El piloto asturiano Celestino Martínez Fierros, nacido en Ballota (Cudillero) en 1915, en una fotografía de la época. Imagen extraída de la desaparecida página web: Atlántica XXII. |
Bravo y sus compañeros, ante un P-40 Kittyhawk CEDIDA POR RAFAEL DE MADARIAGA. La Nueva España. |
La Nueva España
Marzo de 1945. Inmediaciones del lago Balatón, Hungría. La Wehrmacht alemana lanza la operación “Despertar de Primavera”, en un desesperado intento por frenar el avance de las tropas soviéticas, que ya cercaban la ciudad de Berlín en los estertores del régimen nazi. La cruda batalla, con clara superioridad en efectivos para las tropas de Stalin, se libra por tierra y por aire. Allí se encuentra, a los mandos de un Shturmovik IL-2 soviético el piloto asturiano, de Ballota (Cudillero), Celestino Martínez Fierros, avezado combatiente con apenas 30 años, inmerso en el fragor de la batalla. En un lance con los antiaéreos alemanes, la aeronave que pilota Martínez Fierros recibe importantes daños, tan graves que se prende en llamas. “Estaba hecho polvo, y probablemente no era capaz de lanzarse en paracaídas. Es entonces cuando decide enfilar una columna de tanques alemanes, y estrellarse contra ellos. Se llevó por delante dos o tres. Es un héroe soviético a todos los efectos”. Quien recuerda ahora aquel trágico final es Rafael de Madariaga, naviego de nacimiento, "capitán de aviación retirado, piloto, licenciado en Periodismo y apasionado amante de la historia de la aviación militar".
Marzo de 1945. Inmediaciones del lago Balatón, Hungría. La Wehrmacht alemana lanza la operación “Despertar de Primavera”, en un desesperado intento por frenar el avance de las tropas soviéticas, que ya cercaban la ciudad de Berlín en los estertores del régimen nazi. La cruda batalla, con clara superioridad en efectivos para las tropas de Stalin, se libra por tierra y por aire. Allí se encuentra, a los mandos de un Shturmovik IL-2 soviético el piloto asturiano, de Ballota (Cudillero), Celestino Martínez Fierros, avezado combatiente con apenas 30 años, inmerso en el fragor de la batalla. En un lance con los antiaéreos alemanes, la aeronave que pilota Martínez Fierros recibe importantes daños, tan graves que se prende en llamas. “Estaba hecho polvo, y probablemente no era capaz de lanzarse en paracaídas. Es entonces cuando decide enfilar una columna de tanques alemanes, y estrellarse contra ellos. Se llevó por delante dos o tres. Es un héroe soviético a todos los efectos”. Quien recuerda ahora aquel trágico final es Rafael de Madariaga, naviego de nacimiento, "capitán de aviación retirado, piloto, licenciado en Periodismo y apasionado amante de la historia de la aviación militar".