Insurrecciones republicanas en Asturias
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La Primera República propuso un proyecto alternativo para España, como pone de manifiesto el proyecto constitucional de 1873, pero también en la legislación aprobada en las Cortes y en los proyectos y proposiciones que no llegaron a ser aprobados, y que es una cuestión menos conocida. Saber más... Nueva Tribuna.
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El historiador Sergio Sánchez Collantes (Investigador en el Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo) se adentra en el estudio del republicanismo decimonónico en la región, un campo historiográfico casi inédito hasta hace una década |
El Gobierno
Provisional en 1869. De izquierda a derecha: Laureano Figuerola, Hacienda;
Práxedes Mateo Sagasta, Gobernación; Manuel Ruiz Zorrilla, Fomento; Juan Prim,
Guerra; Francisco Serrano, presidente del gobierno provisional; Juan Bautista
Topete, Marina; Adelardo López de Ayala, Ultramar; Antonio Romero Ortiz, Gracia
y Justicia; y Juan Álvarez Lorenzana, Estado. Foto de J. Laurent. La Nueva España.
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La Nueva España
El republicanismo toma cuerpo en España en el XIX, en la etapa liberal, y
se define, frente a los regímenes oligárquicos moderado isabelino y
conservador restauracionista, como una ideología que propugna una forma
de Estado que se sustenta sobre unos principios democráticos, la reforma
social y un sistema laico. Sus bases sociales de apoyo son sectores de
las clases populares y la clase media. Dada la condición oligárquica y
autoritaria de esos regímenes que pretendían derribar, el movimiento
republicano español alternó la vía política con la insurreccional a lo
largo del XIX. De modo que la represión que provocaron esas acciones
violentas obligó a sus partidarios a moverse en la clandestinidad, esto
es, en el mundo de las sociedades secretas, de las logias masónicas, de
los círculos de sociabilidad privados y, consecuentemente, muchos de
ellos sufrieron la prisión y el exilio por defender su avanzado ideario.