Jugando a los Bolos. Ateneo Obrero de Villaviciosa. |
Fotografía histórica de un castro con los nueve bolos y el
biche para jugar a la modalidad de cuatreada, en el recinto del Museo
del Pueblo de Asturias.
FOTOTECA DEL MUSEO DEL PUEBLO DE ASTURIAS. La Nueva España. |
Al margen de las cuestiones deportivas o propias de la variedad del juego, destaca en los bolos su valor como espacio de ocio y socialización masculina, basado en el juego, la competición y el fomento de actitudes asociadas a la masculinidad (fuerza, destreza, precisión). También destaca el papel que desempeñaron las boleras en la creación de espacios “públicos” de socialización, sobre todo en una comunidad como Asturias, donde escasean las plazas en entornos rurales. En este sentido, cabría destacar que la localización de las boleras exige una explanada de cierta dimensión, al igual que otros edificios de uso comunitario como las iglesias, motivo por el cual solían localizarse cerca de ellas, en las inmediaciones de los chigres, en algunos parques cuando se trata de entornos urbanos, etc., siempre en contextos de comunicación e interrelación social.