Rodríguez Miaja
con un busto de su tío, el general. Cedida por la familia. El Español |
Fernando
Rodríguez Miaja durante sus años de servició portando el uniforme militar.
CORTESÍA. El País. |
El ingeniero Fernando Rodríguez Miaja quería que en su funeral se contara un chiste que a él le divertía, un chiste picante de una pareja de novios. De haber podido lo habría contado él mismo, lúcido como se despidió de la vida a sus 103 años, apenas dos días después de haberle pedido a su hija que le encargara una buena fabada asturiana. También dejó dicho que quería ver publicada su esquela en los periódicos antes de morirse. Estas cosas no tienen gracia cuando uno ya es solo cenizas, pero la familia ha querido reservarse un poco de humor en ese trance, se lo debían a un hombre que no dejó de reírse nunca, ni siquiera cuando las bombas destruían Madrid al final de la Guerra Civil y Fernando jugaba a despistarlas con un amigo: “Crucemos corriendo a otra calle, que nos da tiempo antes de que caiga la siguiente”. El teniente ingeniero Rodríguez Miaja, decano de los exiliados españoles en México y probablemente el último oficial de la Junta de Defensa de Madrid, murió el pasado viernes en la capital de la que fue su patria desde los 22 años. Su nieto contó el chiste de la pareja de novios.