNE) |
La historia de la ermita, la imagen de la Virgen y de la popular romería
de Lena
Un día de lluvia en la romería de La Flor en Piedracea. Otra buena amiga de Lena en la imagen. (La Voz de Lena) |
El siguiente fin de semana después de
la semana de Pascua se celebrarán en el concejo de Lena las fiestas de la Flor.
Durante esos días, en la villa de la Pola se podrán ver pasacalles y grupos de
baile animando las calles de la villa y, durante la noche, las verbenas en la
plaza Alfonso X el Sabio animarán a quienes se acerquen a disfrutar de la
fiesta. Desde hace varios años, durante esta
fiesta se organiza en la Pola lo que es conocido como Mercáu tradicional.
Cuenta con gaiteros, grupos de baile y más actuaciones, confundiéndose entre
los numerosos artesanos de oficios tradicionales como son los madreñeros,
tejedoras, o los herreros, entre otros. El mercáu se convierte en el lugar
perfecto donde degustar productos típicos asturianos en los diferentes puestos
de comida, o para hacer una parada en el chigre y tomar una buena sidra. Las
noches se disfrutan también, con varios grupos de música folk. Hablar de romería tradicional
asturiana es mencionar la Flor en Lena, siendo el acto estrella de las fiestas
el que se celebra de lunes, por lo que es fiesta local. Ese día cientos de
romeros suben a pie al prau de la Flor, donde está situada la ermita con el
mismo nombre y en él se celebra la romería. Se encuentra situada por debajo del
pueblo de Piedraceda y en las proximidades del margen izquierdo del río Naredo
y en el antiguo camino Real.
Fiesta La Flor. (Puerta de Asturias) |
Imagen del CORO LA FLOR DE LENA en el año 1.963. La Iglesia Santa Cristina de lena. (Música Coral en Lena) |
Sobre la historia de esta ermita,
diremos que todo comienza cuando San Bernardo, en el siglo XII, es quien pondrá
a la Virgen María este nombre de la Flor, él también se ocuparía de la reforma
de los Benedictinos y ellos se encargarían de extender esta advocación por
muchos lugares. Esto nos sitúa en el año 1474, tras reconstruir la ermita hoy
de la Flor, aunque no tenemos datos muy claros todo indica que esta ya existía
desde el siglo XIII, esta reconstrucción se hace bajo la influencia de los
Benedictinos y por tanto ellos son quienes instituyen la veneración a Nuestra
Señora de la Flor, que desde entonces se mantiene en esta ermita. Dentro de este edificio se encuentra
la figura de Nuestra Señora la Virgen de la Flor, de la cual se desconoce quién
fue su autor y su fecha. Es una talla de vestir de pequeñas dimensiones y que
se encuentra en buen estado de conservación, a la que acompañan en el retablo
una imagen del Arcángel San Miguel pisando al diablo, San Roque y el Ángel de
la Guarda. El interior conserva un retablo del siglo XVIII. La fachada presenta
la inscripción "Facio Fieri In memoriam Alfosus Maritini Obit". Todos los años, antes del día de la
fiesta, se celebra la tradicional novena en honor de la Virgen y que
curiosamente comienza en Sábado Santo. Así llegaran al segundo Lunes de Pascua,
día grande que se inicia con la misa de cofrades.
Según se cuenta, la ermita estaba al
cuidado de un ermitaño que tenía entre sus deberes la obligación de tañer la
campana los días de niebla y tormenta para orientar a los viajeros del camino
de Quirós. Allí se bifurcaba el camino. Una de estas calzadas seguía al lado
del río, pasando por los parajes de Morúes y Riabona hacia el concejo de
Quirós, y el otro atravesaba el cordal cruzando por Armada.
Los numerosos viajeros del pasado
encontraban en el pórtico de la ermita un lugar donde poder descansar a refugio
y pasto para las caballerías en la explanada del lugar.
Cuando faltaron los
ermitaños, siguieron prestando tan estimable labor los vecinos de la aldea de
Piedraceda en turnos que nombraba el mayordomo. Ocasionalmente los vecinos del
valle y del entorno acudían a esta ermita fuera de las fechas tradicionales de
romería en rogativa. Una de estas sería durante la guerra de la Independencia,
pidiendo librarse de las tropas napoleónicas que habían entrado en Asturias por
el Puerto Pajares llegando a la capital del concejo, donde tuvieron lugar
violentos disturbios. En aquellos tiempos pasados, en el
campo de la ermita, se ubicaban vendedores ambulantes con comestibles, toneles
de sidra y vino, así como todo lo necesario para la fiesta. Por ello era
frecuente que en víspera de la misma comenzasen a llegar al lugar los tenderos,
así como algunos romeros que montaban sus comercios para pasar la noche y al
día siguiente poder guarecerse del sol o de las lluvias, tan frecuentes en
nuestra climatología. Como hemos dicho, la tradición
fiestera viene de siglos atrás y siempre se celebró de lunes. No obstante, no
faltó quien quiso cambiar de día para evitar la pérdida de jornales. Incluso se
celebraría un banquete de desagravio y protesta en el campo de la Flor,
celebrado en el año 1915, contra la medida que quiso adoptar el párroco de Lena
de celebrar la fiesta el domingo en lugar de hacerla en lunes. La medida por
falta de apoyo popular no prosperó, pues las gentes no tenían más diversiones
que las romerías, por eso los lenenses continuaron con la devoción a esa Virgen
que sus antepasados veneraban con el nombre de Santa María de Paraya.
La Fiesta de la Flor, se celebra en la Ermita de la Flor en el pueblo de Piedraceda del Concejo de Lena, el segundo Lunes de Pascua. (LNE) |
FIESTA DE LA FLOR - 2.005 - LOS ROMEROS. (música coral en lena) |
En la década de los años veinte del
pasado siglo, la fiesta de la Flor entró en un ligero declive, puesto que de
año en año fue perdiendo importancia y lucimiento debido a las circunstancias
de los tiempos convulsos que se vivían. Además, esta fiesta religiosa tuvo su
réplica con un festejo laico en la misma fecha y también en la víspera del
lunes, al que acudía bastante gente y que se celebraba en el lugar denominado
Molino de la Sala, aunque sin verse tal cantidad de corrillos con meriendas y
el jolgorio era menor al que había en el prau de la Flor. También se celebraban
en ese día por la noche bailes en el Centro Recreativo y en el Casino de la
Pola. Esta fiesta volvió a recobrar su
riqueza después de pasada la Guerra Civil. Con el nuevo régimen político se
retorno a los actos y fiestas oficiales junto las celebraciones religiosas en
un claro intento de marcar el calendario y la vida de los pueblos.
Este valle además de la ermita de la
Flor cuenta con otras dos más como son la de San José, en el pueblo de Palaciós
y la pequeña construcción de la aldea de Tablado dedicada a la Concepción.
Otro año importante en la historia de
esta fiesta y ermita sería el de 1957, con la constitución de la Cofradía de
Nuestra Señora de la Flor para ayudar a propagar la veneración a la Virgen y
animar la romería del campo de la Flor repartiendo el bollu y la botella de
vino. En el año 2007, con motivo del 50.º aniversario de la fundación de la
Cofradía, el Pleno del Ayuntamiento de Lena y por unanimidad de todos los
grupos políticos concedió la Medalla de Oro del concejo a la Cofradía y esta a
su vez decidió entregarla a la Virgen para que ella la luzca el día de su
fiesta. Ese año el entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, presidiría la
misa mayor en la ermita a mediodía. En la actualidad, esta celebración
lúdica y religiosa es una de las primeras fiestas del año en las Cuencas, a la
espera de muchas otras que llegarán en los próximos meses.
Otra imagen del Coro La Flor de Lena en el año 1.963. (Pueblos de España) |
FUENTE: JOSÉ ANTONIO VEGA
José Antonio Vega Álvarez nació en
el conocido barrio de Requejo en Mieres, en el seno de una familia oriunda de
la Hueria San Tirso (en asturiano,
L’Agüeria San Tiso), valle perteneciente a los concejos asturianos de
Mieres y Langreo. Es hijo, nieto y bisnieto de mineros y campesinos. En su
familia hubo mineros tanto de carbón como de mercurio siendo su padre el único
que practicó los dos tipos de minería de forma activa. Tras hacer sus estudios en Mieres, se incorpora de forma temprana
al mundo de la minería privada, trabajando en diferentes lugares de las Cuencas
Mineras. Unos años después cambia de profesión. Esta relación del investigador con su primera profesión en la
minería del carbón, ha hecho de él, un apasionado practicante de todas las
formas de recuperar el pasado de esta, así como de sus gentes y su entorno. Por
esto durante años, se dedicó y realizó largas sesiones de búsqueda, sumergido
en los archivos de toda la región y consultando papeles que acumulan incluso
polvo de décadas y algún siglo.
José Antonio Vega tiene
varios libros publicados con una editorial nacional, donde es, autor y coautor
de libros relacionados con la formación profesional de diferentes técnicos y
especialistas.
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