Historia de un cornetín
La visita del rey Alfonso XIII a Mieres y la
petición de limosna de un ex militar de Ponferrada que recibió al
monarca tocando la marcha real con el instrumento de viento para ganarse
su favor
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Ilustración de Alfonso Zapico |
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En los primeros días de agosto de 1902, Alfonso XIII rey de España, pasó
unos días recorriendo Asturias; su agenda incluía la visita a las
dinámicas y pujantes poblaciones de La Felguera y Mieres. En ambos
lugares, la presencia del Borbón y su corte de aduladores constituyó un
espectáculo tan hermoso como conmovedor. Especialmente en Mieres, donde
el elemento obrero -según la crónica- le rodeó de continuo sin cesar en
sus aclamaciones y vítores, no obstante de abundar allí los republicanos
y socialistas. El soberano llegó en su tren real a la estación de
Ablaña y allí, junto a los ilustres viajeros que lo acompañaban, hizo
transbordo a un tren minero. Tras un breve recorrido, ya estaban todos
en el interior de La Fábrica, decorada con gallardetes, banderas y
guirnaldas. Los recibió un hermoso arco decorado con atributos de la
industria y a los lados dos grandes pirámides de mineral de hierro,
mientras en un talud se veía un rótulo colosal formado con grandes
trozos de carbón, que decía «Alfonso XIII».