El doctor Fernando Asuero era un vasco que se decía médico y se atribuía la capacidad de curar todas las enfermedades. Saber más |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Disculpen ustedes que la historia de hoy lleve un título tan chabacano, pero ahora verán que está justificado: así se llamó un número teatral con el que obtuvo un gran éxito el actor argentino Florencio Parravicini. Aunque también podía haber elegido "Opérate el trigémino", como un tango de Manuel Colominas grabado por la orquesta del uruguayo Minotto di Cicco (una magnífica pieza que se puede encontrar en Youtube); o simplemente "El trigémino" aludiendo al chotis de Celia Gámez. Aún más, otra opción habría sido simplemente "El paralítico", un son cubano de Miguel Matamoros del que existen mil versiones y que se inicia con esta rima: "Veinte años en mi término / me encontraba paralítico / y me dijo un hombre místico / que me extirpará el trigémino". Y es que, efectivamente, el trigémino se puso de moda a finales de la década de los veinte, cuando el doctor vasco Fernando Asuero aseguró que gracias a una técnica de su invención basada en manipular con la ayuda de unas pinzas los nervios de la nariz, podía curar sin dolor alguno el asma, la epilepsia, úlceras varicosas, la sordera, la ceguera y, sobre todo, la parálisis.