Gustavo Bueno en la Universidad de OviedoLa llegada del filósofo a la capital del Principado inauguró una década de profundos cambios en el ámbito de la enseñanza superior y contribuyó a la apertura en Asturias |
Ilustración de Pablo García. LNE |
La Nueva EspañaLa llegada de Gustavo Bueno a la Universidad de Oviedo en 1960 fue sin exageración de ningún tipo uno de los acontecimientos culturales y políticos más importantes de Asturias en los años sesenta (la década «prodigiosa», a partir de la cual el mundo ya no volvió a ser lo que era, sin posibilidad de marcha atrás). Llegó a una Universidad de provincias completamente decimonónica, en la que todavía estaban en activo catedráticos que en su niñez habían visto a Clarín por las calles de Oviedo. Los más representativos eran don Juan Uría, fundador del medievalismo asturiano y un historiador de gran solvencia, al que no hace justicia la mediocridad de su «discípulo portaestandarte»; don
Ramón Prieto Bances, catedrático de Historia del Derecho, que había sido ministro de Educación en uno de los efímeros gobiernos de la II República, y don José Serrano, catedrático de Derecho Procesal, alto, esquelético y amarillento, con largo abrigo negro y sombrero de alas anchas que le daba un parecido al anuncio de Tío Pepe.