La caseta real
de Isabel II en la playa de Pando en 1858. E. C. Saber más…. El Comercio. |
Una panorámica de La Cantábrica. LNE. |
Tan escépticos como somos
los gijoneses, a estas alturas tal vez nadie quiera recordar -sin grandonismo
alguno y que no te manden a ver la ballena- que la villa de Jovellanos era,
desde finales del siglo XIX, una referencia turística de calidad por sus
instalaciones balnearias, complementadas por las excursiones en tranvía que se
realizaban hasta los barrios obreros de El Natahoyo para que -como atractivo de
ocio fuera de las horas soleadas- el personal foriatu pudiera contemplar de
cerca un obrero de verdad. Hay que reconocer que
nada es por casualidad, sino que la moda la marcó la reina Isabel II al residir
con su corte en el palacio de los marqueses de San Esteban -hoy de
Revillagigedo- y tomarse baños de ola en la playa de Pando para resolver sus
problemas con la piel -al lado de donde se encuentra el nuevo centro de
tasaloterapia- refugiándose en su magnífica caseta de baños con cama y todo.