Misses más allá del Puerto Pajares (puertu payares)
Glamour, alegría y
elegancia, los felices años 20 trajeron a
Asturias la prosperidad económica tan deseada después de cinco años de Guerra
Mundial y, estrechamente cogidos de la mano de aquella bonanza monetaria,
trajeron también el glamour de Hollywood, y el charlestón, y las flappers… y
los concursos de belleza |
En el archivo de
Joaquín Alonso Bonet se halla esta foto anónima de Miss Natahoyo de 1934. Museo
del Pueblo de Asturias. El Comercio.
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La Cantera de Babi.
A España llegaron, polémica mediante, a finales de los 20;
la primera Señorita España, Águeda Adorna, en 1928, no trascendió a la
historia. La razón, meramente administrativa, era que la organización del concurso
cambiase de un año a otro. Adorna fue la representante española en el concurso
mundial de belleza de Galveston, EEUU (y parece que el país le gustó: una vez
eliminada, pasó tanto tiempo en Estados Unidos que fue amenazada con ser
deportada, tras haber superado, con creces, su permiso de permanencia) El de
1929, sin embargo, fue organizado por ABC, para el concurso intercontinental
que propusieron Le Journal y L’Intransigeant. Pepita Samper, a la que conocen
muy bien en su casa, según declaró una
atribulada Adorna a la revista MUNDO GRÁFICO en enero de 1929, fue la primera
señorita España oficial, retirada de la competición internacional por mor del
fallecimiento de la Reina Madre y recordada, en el suyo propio (murió en 1998,
a los 90 años), por todos los periódicos, a diferencia de la pobre Águeda
Adorna, sobre la que caería, abrupto y contra su voluntad, el más miserable
anonimato.
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Gala Miss
España 1934 (Bilbao)Gala de Miss España. Año 1934. Miss Bilbao sobre el
escenario. La Cantera de BABÍ.
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En fin. A Asturias el evento tardó en llegar un par de años,
y ni siquiera la primera Miss Asturias fue elegida aquí, sino en el Centro
Asturiano de Madrid. La suya, la de Maruja Suárez Morejón, fue la hazaña que
abrió la espita para que, de repente, las asturianas se lanzasen a participar
en un concurso que, al principio, interesó más bien poco: sólo dos candidatas
se enfrentaron aquel 22 de enero de 1931; Maruja, la que ganó, y María de las
Mercedes San Martín que, tras ser derrotada, se dirigió alegremente al Centro
de Hijos de Madrid para probar suerte, esta vez, como Miss Madrid (tampoco lo
consiguió). Para entender el por qué, baste decir que los concursos de belleza,
en aquellos tiempos, estaban organizados por la prensa. Y la prensa, en lo que
se refiere a publicitar un evento, sabe hacer muy bien su trabajo.
MARUJA SUÁREZ MOREJÓN
(1931). La musa de “más allá del puertu Payares”
Salió, triunfante, aquel día de su victoria como Miss
Asturias, del brazo de un muchacho desgarbado, carialargado y de nariz
imposible. Maruja Suárez, que aquel día era, y con mucho derecho, la
protagonista, le quitó importancia: “es un muchacho con el que voy al cine”,
declaró a los medios sobre la identidad de su acompañante, que no era otro que
Alfonso Iglesias, el padre de Pinón y Telva. Por lo que sabemos de la biografía
de él, no tanto de la de ella, la relación no prosperaría mucho tiempo. Era una “damita proporcionada“, con una buena proporción,
según el MUCHAS GRACIAS del 14 de febrero, “con todas las características de
las mujeres nacidas más allá del puertu de Pallares (sic), no obstante ser
morena, con ojazos profundos que envuelven la dulzura infinita de la sonrisa en
las tinieblas nostálgicas de la mirada.” “Los queMaruja Suarez Morejon 1931
Muchas Gracias han pasado el túnel de Perruca”, insistía el enamoradísimo
reportero, “sabrán lo que quiero decir cuando digo que está cargada de toda la
dulcedumbre de los prados verdes, de las pumaráes y de los castañares.”
Maruja
Suárez tenía el tipo de la época –“un desnudo turgente, pero sin exageraciones,
torneado en todos sus detalles, rollizo sin ser gordo”– y contaba 21 hermosos
años. Le gustaba -¡agárrense con la combinación!- el chocolate, la fabada, los
macarrones, el mar, la literatura romántica y los paseos en automóvil; y,
claro, el cine, en el que soñaba trabajar.
De hecho, veinte días después de quedar la segunda en el concurso de
belleza nacional, sólo trece votos por detrás de la victoriosa Emelina Carreño,
la Miss republicana, el periodista de CRÓNICA
se la encontró en un casting para una película de John Stone en Madrid,
al que se presentaba con sus dos hermanas. Nunca lo consiguió. En Asturias su fama fue más discreta que la de sus
sucesoras. La entrevistó, para LA PRENSA del 5 de febrero, Florencio Sánchez.
Allí reconocía ser carbayona, nacida en el Pasaje y bautizada en San Juan el
Real, aunque vivía en Madrid. “Para ella”, sin embargo, “no hay nada mejor que
Asturias, ni más riente que sus praderas, ni más hermoso que sus puertos, ni
más acogedor que sus habitantes, ni más alegre que la sidrina, ni más
substancioso que la fabada.” Eran tiempos en los que las misses, además de
demostrar ser bonitas, tenían que hacer gala de su tierra. Y tampoco les
costaba gran esfuerzo.
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MERCEDES TUYA (1932).
La evocación de los prados floridos
Esta ovetense de tan sólo 17 años leía poco, apenas unas
breves novelitas sobre la vida de los galanes y las bellezas del cine: sus
favoritos eran Billie Dove y José Mojica, y pasaba el tiempo entre rulos y
modelaje. Tenía una pequeña peluquería en Oviedo, con no pocas clientas, según
decía, y su juventud le impedía tener novio. “Carezco de experiencia”, decía de
los hombres para el NUEVO MUNDO del 15 de enero, “por referencias sé que se
pueden catalogar en tres categorías: buenos, regulares y malos.” La revista,
que la definía como “la evocación de los prados floridos” asturianos, destacaba
su bella sonrisa y su apasionamiento. “Si tuviera novio”, aseguraba, “amaría
con vehemencia, como aman las mujeres de Asturias.” ¡Ahíva! Siendo, como fue, la primera miss asturiana nombrada tras la
proclamación de la República, no se libró de las pertinentes preguntas sobre
política de rigor. “El voto a la mujer”, declaró a CRÓNICA, “me parece bien,
pero no me entusiasma; acaso por no tener yo partido por el cual decidirme”. A
tal respecto, el 12 de enero publica EL HERALDO DE MADRID una breve entrevista
con Merceditas, en la que afirma que “casarse es el ideal de todas las
mujeres”. El 20 de enero de 1932, Teresa Daniel, Miss Cataluña, arrebató
de forma estrepitosa el reinado de la belleza a Merceditas Tuya y el resto de
señoritas que se presentaban al concurso. Merceditas volvió a su peluquería
después de alternar, el resto del año, en saraos por toda la región. La fama de
una miss siempre, o casi siempre, es tan efímera como lo fue en su caso.
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MANOLITA ROQUER
ALPÉREZ (1933). La peregrina gijonesa
Gijonesa de 19 años. En 1932 fue elegida Miss Prensa por la
Asociación de la Prensa de Gijón -le obsequiaron con un muñeco a semejanza de
Maurice Chevalier-, y el 14 de febrero de 1933, en el concurso organizado por
LA VOZ DE ASTURIAS, salió Miss Asturias. Aquel día, en el Orfeón Ovetense, se
dieron cita varias muchachas de muy distintas procedencias: las misses que se presentaban
independientes, por un lado, y las que venían elegidas por los ferroviarios de
Oviedo, por el Orfeón Ovetense o por la Asociación de la Prensa de Gijón (la
propia Manolita), e incluso una miss Gijón elegida en una sala de fiestas. A decir verdad, la prensa nacional no le dio mucha
importancia a Manolita Roquer, que no llegó, tampoco, a convertirse en Miss
España. Pero en Asturias, y concretamente en Gijón, fue toda una celebridad,
con sonetos incluidos: los que le dedicó LA PRENSA, por ejemplo, el 28 de
agosto, tras ser elegida Miss Prensa:
Ésa es la guapa,
ésa es la peregrina
gijonesa
cuya boca -la rosa de
su boca-
se perfuma con esa
risa ingenua
que ayer se
desgranaba tiernamente
sobre la muchedumbre
verbenera (…)
Vedla pasar. Es alta
y espigada,
digna de ser morena…
y de esta tierra
que si son el dechado
de hermosura
las sevillanas que
cantó el poeta
Manolita Roquer, yo
lo aseguro
no siente envidia de
ninguna de ellas.
Era hija de Ramón Roquer, administrador de Astilleros de
Gijón, y se casó bien, y rápido, con su novio de toda la vida, el oficial de
Marina Jesús Baños, cuando aún era miss, el 2 de agosto de 1933. Lo hicieron en
la iglesia de San Lorenzo, en la más estricta intimidad y sin dejar que los
periódicos sacasen a relucir su pasado de guapa oficial. Menos de un año
después, en junio del 34, Manolita tuvo a su primer hijo. Una carrera de lo más
fugaz.
OLIVA CEÑAL (1934).
Una niña muy guapa
La eligieron en el teatro Campoamor, en el acto organizado,
otro año más, por LA VOZ DE ASTURIAS. Tenía 19 años, pelo castaño claro y ojos
castaños; conocemos sus medidas hasta la extenuación, como si de un mercado de
carne se tratase -1,70 calzada, 54,800 kilos, 30,05 centímetros de cuello…- ,
porque las publicó el ESTAMPA del 5 de mayo de 1934 en un extenso reportaje en
el que Oliva habla de lo divino y de lo humano, de su pasión por Joan Crawford,
por el tango y por los hombres “muy hombres”. Le gustaba leer, “ahora bien,
leer leo poco, por no perder la vista”, aseguraba, y era una asturianita
viajera que había estado ya en La Habana, en Buenos Aires y en Nueva York. Le
gustaba “viajar, viajar siempre, y mejor por mar que por tierra. Y aún mejor
todavía por el aire.” Y, si en uno de aquellos viajes, pudiera conocer a Clark
Gable, mejor que mejor. Le apasionaba, como a todas las asturianas, reconocía
Ceñal. Como Manolita Roquer, Oliva Ceñal también había sido Miss
Prensa y, en el periódico organizador, le dedicaron versos dadivosos. Del 27 de
agosto de 1933:
Es cierto. Oliva
Ceñal
es una niña muy guapa
que ha visto nacer
las rosas
dieciocho veces; su
cara,
es una cara morena,
donde fulge una
mirada
que, al ser de una
gijonesa,
no es menester elogiarla.
Gijonesa, avecindada en la Avenida de Azaña número 12,
segundo, hacía gala del amor por su tierra hasta límites extraordinarios: en
mayo, cuando se trasladó a Madrid para participar en el concurso de Miss
España, los periodistas de LA PRENSA la llamaron por teléfono a una hora más
bien temprana de la tarde, y encontraron con que ya se retiraba a dormir.
“Desde que salió de su tierra”, afirma sin titubear el diario, “vive soñando y
no es extraño, por ello, que desee el sueño.” Ceñal se mostraba, además,
apesadumbrada por el desprecio que le había hecho la colonia asturiana en
Madrid, más entretenida en otros menesteres, que no había llevado representante
alguno a la estación de tren para recibirla. Nadie, o eso dicen, es profeta en
su tierra.
FLORINDA ANTUÑA
RODRÍGUEZ (1935). Flori, una belleza extraordinaria
Elegida en el acto organizado por la Asociación de la Prensa
de Oviedo el 22 de abril de 1935, esta piloñesa de Peruyero fue la última Miss
Asturias antes de que los malos tiempos borrasen de un plumazo no sólo los
concursos de belleza, sino también muchas otras cosas más. Pero eso es otra historia. Aquel día, Florinda Antuña estaba
radiante, embutida en un vestido de noche de tafetán, al más puro estilo de los
años 30, confeccionado por los Almacenes Rodríguea de Gijón. “La belleza de
esta muchacha es francamente extraordinaria”, afirma LA PRENSA del día 23, “de
facciones sencillas, tiene siempre la sonrisa a flor de labio y expresa unos
gestos de dulzura, que complementan todo lo que se puede exigir de una miss con
la esbeltez de su tipo.” Florinda, Flori para las amigas, fue obsequiada por su
nombramiento a café con pastel en el Peñalba y a ocupar un palco en el
Buenavista, donde dio el saque de honor en el Valencia-Oviedo. Para ella, una
tortura: reconocía no gustarle el fútbol salvo (atención) “cuando se caen los
futbolistas lesionados (levemente, ¿eh?), y hacen esas contusiones en el
suelo.” Iba para maestra, le gustaba cantar tangos argentinos y dibujar, y no
supimos más de ella desde que se acabó su reinado. Algunos documentos la sitúan
casada y residiendo en Oviedo en los años 60. Como ejemplo de lo que pudo ser,
quede la exótica historia de Alicia Navarro, la canaria que ganó, en el año en
que compitió Flori Antuña, el concurso de Miss España: llegó a ser Miss Europa,
formó familia en la Habana y, después de ser abandonada por su marido, se casó
con un filatélico griego. Murió siendo Alicia Papadopoulos. Florinda, y quizás
fuera más feliz de esa manera, seguiría siendo Flori toda su vida.
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Asturianas que
asumieron roles que hasta entonces estaban únicamente reservados a los hombres
y con ello fueron marcando un camino del que ya no hubo vuelta atrás. El Comercio.
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FUENTE: ARANMB. Publicado por La Cantera de Babí el 03-12-2013 . Ver enlace: La Cantera de Babí ____________________________________________________________________ AUTORES.
Arantza Margolles Beran nació en Gijón, 1982. Licenciada
en Historia por la Universidad de Oviedo y Máster en Arqueología y Patrimonio
por la Universidad Autónoma de Madrid. Cursando actualmente estudios de Lengua
y Literatura Españolas e Historia del Arte en la UNED. Especializada en
genealogía, hemerografía y divulgación. Coautora de "Villafría 1934: Luz
en la memoria" y "El crimen de ayer", ambos publicados en 2012.
Colaboradora semanal en El Comercio y Noche tras Noche, (RTPA) y guionista del
programa 'Historias y Misterios'. Fuente:
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
___________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada
imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que
se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se
ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para hacerlo figurar o para borrarla si es su
deseo, porque es justo reconocer a los autores
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"Así pasan las glorias de este mundo..." Aquellas pobres ilusas mujeres de su tiempo, no imaginaban siquiera que su gloria sería tan efímera después de haberlo dado todo por conseguirla...¡cuánta desilusión atormentaría su cabeza! Aún mediado el siglo XX, las mises que se presentaban a aquellos concursos de belleza eran consideradas como bastante "ligeras de cascos"...Parece ser "ley de vida"...Siempre las ha habido y las habrá...
ResponderEliminarNo se puede negar la certeza de tus palabras,pero el verdadero problema es que justamente en aquella época los documentalistas brillaban por su ausencia,es decir,que incluso las primeras películas del cine mudo españolas fueron destruidas literalmente,por lo cual no es nada extraño que nuestras Misses estén prácticamente en el olvido.Solo un apunte más.La primera española en participar en un Miss Universo fue en el que sería el segundo certamen internacional de 1927,faltando solamente al primero una compatriota.Esa mujer sería María Casajuana,la cual consiguió un meritorio cuarto lugar y posteriormente una magnífica carrera en el cine de los años 20 y 30.Un saludo.
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