Alfonso VII, Rey de León y emperador
de Hispania
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Alfonso VII de León. (Pinterest) |
La
problemática sucesión de Alfonso VI por la muerte de su hijo y heredero Sancho
en la batalla de Sagrajas en el año 1108, fue el origen de numerosas guerras y
de una grave crisis en el Reino de León
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Fuente: Témpora Magazine |
http://www.diariodeleon.es
A comienzos del siglo XII se suceden
varios acontecimientos que marcarán el devenir del Reino de León. En primer
lugar, en el año 1105 nace Alfonso Raimúndez, hijo de la infanta Urraca y de Raimundo de Borgoña. Aunque en un futuro a
medio plazo este niño estaría llamado a ocupar el trono leonés, en aquel
momento nada podía hacer prever tal acontecimiento, ya que el heredero era
entonces su tío, el infante Sancho, único hijo varón de Alfonso VI. La infancia
del Alfonso que nos ocupa tuvo que ser especialmente dura, ya que quedó
huérfano de padre cuando sólo contaba tres o cuatro años. Poco después, su
madre contrajo nuevo matrimonio con Alfonso
I «El Batallador», rey de Aragón y Navarra, pero esta unión, en lugar de
estrechar los lazos entre las dos Coronas, se convirtió en una permanente
fuente de conflictos que sumió en una grave crisis al reino leonés.
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Alfonso I «El Batallador», rey de Aragón y Navarra. (Pinterest) |
Por esa
misma época, en el año 1108, ocurrió una gran desgracia que cambiaría el
transcurso de los acontecimientos: en la batalla de Sagrajas, en medio de los
combates, perdió la vida Sancho, el heredero del Reino. Alfonso VI, enfermo de
dolor por tan gran pérdida, morirá poco después, siendo sucedido por su hija
Urraca. No sabemos si en la mente del rey fallecido estaba la idea de que
Alfonso I de Aragón fuera co-soberano junto a su hija, pero, en cualquier caso,
la unión de las Coronas de León y Aragón fue efímera debido a las desavenencias
conyugales existentes entre la madre y el padrastro del futuro Alfonso VII. No
es éste asunto para tomarse a broma, porque, aunque hubo reconciliaciones,
estas peleas maritales degeneraron en constantes batallas. Mientras tanto,
Urraca, siguiendo la ancestral costumbre leonesa, delegó el gobierno de Galicia
en su hijo. Diego Gelmírez, obispo de Santiago, junto a varios nobles gallegos
y leoneses opuestos al aragonés Alfonso I, y molestos con la pusilanimidad
mostrada por Urraca, coronaron rey en Galicia en 1111 al todavía tierno infante
Alfonso Raimúndez, y a continuación se dirigieron a León para entronizarlo.
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Alfonso VI. (Enciclopedia de Oviedo) |
Sin
embargo,
Alfonso I no se quedó de brazos cruzados, y reuniendo un gran ejército
de aragoneses y castellanos, les salió al encuentro y les venció en
Villadangos. Alfonso Raimúndez, rey Las desavenencias entre Urraca y su marido
continuaron durante muchos años, pero a ellas hubo que sumar las que surgieron
entre la soberana y su hijo, con quien tuvo que compartir el reino por
presiones de una parte de la nobleza. Cuando ella muere, en el año 1126, queda
como único sucesor su hijo Alfonso Raimúndez, de 21 años, y que hoy en día es
conocido como Alfonso VII. Éste recibió la corona ese mismo año en la ciudad de
León. Este rey tuvo unos comienzos realmente difíciles, ya que la parte de la
nobleza que más simpatizaba con Alfonso I de Aragón se le opuso con firmeza.
Tras sofocar las principales rebeliones, se enfrentó directamente con su
padrastro aragonés por los territorios de la Castilla oriental que éste se
había apropiado, consiguiendo que la ciudad de Burgos volviera a la órbita
leonesa el 1 de mayo de 1127. A comienzos del año siguiente Alfonso VII
contrajo matrimonio en León con Berenguela, hija del
conde barcelonés Ramón Berenguer III.
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Ramón Berenguer III. (Galeón) |
Alfonso VII, emperador Una
vez apaciguado el reino, y neutralizada la amenaza aragonesa, el rey de León se
embarcó en una exitosa serie de campañas contra los musulmanes almorávides.
Tuvo tanta fortuna, que pronto se hizo evidente para todos que León se estaba
haciendo de nuevo con la preponderancia militar y política en el solar hispano.
La estrepitosa derrota de Alfonso I «El Batallador» en Fraga frente a los
islamitas (1134) reforzó esta impresión. Además, este rey murió al poco tiempo,
lo que fue aprovechado por Alfonso VII para recuperar los territorios de la
Castilla oriental que aún continuaban bajo dominio aragonés.
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URRACA DE LEÓN (1109-1126). (Casa Real de España) |
Por si fuera poco,
el monarca leonés acudió en persona a la defensa de la ciudad de Zaragoza
frente a los almorávides, y penetró en ella entre los vítores de los
zaragozanos. Viendo que la coyuntura le era totalmente propicia, el 26 de mayo
de 1135, día de Pentecostés, Alfonso Raimúndez fue coronado Emperador de
Hispania en la catedral románica de León, y como tal fue reconocido por los
demás reinos cristianos, por el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV (su
cuñado), y por varios condes del sur de Francia. Pero poco después de este
sonoro éxito, Alfonso VII de León tuvo que enfrentarse al díscolo condado de
Portugal, que se convertiría en una espina clavada en el costado del Reino
(ahora Imperio) leonés, hasta que llegó a proclamar su independencia en 1139.
Fue reconocido como reino por el Emperador en el año 1143.
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Batalla de la Sagra, Sagrajas o Zalaca (1086). El rey Alfonso VI es herido y protegido por sus compañeros. Autor Martinez Aparisi |
Conquistas y política
Con Alfonso VII se amplió la frontera sur de León con la conquista de Ciudad
Rodrigo y de Coria, lo que además sirvió para reforzar el límite occidental con
el nuevo reino luso. Gracias a sus conquistas y a sus hábiles manejos
políticos, el Emperador fue consiguiendo la desintegración del
dominio almorávide en la Hispania musulmana.
Así, en 1146 logró tomar Córdoba, y ya nada parecía capaz de detener el avance
del rey leonés. Sin embargo, ese mismo año,
los almohades (una nueva dinastía islámica del norte de África)
irrumpieron en la Península, conquistando en poco tiempo y uno a uno los
débiles reinos de taifas almorávides. Éstos, asustados por la invasión, no
dudaron en solicitar urgentemente la ayuda de Alfonso. Por su parte, el
emperador leonés tomó Almería en 1147, aunque podría considerarse que a partir
de entonces comienza el declive de su reinado: Córdoba se entrega a los
almohades en 1148, y Berenguela, su amada esposa, fallece en 1149 tras 21 años
de matrimonio. A pesar de sus intentos, Alfonso no logró retomar Córdoba, y
también fracasó en conquistar Jaén.
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Batalla de Zalaca o Sabrajas 1.086; los almuédanos rezan sobre montones de cabezas cortadas de prisioneros cristianos (arrecaballo.es) |
En 1152 contrajo matrimonio con Doña Rica,
hija del conde Ladislao III de Polonia. En 1155, sin que conozcamos bien los
motivos, el Emperador divide oficialmente sus dominios entre sus dos hijos de
una forma bastante equitativa: a Sancho, el mayor, le correspondería la Corona
de Castilla (que incluía los reinos de Castilla y de Toledo), y a Fernando, la
de León (Reinos de Galicia, Asturias, León y, en un alarde de optimismo,
Portugal, además de los territorios de la Extremadura Leonesa). En cuanto a su
política matrimonial, Alfonso VII casó a su hija Constanza con Luis VII de
Francia en 1152, y en 1153 unió a la infanta Sancha con su vasallo Sancho VI de
Navarra. En 1155 obtuvo sus últimas victorias tomando Andújar, Pedroche y Santa
Eufemia, pero en 1157 fue incapaz de retener las plazas de Baeza y Úbeda, y
finalmente también perdió Almería. Atribulado por tamaña desgracia, Alfonso
murió poco después cuando regresaba de la campaña, a la edad de 52 años. Dado
que trasladarlo a la ciudad de León era prácticamente imposible debido a la
distancia y a la época del año, el Emperador fue enterrado en Toledo. Algunas
reflexiones finales
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Retrato-Rey de León Alfonso VII. (Araceli Rego, un poco de historia) |
Como hemos visto, los 31 años de reinado de Alfonso VII
dieron mucho de sí. Es uno de los reyes leoneses de quien conocemos más datos
gracias a la Chronica Adefonsi Imperatoris (Crónica del Emperador Alfonso), que
fue escrita en su misma época por un autor desconocido, aunque sin duda era de
origen eclesiástico y debía gozar de una posición muy cercana al monarca. En
esta crónica, Alfonso Raimúndez recibe la denominación «Rey de León» en 42
ocasiones, siendo residuales las referencias a otros títulos como «Emperador de
León y Toledo» (dos veces), o «Rey de los Hispanos» (una). Sin embargo, en
ningún momento es llamado «Rey de Castilla» ni mucho menos «Rey de Castilla y
León». Llamo la atención sobre este hecho (que se repite en la documentación)
porque hoy en día es raro encontrarse con una enciclopedia, libro de texto o
incluso monografía de tema histórico donde no se le llame en exclusiva con
alguna de las dos últimas y anacrónicas titulaciones. Esta aberración es
producto de una historiografía dominada por el castellanismo que se arrastra
más o menos desde la época de Alfonso X y sus tergiversadas y manipuladas
Crónicas.
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dibujo RICARDO CHAO PRIETO |
En esta misma línea se podrían incluir casi todos los antihistóricos
cantares de gesta castellanos (sobre todo los del ciclo del Cid); a pesar de
ser principalmente fantasiosas obras de literatura, y a pesar de contar con
múltiples errores cronológicos, de identificación de personajes, anacronismos,
etc. fueron utilizados por el Rey Sabio como materia prima de sus mencionadas
Crónicas, vendiendo una Historia castellanocéntrica al servicio de su dinastía.
Por desgracia estas Crónicas, al estar redactadas en castellano, han sido
utilizadas hasta la saciedad por los historiadores desde el siglo XIII hasta
nuestros días, mientras que por el camino se han ido olvidando convenientemente
del resto de las crónicas que no cuadraban con él, y que parten con el
inconveniente de estar escritas en latín. La «leonesidad» de Alfonso VII queda
patente en multitud de detalles: ·Gran parte de sus monedas llevan incisa la
figura de uno o varios leones y el nombre de la ciudad de León. ·Se coronó dos
veces en León: una como rey, y otra como emperador. ·Los actos importantes para
la monarquía (bodas, funerales, etc.) casi siempre tuvieron lugar en León, a
pesar del enorme prestigio de Toledo. Y ello sin restar importancia al resto de
los reinos de la Corona, porque si por algo se caracterizó la monarquía leonesa
fue por su respeto a las particularidades e idiosincrasia de cada uno de ellos.
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Sancho III, Fernando II, el abad Willelmus, Alfonso VII y el conde Ponce de Cabrera (1148). (catedralesgoticas.es) |
FUENTE:
JESÚS YBARZÁBAL
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