Vidas perdidas en el corazón del Principado
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Plano de Mina Baltasara en los Pontones L'Agüeria San Xuan. Año 1905. Foto cedida por Aquilino Polio. Foto Archivo. |
Mario García Antuña
documenta 63 accidentes graves en su libro "Catástrofes mineras asturianas"|
«El grisú es el enemigo público número 1, traidor y cobarde», dice sobre un gas
que ha provocado la mayoría de los siniestros que narra en su obra |
Salida de los
ataúdes desde el sanatorio Adaro tras la catástrofe de mina Cardiñuezo, en
Langreo, el 1 de mayo de 1920. FOTOS CEDIDAS POR MARÍA GARCÍA ANTUÑA. El Comercio.
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El Comercio.
Mina Esperanza fue el escenario del mayor accidente ocurrido
en las entrañas de Asturias. Corría el 2 de enero de 1889, la fecha en la que
perdieron la vida 30 trabajadores en la explotación ubicada en la localidad
allerana de Boo. Una explosión de grisú fue la causa del suceso, que tiñó de
luto el primer día laborable de aquel año. La mala fortuna quiso que los seis
rescatadores que trataron de auxiliar a sus compañeros perdieran la vida en el
intento de rescate, que fue en vano.
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Mina Baltasara en L'Agüeria San Xuan de Mieres hacía 1914. Foto archivo. |
Porque el grisú es el principal ‘asesino’ en este tipo de
catástrofes. Así lo asegura Mario García Antuña, ingeniero técnico de minas
jubilado de Hunosa y autor del libro ‘Catástrofes mineras asturianas’, que
acaba de publicar. Estos dos volúmenes, que suman casi 1.400 páginas, repasan
los accidentes más terribles ocurridos en las explotaciones. En concreto,
aquellos que se saldaron con más de cuatro muertos. Ascienden a 63 desastres.
En total, fueron 425 las víctimas mortales registradas en estos siniestros. La tragedia de mina Esperanza fue la mayor que se ha vivido
en Asturias desde el siglo XIX. La segunda catástrofe más luctuosa en cuanto a
número de víctimas mortales se produjo ya en el siglo XX. El histórico pozo María
Luisa fue el escenario en el que 17 mineros perdieron la vida, también a causa
de una explosión de grisú. El letal gas «provocó el disparo de un barreno, que
sepultó a varios obreros», explica el autor en el libro. Quince trabajadores
fallecieron en el acto y otros dos lo hicieron posteriormente debido a las
graves quemaduras que sufrieron.
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El temible grisú
De las 63 catástrofes que recoge esta casi enciclopedia de
la siniestralidad minera en el Principado de Asturias, 34 fueron provocadas por
la explosión de grisú. La peligrosidad de este gas radica en su elevada capacidad
para inflamarse ya que está compuesto, sobre todo, por metano. «Pueden surgir
chispas al picar o al hacer los barrenos y puede producirse una
incandescencia», indica García Antuña para explicar cómo se originan estas fatídicas
detonaciones. «Es el enemigo público número uno, un traidor y un cobarde»,
subraya el autor en alusión a las desgracias que es capaz de provocar este gas,
que se encuentra en la parte superior de las galerías y que, con ciertas
alteraciones en el ambiente, desata la tragedia. Pero no siempre es el grisú el causante de las catástrofes
mineras. También se producen derrumbes y otras incidencias que acaban en
tragedia. Entre los que más accidentes han sufrido en Asturias está el Pozo
Santa Bárbara, en Turón, con cuatro siniestros en los que se registraron más de
cuatro fallecidos, con un total de 22.
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Foto coloreada. 16 de julio 1923, la tragedia en Mina Baltasara de Mieres, en el corazón de L’Agüeria San Xuan de Mieres). Imagen del multitudinario cortejo fúnebre con los 13 ataúdes llevados a hombros hacia el Cementerio de La Belonga en Mieres. Foto Archivo. |
Por concejos, Mieres es el que más incidentes graves ha
tenido que llorar en la franja temporal delimitada por el autor. En concreto,
17 hechos luctuosos que conmocionaron a los vecinos y al conjunto de la
población asturiana. No obstante, en número personas que perdieron la vida en
las entrañas de la tierra le supera Aller, con 128 muertos frente a los 108 de
Mieres. El tercer municipio que más veces ha afrontado este tipo de catástrofes
es Langreo, que ha visto morir a 67 personas en una decena de accidentes de
estas características. Aunque las cifras son demoledoras, es imposible cuantificar
el dolor que estos decesos han provocado en su entorno más cercano. No solo la
minería del carbón ha causado numerosas pérdidas entre los asturianos.Según el
autor de esta amplísima obra, las muertes de trabajadores de las minas de oro,
mercurio y hierro, entre otras, junto con las del carbón superarían las 5.000.
Dos tragedias seguidas
El libro se cierra con dos catástrofes que conmocionaron a
la sociedad asturiana en 1995. La primera de ellas y también la más
sobrecogedora fue la que tuvo lugar el 31 de agosto en el pozo San Nicolás,
ubicado en la localidad de Ablaña, en Mieres. Poco después de las dos y media
de la madrugada, el yacimiento se estremeció con una explosión del gas más
temido para los que trabajan en las entrañas de la tierra. El estallido de grisú se produjo en el interior de la
tubería de ventilación y la galería. Les arrancó el último soplo de vida a 14
mineros que realizaban sus tareas en las instalaciones, con lo que se convirtió
«en la mayor catástrofe de la historia de Hunosa», explica García Antuña. Los
fallecidos tenían edades comprendidas entre los 29 y 43 años. Solo 43 días después del dramático suceso del pozo Nicolasa,
como se le conoce popularmente, el horror volvía a sacudir a los asturianos. En
esta ocasión, la tragedia llegó a la otra cuenca minera asturiana.
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Caballista de L'Agüeria San Xuan. Año 1910. Foto cedida por Aquilino Polio. Foto Archivo. |
En concreto,
al pozo Candín, en La Felguera. El 13 de octubre de 1995 es una fecha marcada en negro para
los langreanos. Cuatro mineros fallecieron en este yacimiento, no a causa del
grisú como en la mayoría de los casos. El origen del suceso fue el
desprendimiento del relleno debido a que la tela metálica cedió sobre el taller
de explotación. El accidente sorprendió a ocho mineros, dos de los cuales
perecieron en el acto y otros tantos durante el traslado al Hospital Valle del
Nalón. Los otros cuatro trabajadores resultaron heridos de diversa gravedad. Por fortuna, los protocolos de seguridad han mejorado en
gran medida con el paso de los años. «Antes lo único que interesaba era sacar
el carbón», indica el autor allerano. La integridad física se descuidaba
enormemente en siglos pasados, cuando los mineros penetraban en los pozos «con
boina». A todos aquellos que perdieron la vida «en su diaria lucha en las
entrañas de la tierra contra la inhóspita naturaleza» dedica Mario García
Antuña su obra.
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FUENTE: PALOMA LAMADRID Publicado por el Diario el Comercio el 02-12-2015. Ver enlace.__________________________________________________________________________
AUTORES.
Paloma
Lamadrid Solares. Licenciada en
periodismo por la Universidad Pontificia de salamanca. Redactora de la sección
Actualidad en Diario El Comercio Asturias. El Comercio.
Más
de 130 años al servicio de Asturias. EL COMERCIO lanzó
su primer ejemplar el 2 de septiembre de 1878 y en 1995 incorporó La Voz de
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año se integró en Vocento. Es el periódico más leído en Gijón y el segundo del
Principado. EL COMERCIO edita varias ediciones: Asturias, Cuencas y Oriente,
además de La Voz de Avilés. Sus lectores disfrutan de una renovada oferta de
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interés en función de la localización del usuario. La mejor forma de vivir
Gijón desde dentro la proporciona EL COMERCIO. Además, el diario cuenta con un
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Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.“El único deber que tenemos con la historia es
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El Blog de Acebedo se
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CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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