José María Martínez Sánchez (1884-1934). (asturiasoctubre1934.blogspot.com) |
El conocido dirigente regional de la CNT apareció muerto en Gijón el 12
de octubre de 1934, pero nunca se supo la procedencia de las balas
Ilustración de Alfonso Zapico |
El 11 de octubre de 1934, en plena
insurrección de Asturias, el avance de las tropas del Gobierno era imparable;
todo indicaba que la lucha ya se había perdido y prolongarla solo podía servir
para debilitar la organización de un segundo movimiento revolucionario, que
debía planificarse mejor en todo el Estado. Por ello, el Comité Regional tomó
el acuerdo de que los combatientes abandonasen sus posiciones y los hombres más
comprometidos se pusiesen a salvo después de avisar a los dirigentes locales, y
así se hizo, tras forzar las cajas de algunos bancos para que los huidos
financiasen su salida al extranjero. Fueron horas de tensión y
enfrentamientos entre los propios revolucionarios, ya que la Federación
Anarquista Ibérica (FAI) por un lado y el Partido Comunista por otro, se
opusieron a esta decisión e incluso estos últimos decidieron tomar por su
cuenta el control del movimiento, de manera que pocas horas más tarde, quienes
ya se encontraban camino del exilio, dieron la vuelta para evitar que la
rebelión obrera se transformase en otra cosa y el desastre fuese aún mayor. En medio de esta confusión, en las
primeras horas del día 12 de octubre, viernes, unos niños de la aldea de
Sotiello, cerca de Gijón, encontraron un cuerpo junto a la vía del tren, con un
fusil máuser al lado y una pistola con varios cargadores entre su ropa, algo
que no tenía porque llamar demasiado la atención en aquellos días de violencia,
salvo por el hecho de que el muerto era un personaje muy conocido: José María Martínez, dirigente regional de
la CNT, y uno de líderes de la revolución, de quien Manuel Buenacasa había
escrito que "lo hace todo y bien, organiza, ejecuta, habla y escribe con
gran competencia".
José María Martínez. (Solidaridad Obrera) |
José María Martínez, nacido en 1884
en Prunales de Castiello, un lugar de Parres, figuraba entre los fundadores del
primer sindicato anarquista de mineros asturianos "El Despertar del
Minero" y había trabajado en Duro Felguera hasta que por culpa de un
enfrentamiento con la fuerza armada tuvo que refugiarse en Argentina y Portugal
donde permaneció un año, desde allí pasó a Bilbao y a finales de 1916
estableció su residencia en Gijón, donde se había empleado en el servicio de transporte
de caballerías y como corresponsal de El Comercio firmando paralelamente otros
artículos en la revista El Libertario con el seudónimo de José María Riestra.Lo cierto es que a pesar del tiempo
transcurrido desde aquel día, las circunstancias que rodearon su muerte siguen
siendo un misterio y aunque seguramente nunca se aclaren, hoy les voy a dar a
ustedes varias piezas para que puedan ir componiendo su propia explicación. Lo primero es descartar que, como se
ha escrito en alguna parte, muriese combatiendo contra las tropas enviadas
desde África para sofocar el levantamiento proletario, y rechazar también la
posibilidad de un suicidio, puesto que según la autopsia presentaba un orificio
de entrada de proyectil en el centro del pecho, entre ambas tetillas, con una
trayectoria que le atravesó el corazón, con salida por el omóplato izquierdo,
pero no había quemaduras de pólvora en la ropa que señalasen un tiro cercano y
además las armas que portaba tenían el seguro echado.
Ramón Álvarez Palomo, veterano dirigente cenetista. (El País) |
Otro anarquista muy conocido, Ramón Álvarez Palomo, escribió que la
Federación Local de la CNT formó años después una comisión para investigar el
caso, dando por bueno el testimonio de Aquilino Roces, compañero de militancia
y amigo personal de José María, quien contó que en la noche del 11, este llegó
a Sotiello desde La Felguera y se dirigió hasta la casa de unos familiares
suyos donde acababa de celebrarse una esfoyaza, allí se dispuso a descargar el
fusil y unos proyectiles cayeron entre las hojas de las panoyas que inundaban
el suelo, entonces intentó recuperarlos y al agacharse, la pistola que llevaba
al cinto se disparó causándole la muerte. Luego, quienes habían contemplado la
escena se deshicieron del cuerpo alejándolo del lugar para evitar
complicaciones e interrogatorios policiales. Aunque esta es la versión que aceptó
la CNT, las conclusiones de la autopsia nos obligan también a desecharla porque
la pistola que portaba aún tenía el seguro puesto, la trayectoria era
inverosímil para un disparo accidental de esas características y un disparo tan
cercano debería haber dejado también marcas en la ropa; pero además, según se
dijo más tarde, la bala que lo había matado procedía de un fusil. La mayor parte de los historiadores
manejan entonces la hipótesis del asesinato, bien por motivos políticos o para
robarle aquel dinero que supuestamente llevaba encima porque se lo había
entregado el Comité para facilitar su huida. José María Martínez tenía adversarios
comunistas y también dentro de la misma FAI, con los que al parecer había
discutido en La Felguera horas antes, pero a pesar de sus diferencias, nada
indica que ni unos ni otros quisiesen eliminarlo, porque era un hombre
conciliador entre las diferentes tendencias obreras y una figura respetada por
su historial intachable.
Onofre García Tirador. (PowerAcratico-WordPress.com) |
Así que nos queda la posibilidad del
crimen económico, negada por quienes afirman que cuando llegó a La Felguera no
le dijo a nadie que le hubiesen dado ningún dinero en la reunión del Comité
Revolucionario; entre estos figura Ramón Álvarez Palomo, quien estuvo en aquella
última reunión en su condición de Secretario General de la Regional cenetista y
lo afirmó así en su biografía de José María Martínez publicada en 1990,
añadiendo que tampoco había sido insultado ni acusado por sus compañeros, sino
felicitado por su comportamiento, por lo que había salido camino de Gijón sin
ningún enfado. Por su parte Paco Ignacio Taibo en su
trabajo sobre octubre de 1934 recogió los testimonios de Florentino Fonseca y Onofre García Tirador, quienes
estuvieron aquella noche en La Felguera, sin que pudiesen aportar ninguna pista
sobre el asesinato. Florentino contó que "venía vestido con un chaquetón
azul marino y una boina. Se entrevistó con el Comité de Guerra y con Herminio
Prieto. Dijo: Jugamos y perdimos, pero cumplimos nuestro compromiso de Alianza
Obrera. Que Dios nos coja confesados porque a Lerroux yo lo conozco y es capaz
de fusilar a la madre que nos parió". Por su parte, Onofre confirmó que lo
acompañaban Aquilino Roces y otro al que llamaban "Pichón" junto a
otro grupo de compañeros de Gijón y que el encuentro se realizó en la escuela
de los frailes: "decía que la Revolución estaba acabada, que habría que
esperar la "segunda vuelta", y en lo inmediato, la llegada del
fascismo".
El mierense Manuel Grossi Mier, «Manolé». (Pinterest) |
El 21 de octubre de 1984, "Manolé" Grossi Mier expuso
su testimonio en una carta publicada en el diario La Voz de Asturias que
contradecía estas informaciones poniendo por testigos a otros dos cenetistas
presentes en la reunión que el Comité Revolucionario había celebrado a las dos
de la madrugada del día 11 en Oviedo, y que aún vivían en aquel momento: José
María Martínez había asistido al reparto de dinero que se había sacado de los
bancos para ayudar a escapar a los compañeros que más se habían significado en
la revolución; el mismo había cogido su participación, luego sabía bien lo que
estaba diciendo. Martínez había salido de allí a las
tres de la mañana con unos miles de pesetas anunciando que iba hacia La
Felguera para comunicar a sus compañeros la decisión de dejar las armas, y así
lo hizo, ocasionando una fuerte discusión en la que llegaron a acusarlo de
traidor; entonces abandonó la reunión diciendo que "se encaminaba hacia
Gijón, que lo haría haciendo frente a la muerte, con el corazón oprimido, pero
con la frente alta, orgulloso de haber cumplido con su deber de hombre integral
de la Confederación Nacional del Trabajo". Otro autor, Manuel Villar
"Ignotus", confirmó que José María fue visto por última vez en La
Felguera donde comunicó que el Comité había decidido dejar las armas, y después
dejó el lugar para dirigirse hasta Gijón. Lo único cierto es que José María
Martínez apareció muerto con el pecho taladrado, al parecer por una bala de
máuser, no de pistola, y sin ningún dinero encima. Yo no conocí a Ramón Álvarez
Palomo, pero sí a Manuel Grossi, y sé que nunca mentía, pero en este caso todas
las hipótesis quedan abiertas.
José M. Martínez muerte según un dibujo de Juan de Gil. (asturiasoctubre1934.blogspot.com) |
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández (historiador).
Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado
en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de
Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas
mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha
trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra»
(Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde
2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador
mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”.
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