28 de junio de 2014

El dibujante allerano Alfredo González.

Alfredo González escapó de la mina en el expreso
Alfredo González Sánchez o, simplemente Alfredo, como se le conoce en el mundo artístico, nació en 1933 en Agüeria (Asturias). La ventana de atrás fue su puerta de escape al mundo. Por ella, le llegó la noticia en el 37 del fin de la ofensiva de Asturias, y así se escabulló del destino que le esperaba: dejar la escuela y entrar en la mina. (…). Saber más... Gráfica.

El dibujante allerano dejó Agüeria con 13 años para estudiar con los dominicos en Villava (Navarra)
 El allerano Alfredo González, publicista, dibujante y pintor. La Nueva España
La Nueva España
«Tú, de mina, nada», le decía su padre y le apremiaba a que aprendiera cuentas para que nunca le engañaran en los libramientos. «Yo, de mina, nada», pensó Alfredo González cuando sintió la claustrofobia en un pozo de ventilación, jugando con sus amigos. Para no tener nada con la mina a los 13 años dejó Aller y sus castaños y se fue a Villava (Navarra) a estudiar con los dominicos. Alfredo González dejó la casa familiar a comienzos de septiembre de 1946. Tenía 13 años. Su padre, Cándido González, picador de la mina Cutrifera, lo llevó al tren. Por el camino le habló poco, como siempre. Había un kilómetro desde la casa de Agüeria a la estación del Vasco en Moreda (Aller). A las seis menos veinte de la tarde tomaron el tren hasta Ujo y de allí, cruzando el puente La Perrona, llegaron a la estación de la Renfe.

26 de junio de 2014

El impulso de los vendedores de la ciudad de Oviedo en el siglo XIX

Negocios de hace 125 años
El edificio de la Cámara de Comercio ubicado en la calle Quintana, a finales de los años sesenta del siglo pasado. Archivo Cámara de Comercio de Oviedo. La Nueva España.
La Cámara de Comercio cumple un siglo y un cuarto, un proyecto que nació del impulso de vendedores de la ciudad
Publicidad de Al San Luis en un tranvía de mulas en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo. El Comercio.
El Comercio
Un grupo de comerciantes e industriales carbayones comenzó a idear a finales del siglo XIX el modo de organizarse para defender los intereses comunes de la nueva clase burguesa y empresarial. La idea se materializó en el mes de mayo de 1889, hace exactamente 125 años, el mismo año que se abrió la plaza de toros, otro siggno del ascenso burgués. Una asamblea celebrada los días 27 y 28 del citado mes, dio origen a La Cámara de Comercio de Oviedo. En una ciudad conocida y reconocida por su comercio, que de hecho es su principal actividad económica, hubo mucho empeño por parte de los propietarios de los negocios para que La Cámara saliera adelante. ¿Quiénes eran ellos? ¿Qué negocios regentaban? Una próxima publicación recuperará la memoria de cientos de negocios ovetenses, entre ellos los de cuatro de los fundadores de La Cámara, precursores en incluir publicidad de sus negocios y en explorar nuevos espacios, entre ellos la calle Uría -otro signo del cambio de siglo- que con el paso del tiempo se ha convertido en el enclave comercial de Oviedo.

24 de junio de 2014

Benjamín Álvarez Suárez, abogado de Morcín

El hombre que no quiso ser minero
(…). Benjamín Álvarez Suárez, nació en Asturias, en el Concejo de Morcín, en el seno de una familia numerosa (trece hermanos), con raíces en Riosa y Morcín. Murió en Madrid el 25 de abril de 1972, según la esquela que aparece publicada en el diario ABC el 21 de diciembre de 1980 con motivo de la celebración del VIII aniversario de su fallecimiento. (…). Saber más… Historia y Patrimonio de Riosa.

La historia de Benjamín Álvarez Suárez, quien, pese a nacer en una humilde familia de Morcín, hizo la carrera de Derecho y llegó al Tribunal Supremo
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España
Esta es la historia de un hombre que se hizo a sí mismo. O al menos la mitad de la historia, puesto que no sabemos cómo transcurrió la última parte de su vida. Se llamaba Benjamín Álvarez Suárez y fue un abogado reconocido por el sacrificio y el esfuerzo que le supuso llegar hasta el Tribunal Supremo a pesar de su origen humilde. Algo tan insólito en su tiempo que lo llevó a convertirse en un personaje popular en aquel Madrid de hace ochenta años, ayudado en parte por los periódicos, que se ocuparon de divulgar su caso. Benjamín había nacido en el concejo de Morcín, en el seno de una familia trabajadora y tan numerosa que llegó a conocer a otros doce hermanos, por lo que, como los ingresos de su padre eran insuficientes para alimentar a tanta recua, a los ocho años tuvo que dejar la casa y trasladarse hasta Riosa para acompañar a sus abuelos, que le mantuvieron a cambio de que se encargase de cuidar sus menguados rebaños de cabras y ovejas, una ocupación que le hizo imposible acudir a la escuela.

23 de junio de 2014

La última aventura del bandido madrileño en el "Paraíso"

Luis Candelas, en Asturias
Programa de mano de la película Luis Candelas, estampas del célebre bandido del siglo XIX. Todocolección.

Con motivo del centenario de Antonio Espina (1894-1972), releemos su biografía «Luis Candelas, el bandido de Madrid», uno de los pocos libros suyos que lo recuerdan
Antonio Espina. Fue un escritor, novelista, poeta y crítico literario madrileño. Es el más significativo ejemplo de escritor destruido, partido en dos, como la historia de España, por la guerra civil. En la preguerra fue unánimemente considerado como uno de los nombres señeros de la nueva generación. Hijo del pintor Juan Espina y Capo. (…). Saber más... EcuRed.
José Ignacio Gracia Noriega.
Espina era un escritor menor, pero sin escritores «menores» no hay literatura grande. Madrileño, nacido en una familia intelectual y burguesa, abandonó los estudios de Medicina para dedicarse a la literatura y el periodismo; posteriormente intervino también en política. Redactor de «El Sol» y colaborador de «Revista de Occidente», escribió poesía («Umbrales», «Signado»), ensayos («Lo cómico contemporáneo», «El nuevo diantre»), biografías («Romea el comediante») y dos novelas, «Pájaro pinto» y «Luna de copas», no sólo «deshumanizadas» a la manera orteguiana, sino también descarnadas y sin vitaminas. En sus últimos años sobrevivió malamente como traductor y colaborador periodístico. «En su crítica predomina el escéptico; la sátira se torna caricatura por medio de la parodia; su humorismo es agrio», escribió Consuelo Burell. Recientemente se ha publicado una selección de su obra crítica con el título de «Ensayos sobre literatura».