El verano asturiano del pintor Juan Antonio Benlliure y Gil
Invitado por el
pintor Tomás García Sampedro, el valenciano, miembro de una familia de artistas
cotizados, pasó en 1894 una temporada estival en Muros de Nalón |
Autorretrato de
Juan Antonio Benlliure, 1915. Juan Antonio Benlliure y Gil (Valencia, 1859 -
Madrid, 28 de junio de 19301); pintor español. Era hermano del escultor
Mariano Benlliure y del también pintor José Benlliure. Wikipedia |
En el verano de 1894, la hospitalidad del pintor Tomás
García Sampedro (Somao, 1860-Muros de Nalón, 1937) y de su hermana Demetria
acogió en su casa de Muros de Nalón al artista valenciano Juan Antonio
Benlliure y Gil (Pueblo Nuevo del Mar, Valencia, 1860-Madrid, 1930),
perteneciente a una de las sagas de artistas de más prestigio entre la segunda
mitad del siglo XIX y la primera del XX. Y, al igual que el maestro de García Sampedro, el gran
pintor Casto Plasencia (Cañizar, Guadalajara, 1846-Madrid, 1890), inspirador de
«la colonia artística de Muros», de 1884 a 1890, el artista levantino vivió
jornadas de descanso y arte en la bellísima casa construida por el marido de
Demetria García Sampedro, Gumersindo Rodríguez Núñez, fallecido años antes, un
empresario con negocios en Cuba, donde fue capitán del Ejército, y que
desempeñó la Alcaldía de Muros en 1877.
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Tomás García
Sampedro (Somado, Pravia, Asturias, 17 de mayo de 1860 — Muros de Nalón, id.
1937), fue un pintor español, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando de Madrid y caballero de la Orden de Carlos III. Gran parte de su
obra la componen paisajes y escenas rurales de estilo costumbrista. Wikipedia |
La casa es un edificio con trazas de la
arquitectura de indianos que, con su planta cuadrangular impecablemente pintada
de blanco, yergue su silueta en el barrio murense de La Pumariega. En aquel
cuarto año de la década de los noventa, Juan Antonio Benlliure y Tomás García
Sampedro tenían 34 años y gozaban ya de un pleno reconocimiento como artistas. Desde hacía varios años, García Sampedro mantenía una
estrecha relación de amistad con los hermanos Benlliure, a los que frecuentaba
tanto en sus estancias en Roma como en Madrid. Pero, sin duda, fue más intensa
con Juan Antonio, por ser ambos de la misma edad, y con Mariano, con el que
intercambió una interesante correspondencia que la ilustrada y culta sobrina
nieta del pintor murense Victoria Costales Rodríguez, de nuevo en La Pumariega,
ha conservado celosamente. Juan Antonio Benlliure y Gil era el tercero de los cuatro
hermanos artistas Benlliure, más joven que Blas (Cañamelar, Valencia,
1852-Valencia, 1926) y que José (Valencia, 1855-1937) y dos años mayor que Mariano (Valencia, 1862-Madrid, 1947).
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Blas Benlliure
el mayor de los hermanos. En la imagen, Blas en su estudio de Madrid. Todocolección. |
Blas fue pintor decorador, como su padre, y notable especialista en bodegones y
flores; José, un excelente cantor de las costumbres levantinas; y Mariano,
acuarelista y uno de los grandes escultores españoles de todos los tiempos, al
que se deben algunos de los principales monumentos escultóricos de Madrid y de
otras ciudades españolas; entre ellos, «La asturiana», erigida en bronce en
Villaviciosa en memoria del empresario Obdulio Fernández Pando, presidente
desde 1900 hasta su fallecimiento en 1927 de la fábrica de sidra Valle, Vallina
y Fernández. Junto a sus hermanos, se crio en un ambiente artístico
creado por su padre, Juan Antonio Benlliure Tomás, hijo de un pescador del Grao
que deseaba que él siguiera su tradición, que «el xic sea un home del mar, com
so pare». Viendo pintar motivos decorativos en la casa en la que vivían
alquilados a un profesor de la Academia de San Carlos, el padre de los
Benlliure se sintió atrapado por el arte, estudió pintura y logró sacar
adelante a su familia con sus pinceles y las clases que impartía en una
academia que pudo abrir en su casa. La vocación artística les llegó a sus hijos de modo similar.
Vicente Vidal Corella, uno de los estudiosos de esta dinastía de artistas,
relata que los pequeños Benlliure, al presenciar aquellas sesiones de pintura
en la academia paterna, comenzaron a sentir vehementes deseos de copiar las
muestras artísticas.
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José Benlliure
Tomas, maquinista naval y pintor, padre y primer maestro de la saga de los
artistas Blas, José, Juan Antonio y Mariano Benlliure Gil y abuelo de José
"Pippino" Benlliure Ortíz. también tío de Gerardo y Emilio Benlliure
Morales. Todocolección. |
Y lo hacían rivalizando entre ellos con tal fervor que no
bastaban los papeles y las libretas, sino que dibujaban en las paredes con el
yeso y los lápices de su padre e, incluso, con el carbón de la cocina de su
madre?. Los cuatro hermanos Benlliure fueron artistas cotizados? Y
ello a pesar de que Juan Antonio padeció con muy pocos años una enfermedad que
le privó de la vista, prácticamente, hasta los 13 años y que le hizo padecer
siempre de una deficiente visión. Sobreponiéndose a su dolencia física, sus inicios
artísticos comenzaron en Roma, a la sombra de sus hermanos mayores Blas y José,
donde éste se había instalado en 1879 y trabajaba desahogadamente gracias a que
el marchante inglés Martín Colnaghi.
había acordado con él la compra de cien
cuadros, que tenía que pintar en tres años, por 150.000 francos.
Al principio de su estancia en la capital de Italia, Juan
Antonio Benlliure compartió con su hermano José el estudio de éste, en la vía
Margutta, entre «la piazza di Spagna y la piazza di Popolo», junto al de otro
artista valenciano, Ignacio Pinazo Camarlench (Valencia, 1849-1916); sin
embargo, poco tiempo después, se instaló con estudio propio, en el local
contiguo, en el que retrataba a las elegantes damas de la sociedad
aristocrática romana, lo que le proporcionó un gran éxito y buenos ingresos. Y
esa misma especialización en el retrato femenino la siguió cultivando a su
regreso a Madrid, en su estudio de la Carrera de San Jerónimo. Más tarde, Juan Antonio Benlliure residió con sus hermanos
en Roma durante los años en que Mariano y José fueron directores de la Academia
de España en la capital italiana, una institución creada por Emilio Castelar en
su etapa de presidente de la I República en el claustro del antiguo monasterio
de San Pietro en Montorio, en la colina del Gianicolo. Mariano Benlliure había
sido nombrado director de la Academia en 1902 y, al presentar su renuncia en
1903, fue designado director su hermano José, que desempeñaría tal cargo hasta
1912. Y en Roma se anudó la amistad entre los Benlliure y Tomás
García Sampedro, que residió en la capital de Italia durante los inviernos de
1886 a 1892, gracias a la pensión concedida por la Diputación Provincial de
Asturias, una vez concluidos sus estudios en la Escuela Superior de Pintura,
Escultura y Grabado de Madrid.
Fueron sus años romanos años de estudio, pero
también de fraternales reuniones con artistas españoles, que se veían en el
círculo llamado El Quijote, fundado y decorado por ellos mismos en la vía
Incurabile. En El Quijote los Benlliure, que poseían muy buena voz, cantaban
romanzas, haciendo la voz de tenor José, coreando sus hermanos y acompañando a
la guitarra Juan Antonio. Cuando llegaban los Carnavales romanos, los artistas
españoles organizaban ingeniosas mascaradas que solían alcanzar siempre los
primeros premios. Al igual que otros artistas españoles residentes en Roma,
García Sampedro disfrutó junto a los Benlliure de estas jornadas alegres y
divertidas. Pero desarrolló también un intenso trabajo de profundización en sus
estudios y de ejecución de cuadros a los que se refirió el crítico de arte
italiano Giuseppe Stopiti en un opúsculo integrado en la colección «Galería
biográfica de Italia». Entre ellos, los titulados «Carta de luto», «El guardián
del harén», «Campesina romana», «En las catacumbas», también llamado «Santa
Cecilia», y «Después del baile», una elegante composición, con un motivo muy en
boga en aquellos años, que llegó, años atrás, a una galería de Gijón y fue
vendida a un coleccionista asturiano.
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Tomás García Sampedro. Somao, Pravia 1860 / Muros del Nalón 1937 Título: «Playa de Aguilar». Pintores Asturianos |
Pero sobre todos ellos destacan otros dos, pintados también
en Roma, de total ambientación asturiana y de mayores dimensiones que cualquier
otro: «La cuna vacía» y «A la caída de la tarde». En el primero de ellos, óleo
sobre lienzo de 266 por 182,5 centímetros, el artista expresa, «con un
sentimiento profundo, exquisito y gentil», escribiría Stopiti, el inmenso dolor
de un matrimonio campesino por la muerte de su hijo recién nacido? Fechado en
Roma en 1887, el cuadro fue regalado por García Sampedro a la Diputación
asturiana y hoy cuelga en una de las principales paredes del Museo de Bellas
Artes de Asturias. El segundo, fechado también en Roma en 1890, lo pintó
basándose en dibujos y bocetos realizados en Muros, con jóvenes aldeanas de una
gran hermosura. «A la caída de la tarde», óleo sobre lienzo de 238 por 164
centímetros, está basado en la obra «Retour des champs», del francés Jules
Breton (Courrieres, 1827-1906), uno de los artistas al que tanto García
Sampedro como el resto de los integrantes de «la colonia» admiraban especialmente.
Pero es el lienzo en el que su autor hace un más fiel seguimiento del estilo y
de la forma de su maestro Casto Plasencia y constituye su obra más acabada. Con
él alcanzó una tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de
1890 y, desde entonces, se halla en el Ministerio del Interior. Mientras residía en Roma, García Sampedro viajó algunas
veces por la península italiana acompañando a los Benlliure, que, de vez en
cuando, visitaban en Asís a su hermano José, que había adquirido allí una
mansión y pintaba una serie de cuadros sobre San Francisco.
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Tomás García Sampedro. Somao, Pravia 1860 / Muros del Nalón 1937 Título: A la caída de la tarde. 1890. Museo del Prado |
Testimonio de ello
es un pequeño retrato que Mariano le hizo mientras viajaban en tren hacia
Sinigallia y en el que García Sampedro aparece dormido, con la cabeza recostada
sobre la ventanilla del departamento. Está ejecutado al carboncillo y plumilla
sobre una hoja de papel de tono beige, de 19 por 12,5 centímetros, y firmado de
la siguiente forma: «Tren directo de Rímini a Sinigallia, 7 de julio de 1892.
Mariano». Y en Roma permanecería, «sin más interrupción -subraya Félix
G.-Fierro en uno de sus trabajos publicados en "Arte Español"- que la
de los veranos», en que, juntos Casto Plasencia y su discípulo, los pasaban en
el rincón ideal de La Pumariega. Sin embargo, cuando Juan Antonio Benlliure
llega a Muros de Nalón -verano de 1894- hace cuatro años que ha desaparecido
«la colonia artística de Muros», al fallecer prematuramente su inspirador,
Casto Plasencia. Víctima de una pulmonía, el maestro alcarreño que inmortalizó
los bellos paisajes de Muros de Nalón y a las jóvenes aldeanas que le sirvieron
de modelo había dejado de existir el 18 de mayo de 1890. Tenía 44 años.
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Juan Antonio
Benlliure y Gil. (Pueblo Nuevo de Mar, Valencia 1860 - Madrid, 1930). Obra: Óleo
sobre lienzo. Todocolección |
En aquel entonces, Juan Antonio Benlliure había obtenido ya
medallas de plata en la Exposición Regional de Valencia y de Roma en 1883 y
segundas medallas en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1884 -en la
misma en que su hermano Mariano recibía también otra segunda-, 1887 y 1893, con
sus obras «Por la patria», «La muerte de Alfonso XII» y «Sin absolución». En
1897 sería distinguido con el nombramiento de comendador de la Real Orden de
Carlos III. Tiempo después, en 1907 fue nombrado profesor de Pintura en la
Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado y conservador de los frescos
de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida de Madrid. Y en 1920 alcanzó
un nuevo galardón en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Mientras tanto, y
hasta el final de sus días, seguirá cultivando su especialización en el retrato
femenino que, con tanto éxito, había comenzado en sus años en Roma. Pero
también pintaría otros retratos, entre ellos los de personalidades de la vida
española como el del primer presidente de las Cortes, las de Cádiz de 1812,
Ramón Lázaro Dou y Bassols, que cuelga en el Congreso de los Diputados.
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Ramón Lázaro de
Dou y de Bassols (Barcelona, 11 de febrero de 1742 - Cervera, 14 de diciembre
de 1832). Pintado por Juan Antonio Benlliure. 1915. WIKIPEDIA |
En su libro «En el país del arte», el escritor valenciano
Vicente Blasco Ibáñez, autor de «La horda» y «La barraca», entre otras
excelentes narraciones, escribe sobre los Benlliure y dice: «Juan Antonio se
revela como un talento de primer orden en el arte de trasladar al lienzo la
suave transparencia de la carne femenina, las dulces redondeces de la forma y
las figurillas graciosas e ingenuas de los niños. Parece que acaricia con
tierno halago cuanto pinta: en su paleta sólo hay notas simpáticas y risueñas.
No creo que exista en el mundo un pintor tan excelente para las damas como Juan
Antonio Benlliure».
En Muros y en compañía de su anfitrión, Tomás García
Sampedro, el pintor valenciano aprovecha sus días de descanso para conocer un
paisaje que le cautiva. Pasea por la playa de Aguilar y las riberas del Nalón y recorre los mismos lugares que habían
recorrido Casto Plasencia, Agustín Lhardy, Tomás Campuzano, Cecilio Pla, José
Robles y Marcelina Poncela, entre otros. Y pinta algunos cuadros, de los que,
de forma directa, únicamente se conocen los dos siguientes.
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Retrato de Angelines, sobrina de Tomás García Sampedro, realizado por el pintor valenciano. LNE |
El primero de ellos es un retrato de Angelines, la hija de
Demetria García Sampedro y única mujer de seis hermanos, cuyo nombre había
puesto Casto Plasencia a la lancha con la que navegaba por el Nalón. Se trata de
un retrato de tres cuartos, en el que Angelines Rodríguez García, que podía
contar unos 14 años, aparece vestida con un vestido blanco, con mangas
abullonadas, sobre un fondo de tonos rojizos. Es un óleo sobre lienzo de 89 por
54,5 centímetros, firmado y dedicado «A doña Demetria Sampedro. Muros, 1894.
Juan Antonio Benlliure». Una sincera expresión de agradecimiento a la
propietaria de la casa donde pasó sus vacaciones estivales. El segundo, de unas dimensiones superiores al anterior, de
115 por 185 centímetros, y firmado en el ángulo inferior derecho, es una
bellísima composición que tiene por protagonistas a dos jóvenes aldeanas de
Muros, que aparecen en un primer plano, también de tres cuartos, en una de las
riberas del Nalón. Una de las jóvenes, con el pelo recogido en un moño, se
encuentra de espaldas al pintor, sosteniendo una guadaña, de pie sobre un prau,
con su brazo izquierdo, de líneas recias, pero, al tiempo, de una gran
femineidad y hermosura; la otra, con pañoleta anudada con los dos nudos astures,
aparece de escorzo, apoyando sus brazos sobre los hombros de la primera y
volviendo su rostro, de gran belleza, al artista.
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«Aldeanas de Muros de Nalón», óleo de Juan Antonio Benlliure de 1894. LNE. |
Muy probablemente, la composición esté ejecutada desde un
prau de Soto del Barco, en las proximidades del castillo, ya que al fondo del
cuadro se puede contemplar la rasa marina sobre la que se asienta Muros de
Nalón, camino del Espíritu Santo, mientras el azul discreto de la ría discurre
entre los verdes de ambas riberas. Y a la izquierda de la composición, en la orilla opuesta del
cuadro, aparecen unas diminutas figuras que apenas pueden ser percibidas: un
aldeano tirando de un borrico camina por una «caleya» que asciende hacia Muros
y saluda agitando un pañuelo con su mano derecha. Un perfecto ejercicio de
proporciones y perspectiva que sirve de contrapunto y contraste con las figuras
de las jóvenes aldeanas y que Juan Antonio Benlliure supo introducir en el
lienzo pese a las dificultades de visión que siempre le aquejaron. Unas
figuras, en fin, que, con toda probabilidad, se vio obligado a pintar con la
ayuda de una lupa.
En el retrato de Angelines, la sobrina de Tomás García
Sampedro, así como en la obra anterior, Juan Antonio Benlliure se alejará del
modo de retratar a las damas elegantes, a las que realzaba sus rostros con
cierta idealización, recreándose, además, en la forma delicada de sus vestidos.
En los cuadros ejecutados en Muros, al pintar los rostros de Angelines y de las
campesinas destaca sus rasgos sin idealización alguna. Un modo de retratar a
mujeres que había empleado en otras ocasiones, entre ellas en el retrato de
Matilde Vidal, esposa de su hermano mayor, Blas Benlliure. El cuadro es, además, una excelente muestra de la pintura
costumbrista a la que tanto García Sampedro como Casto Plasencia rindieron
homenaje, siguiendo la línea de los franceses Jean François Millet (Cerburgo, 1814-Barbizon, 1875), Jules
Breton y Jules Bastien-Lepage (Danvillier, 1848-París, 1884), que entonaron en
sus lienzos un canto a la belleza sencilla de las campesinas y a sus labores en
medio de la naturaleza. Algo que demuestra su maestría en el ejercicio
pictórico. Con la vista disminuida, pero con una segura técnica artística, Juan
Antonio Benlliure quiso retener con sus pinceles esa bucólica escena, plasmada,
quizás, al final de una jornada de siega en la ribera del Nalón, a la que le
llevó su amigo Tomás García Sampedro.
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Paisaje de Muros de Nalón pintado por Tomás García Sampedro en 1928 donde pueden verse dos hórreos. |
FUENTE: RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE. Publicado por La Nueva España el 15-08-2010. Ver enlace. ________________________________________________________________________
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Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los
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El cuadro «Escena costumbrista», no es obra de Tomás García Sampedro, sino de Luis García Sampedro (Barcelona, 1872-¿?).
ResponderEliminarEstimado lector, «error corregido». Muchas gracias por la aportación y pido disculpas por la “equivocación” cometida. Saludos cordiales.
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