9 de agosto de 2018

Clásico pueblo carreteril

Olloniego, paso obligado e histórico
Conjunto histórico de Olloniego
Olloniego es uno de esos lugares del concejo de Oviedo que, cuando no existía otra carretera, había que atravesar de forma obligatoria para alcanzar tierras leonesas
Torre de Olloniego, palacio de Muñiz y una parte del puente medieval
Se trataba de subir a San Esteban de las Cruces y descender la Manzaneda hasta llegar al nivel del río en El Portazgo, tras haber rebajado 100 metros de altitud sobre el nivel del mar con referencia a la capital. A renglón seguido, se atravesaba de un extremo a otro El Padrún y su complicado rosario de curvas, desafío que (la mayoría de las veces en caravana) suponía llegar a Mieres hasta el gorro de coche. No digo nada si te dirigías a León o Madrid o, si nos trasladamos a épocas anteriores, hacer el viaje a pie, a caballo o en diligencia, pensando en el suplicio de cruzar Pajares, sobremanera en invierno. ¡Qué agobio! Situado en la margen izquierda del Nalón, es el clásico pueblo carreteril que desde antiguo ha perseguido la estela de los viajeros. Su caserío se arrastra por lo profundo del valle a ambos lados de la calzada. Para entender su posición a lo largo del espacio y el tiempo hemos de acudir al paso de montaña de La Carisa y retroceder a los tiempos en los que el emperador Augusto designó a Publio Carisio para la nueva campaña que había de someter a los astures, o quizás, por qué no, a un primer camino.

Calzada romana de La Carisa. (Asturias - León)
Calzada romana de La Carisa, vía de carácter militar, identificada como Asturica Augusta-Lucus Asturum que se iniciaba en Legio VII (León) y por Tonín, Pendilla y el cordal de Carroceo llegaba a Campomanes y se prolongaba por el valle del río Lena. En su margen derecha, sobre un pequeño altozano, se alza una de las joyas del arte prerrománico asturiano: Santa Cristina de Lena. Primero Mamorana, luego la capital del concejo y más allá la unión del camino con la vía romana que transitaba por Carabanzo. Con el paso de los siglos se fundieron aquí primeros caminos, vías romanas, caminos medievales, rutas de peregrinación y comerciales que, para unirse a la anterior, descendían de las alturas de San Isidro, Piedrafita, Vegarada y valle del Huerna, reuniéndose posteriormente con la que procedente del puerto de Tarna se prolongaba por el valle del Nalón. Los viajeros proseguían por Mieres y los recuestos de La Rebollada al alto del Padrún, Olloniego y Oviedo.
La Rebollada en el año 1900
Hablamos de un paso obligado e histórico, desde los comienzos de la civilización, entre la Meseta y el mar. Un dato significativo son los hospitales destinados a los peregrinos, construidos durante la Edad Media a lo largo de este recorrido: Arbas, Pajares, Fierros, Campomanes, Pola de Lena, Villallana, Ujo, Mieres, Monte Copián y Olloniego dejan constancia de que éste era el camino de peregrinación más frecuentado entre la Pulchra Leonina y la Sancta Ovetensis, en el que Olloniego sigue teniendo un especial protagonismo. Resulta imprescindible mencionar que el Camino a San Salvador proseguía por El Portazgo, Picullanza, Pontón de la Venta, Caxigal, El Caserón, La Manjoya y Oviedo. Algunos lo nombraron en sus diarios. A. Jouvin, viajero francés, publicó en París, en 1672, una obra en ocho volúmenes, titulada "El viajero de Europa". En el segundo tomo de esta obra se contienen las noticias que da de España. Tras hacer parada en Oviedo y realizar una somera descripción, narra: "A la salida de Oviedo, el territorio es fértil en trigos, regado por algunos pequeños arroyos y rodeado de pequeñas colinas agradables, a manera de anfiteatro, desde donde fuimos a Donedo (sin duda se refiere a Olloniego), donde hay un castillo y un río que corre de la mano izquierda a la derecha, desde donde pasamos por Mieres...".
Dibujo de Peregrino a Santiago de Compostela. (MuyHistoria)
En el diario de viaje del sastre francés Guillermo Manier titulado "Peregrinación de un campesino picardo a Santiago de Compostela a comienzos del siglo XVIII" (concretamente en 1736), y tras una breve descripción de Oviedo y una memoria detallada de las reliquias existentes en el tesoro catedralicio, emprende viaje a Madrid y relata: "Saliendo de esta ciudad hemos ido a Olunguet (Olloniego). En Olunguet pasa una barca, donde hemos encontrado, en la montaña, a dos peregrinos vecinos nuestros...". La parroquia de Olloniego, con El Padrún de intermediario, pertenece a la cuenca de dos ríos, otrora grandes carboneros: Nalón y Caudal. Por suerte, sus aguas, en la actualidad, ya no bajan negras, aunque los síntomas de contaminación no pueden ser disimulados. ¡Qué vamos a hacer, el tiempo todo lo cura! Lo primero que piensas es que se trata de un territorio empozado y, a primera vista, es un buen diagnóstico. Pero basta detenerse en un lugar apropiado y elevar la mirada por las alturas que rodean el pueblo para comprobar que el paisaje agigantó y se arrugó en torno a él. Tanto lo hizo y tanto se encumbró que hacia el este se yergue el pico más alto del concejo de Oviedo, conocido como El Picayu o Escobín (714 metros).
El Picayu o escobín de 714 metros, el pico más alto del concejo de Oviedo. (Mendikat)
Cuando desde El Padrún alcanzamos su vértice geodésico siguiendo el Cordal de Fayedo y las alturas de Gúa (659 metros), Las Piedras (643 metros) y Picachu (647 metros); o ascendemos a su cima por La Fócara y La Mortera, nos damos cuenta del poderío que atesora y que, por innegable derecho, Olloniego es un pedacito del corazón ovetense que palpita al unísono con la Catedral y la sierra del Naranco. La panorámica es espectacular ¡redonda!: más de media Asturias se abre a la mirada. No sólo descubre Vetusta; es que, además, se enseñorea en los municipios de Langreo y Mieres; se extiende al Aramo, Ubiña, Peña Mayor, Gijón, Cantábrico, Sueve... Sentarse en el pico en un día despejado, sin duda, es un placer de dioses. Claro que también destacan otras alturas: San Frechoso (631 metros), Labayos (490 metros), Padrún (385 metros), Berrubia (545 metros), Castiello (449 metros) y algunos más que merece la pena crestear. En extensión, a la parroquia de San Pelayo de Olloniego (11,64 kilómetros cuadrados) únicamente la superan Oviedo (26,3) y Trubia (14,59 kilómetros cuadrados). En 2015 tenía una población de 1.035 habitantes. Manzaneda, Santianes, Agüera y Box marcan sus límites por el norte y el noroeste; al este con Langreo, al sur con Mieres y al oeste con Ribera de Arriba. En ella nos introducimos por El Portazgo.
Iglesia de Olloniego
¡Atentos! Porque en Olloniego tenemos un sinfín de elementos que despertarán nuestra atención. En primera fila nos topamos con uno de los escasos leguarios que sobreviven en el país, en el cual se advierte el siguiente rótulo: "A Oviedo 1 ½ Leg.", en ocasiones -¡vaya por Dios!, exclamo esto porque no sé si es para bien o mal, lo oculta la maleza. Pues en El Portazgo, aldea que se ha puesto por montera La Manzaneda, nos encontramos con un edificio de estilo neoclásico, de planta rectangular única, construido en 1833. En la fachada principal se observan notables sillares y, entre dos lucidas ventanas, destacan, a ambos lados de la puerta, dos pilastras que recorren todo el lienzo, entre ellas una inscripción alusiva al real portazgo en la que se exigía el pago del impuesto, que dice: "Exacción del Real Portazgo, año de 1833". Olloniego ya figura en 1145, año en que el monarca Alfonso VII dona al monasterio de San Pelayo de la tercera parte del Portazgo; las otras dos correspondían a partes iguales al monasterio de Santa María de la Vega y a la Catedral. Asimismo, vuelve a mencionarse en 1147 por dicho tributo en el camino de Castilla, y en 1238 el infante don Alfonso ordena obliguen a pagar a los que circulen por él.
Alfonso VII. (1105-1157). (Pinterest)
Escasos metros más allá se alza el puente Nuevo, obra comenzada en 1778 bajo proyecto de Marcos Vierna, el cual viajó en tres ocasiones hasta aquí, y fue finalizado, en 1785, por Manuel Reguera. Madoz, en 1845, lo menciona como un magnífico y sólido puente de cinco arcos. Así es, cinco sobresalientes arcos de medio punto fabricados en sillería que completaron el paso de la magna obra de la salida a Castilla, por la que tanto luchó Jovellanos. ¡Caprichoso río Nalón! Que con sus grandes avenidas se dedicaba a arruinar lo que los hombres construían. Así se vanagloriaba de haber arrasado los puentes de Godos y Gubín pero, ¡ay amigo!, con el de Olloniego no pudo: ni a bien ni a mal logró derruirlo. ¿Qué hizo? Allá por 1676, harto de gastar energías, se dio por vencido pero no por muerto. Como el antojo era insuperable se dijo: si nada puedo contra sus ojos algo sonado he de hacer; se salió de madre, cambió el curso y dejó en seco los cinco arcos de factura gótica, ligeramente apuntado el central y más rebajados los laterales.
Ciriaco Miguel Vigil y Suárez Bravo, fotografiado por Fresno hacia 1899. (Todocolección)
De él decía, en 1887, don Ciriaco Miguel Vigil: "Puente de construcción aparentemente romana, semejante a otros levantados sobre el mismo río Nalón; tiene cinco arcos de diversa altura, siendo el segundo el más elevado. Está fundado a inmediación del pueblo de Olloniego en la vega de este nombre, una legua de Oviedo, y circundado de plantaciones por haberse separado del cauce del río a bastante distancia hacia su margen izquierda, en época remota. Su buena conservación le hace más notable".
Olloniego puente medieval
FUENTE: ALBERTO CARLOS POLLEDO ARIAS
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