Aquel Avilés con muralla de piedra, que duró siglos
Protegió a una villa privilegiada por un Fuero y que contaba con uno de los principales puertos comerciales del norte atlántico de la península ibérica
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1.- Puerta del Alcázar (La Ferrería) 2.- Puerta de Cima de Villa (La
Fruta) 3.- Puerta de la fuente de La Cámara (San Bernardo) 4.- Puerta de
La Mar 5.- Puerta del Puente 6.- Valdecarzana 7.- Iglesia de San
Nicolás de Bari (actual de Los Padres) 8.- Iglesia de Santo Tomás de
Canterbury (en el pueblo de Sabugo) 9.- Convento de San Francisco del
Monte (actual parroquia de San Nicolás de Bari) 10.- Arrabal del Ribero.
:: DIBUJO: JAVIER MARINAS GARCÍA:: LOCALIZACIONES: ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI. El Comercio |
Nos enseñaron, desde niños, que Avilés -en su salada y
afilada historia- vivió cientos de años protegida por murallas que la
resguardaban de peligros sin cuento, que le venían por tierra y mar. Por entonces, rondando tiempos medievales, Avilés tenía
una población relativamente próspera y generalmente privilegiada por un
Fuero concedido por los reyes, que protegía a sus habitantes del abuso
que ejercía la asilvestrada nobleza (este término tómenlo en el sentido
ortográfico) sobre los asturianos. La villa avilesina jugaba un papel vital dentro del
negocio marítimo internacional, gracias a su puerto, situado al fondo de
la ría y, por tanto, seguro cobijo para las naves que, por entonces,
eran bastante enclenques.