Julita "la Militara"
La historia de una
mujer de La Joécara (Langreo) que en los años 50 estuvo 18 meses en el ejército
en Valladolid haciéndose pasar por un hombre
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Ilustración de Alfonso Zapico |
En los años 70 el folklorista Joaquín Díaz recorrió los
pueblos de Castilla y León recopilando canciones populares antes de que se
perdiesen para siempre, para crear un magnífico archivo con las voces de los
últimos que sabían interpretarlas. No fue el primero en hacerlo, pero sí el más
famoso y tal vez el más meticuloso. Ahora hay quien sigue con esta labor
-también en Asturias-, aunque con mayor dificultad, porque los medios de
comunicación llegan hasta el último rincón adulterando la poca memoria que aún
se guarda. Joaquín Díaz se detuvo a grabar algunas de estas piezas en
el pueblo vallisoletano de Traspinedo y allí una de las vecinas llamada Marina
López Parra, que entonces tenía 54 años, le transmitió varias, que fueron
incluidas en un disco que salió al mercado para satisfacción de estudiosos y
disfrute de aficionados.
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Ilustración de Alfonso Zapico.
Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio,
Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela
gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros
trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA. |
En el vinilo figura, entre otras más conocidas, una con el
titulo de "la Militara" donde se narra en cuartetas la historia de
una chica asturiana a la que sus padres vistieron de varón para que con ese
engaño pudiese heredar de un tío rico, quien había dispuesto que su fortuna
fuese al primer sobrino de sexo masculino. La copla va contando como la llevaron al colegio de niños y
al cumplir los 17 años se incorporó al servicio militar en un cuartel de
Valladolid igual que los chicos de su quinta, hasta que un día faltó una
cartera en la compañía y los reclutas tuvieron que desnudarse para ser
registrados, con lo que se descubrió el pastel, o en este caso su ausencia. Este tema de las mujeres que pasaban desapercibidas e
incluso hacían carrera en los ejércitos, cuando la milicia era exclusivamente
masculina, se repite en el folklore con protagonistas de diferentes regiones y
en épocas diversas, pero "la Militara" es original porque narra unos
hechos muy recientes incorporados al cancionero en forma de romance
tradicional; también por lo bien que está resumida la historia y por último y
más importante, porque lo que se cuenta y canta es real con una protagonista
que tiene nombre y apellidos: Julia Fernández González, nacida en La Joécara,
en Langreo.
Su caso fue publicado por "El Norte de Castilla"
en septiembre de 1951 adquiriendo la notoriedad que puede suponerse en aquel
ambiente opresor del franquismo donde se enseñaba que la homosexualidad era a
menudo una enfermedad, a veces un vicio y siempre un pecado y además -se nos
decía- se daba casi exclusivamente entre hombres. Julia Fernández solo tuvo que cambiar la última letra de su
nombre y llegó a ser con el de Julio soldado de primera como recompensa a sus
buenos servicios en la sección de automovilismo del cuartel de La Rubia, en
Valladolid hasta que su identidad legal salió a la luz. Entonces se la trasladó
en primera instancia al departamento de Cirugía del Hospital Militar de
Valladolid donde permaneció custodiada por unas monjas y aislada de los otros
soldados para pasar después al Colegio de Huérfanos del Ejército, en Aranjuez.
Allí tuvo que reeducarse como mujer, aprendiendo a coser, cocinar, limpiar y
llevar un hogar: lo que se esperaba entonces de cualquier españolita. El periodista de "El Norte de Castilla" redactó su
información después de haber intentado entrevistarse inútilmente con ella en
aquel hospital: "En el momento de penetrar en la habitación, la joven se
encuentra en unión de dos religiosas y una señora. Julia es delgada, de mediana
estatura, faz angulosa y rasgos pronunciados. Viste una bata y lleva en la
cabeza, a modo de turbante, un pañuelo de fondo marrón, con manchas blancas?
habla con voz hombruna, aumentada el tono duro de la misma por la aspereza del
dialecto asturiano"? Pero ella no quiso hacer ninguna declaración.
Joaquín Díaz escribió que, después de salir en los
periódicos, la censura de la época no dejó que se publicase su historia y la
policía llegó a intervenir en la imprenta los papeles que ya estaban preparados
para su difusión, prohibiendo que se volviesen a imprimir. De modo que hubo que
esperar hasta el año 2004 para que el periodista radiofónico José Delfín Val,
la incluyese en uno de sus libros llamado "Aire de siglos". Delfín
Val, que es autor de títulos tan sugerentes como "La picaresca femenina:
putarazanas, bujarrones y cornicantores", investigó el asunto y pudo
obtener algunos detalles sobre la personalidad de Julia tras localizar y
entrevistarse con el suboficial de su compañía y el coronel que entonces
mandaba en el cuartel. Según ellos, la moza sabía mecanografía, conducía con
destreza coches y camiones, y tenía hábitos masculinos, entendiendo como tales
la costumbre de beber, fumar y cortejar a otra chica; pero el escritor no logró
saber nada de lo que siguió a su salida del Colegio de Huérfanos del Ejército,
salvo que condujo durante algún tiempo una ambulancia del sanatorio Jolín,
denominación que se presta al chiste fácil, pero que llevó realmente un
establecimiento especializado en cuidados maternales, ubicado en el alto de San
Lorenzo de la capital castellana que hoy -como tantos de estos establecimientos
privados- se ha convertido en una residencia para la tercera edad. Después se
pierde su pista, pero la moza al parecer nunca regresó a La Joécara.
Tampoco yo sé si vive aún Julia Fernández González y de ser
así si preferiría que la llamásemos Julio, el nombre que escogió. De ser así,
le pido perdón por seguir empleando el femenino. Si hubiese nacido en nuestros
días no habría tenido ningún problema para entrar en el Ejército como mujer ni
tampoco para que legalmente se le hubiese reconocido como hombre. Otra incógnita son los verdaderos motivos que la condujeron
al cuartel. Ya hemos visto que la copla cuenta que todo partió de un truco para
hacerse con una herencia, pero hay más versiones: que si lo había hecho para
suplantar a un hermano que se negaba a cumplir el servicio militar; que si sus
padres querían reemplazar a otro fallecido; incluso que se trataba de un
hermafrodita y su propia madre pensaba que era un hombre. Yo pienso que lo único que se quiso con estas fantasías fue
explicar a partir de la mentalidad de aquel tiempo algo que ahora es tan
habitual como la elección de la propia identidad sexual. Si Julia -o Julio-
quisiese contarnos su vida, no le quepa duda de que ahora tendría la comprensión
y el cariño de todos. Pero además de la propia historia, en este caso me llaman la
atención otras circunstancias que lo rodean. Por ejemplo, no me explico como la
joven pudo pasar el reconocimiento previo a su incorporación a filas ni
permanecer después 18 meses entre sus compañeros sin mostrar sus genitales. Entre los momentos más ridículos que yo he vivido tiene un
lugar de honor el extraño ritual que cumplir ante un galeno en el desaparecido
cuartel de El Milán, encargado de certificar mi idoneidad para pegar barrigazos
en Ceuta.
Me recuerdo perfectamente en posición de firmes y con aquel
calzoncillo blanco de bragueta trapezoidal que mi madre había preparado para la
ocasión a la altura de los tobillos, esforzándome en soplar, según la orden del
capitán médico, que mientras tanto sujetaba con sus manos expertas mis dos
huevos, sin duda para cerciorarse de que eran reglamentarios. Luego, no sé si es que en África se suda más que en
Valladolid, o mi milicia fue más promiscua, pero durante el año y pico que pasé
allí, al menos una vez por semana tuve que ducharme en pelotas junto a una
treintena de alborozados compañeros que pugnaban por combatir el agua fría
entonando casi siempre un variado repertorio de cantos regionales. Además, están las circunstancias particulares del cuartel en
que sucedieron los hechos, porque precisamente en el de Artillería de La Rubia
de Valladolid se había producido poco antes, en el verano de 1946, un capítulo
poco estudiado de la resistencia antifranquista, lo que debe hacer pensar que
la seguridad, la comprobación de la identidad y los registros serían entonces
más habituales que en otras partes. Allí nació de un grupo de soldados el
llamado "Comando de Fuerzas Libres del Interior", que además de
llenar la ciudad castellana de pintadas logró hacerse con un pequeño arsenal
sacado del mismo establecimiento, antes de que sus 36 componentes fuesen
detenidos y se localizasen estas armas escondidas en una pescadería. Luego todo se olvidó, conspiraciones y
"militaras", el acuartelamiento acabó siendo un incordio para el
desarrollo urbanístico y en septiembre de 2011 se inicio el traslado de sus
efectivos a la Base "El Empecinado" de Santovenia de Pisuerga dejando
libres nada menos que 110.000 metros cuadrados de terrenos para construir
viviendas y guardando uno de sus edificios para convertirlo en una residencia
permanente para la tropa.
Pero éste ya es otro asunto.
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR Publicado por La Nueva España el 17-11-2015. Ver enlace.
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"SABER MÄS"
Ver artículo del Blog: “MUJER, EL EJÉRCITO Y LAS FUERZAS DE SEGURIDAD”. Blog dedicado a la participación de la MUJER en las Fuerzas Armadas y en la Historia Militar.
LA MUJER SOLDADOA mediados de agosto de 1951, fue descubierta una mujer, Julia Fernández González, que realizaba el servicio militar, en el cuartel de Automovilismo de La Rubia de Valladolid, haciéndose pasar por hombre. Fue conocida en la ciudad y en todo el mundo como "la mujer soldado", gracias a la Agencia Cifra que dio a conocer el suceso en el mes de septiembre. Julia había nacido en Sama de Langreo (Asturias). Al parecer, tenía un tío muy rico que había prometido a sus padres dejar su fortuna al primer hijo varón. Así que los padres no lo dudaron y la vistieron con ropa de niño nada más nacer y pasó a ser Julio. (…).
Seguir leyendo ….FUENTE: Jesús María Gago Montero. Públicado por "MUJER, EL EJÉRCITO Y LAS FUERZAS DE SEGURIDAD" el 08-02-2019. Ver enlace.
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AUTORES:
Ernesto
Burgos Fernández (historiador). Nació
en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo,
éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento
personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran
divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo
(1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La
romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de
Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera»
(Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia),
«Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año
2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido
galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda
Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III
República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de
Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del
Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias
Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia
de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el
patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su
temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente
artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa,
Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras
del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara
(2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011).
Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en
Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los
revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús
Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a
varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España,
donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100
años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra
historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la
página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE:
Jesús María Gago. Entusiasta de la Historia con mayúsculas,
coleccionista y recreador histórico. Trabajador incansable, con el fin de
divulgar la Historia de la Participación de la MUJER EN EL EJÉRCITO Y FUERZAS
DE SEGURIDAD. Desde hace años, inició el estudio sobre la participación militar
de las mujeres a lo largo de la Historia, comisario de varias exposiciones
sobre la MUJER EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL y la última LA MUJER EN EL
EJÉRCITO, exponiendo objetos de su propia colección. Ponente en varias
conferencias sobre la participacion y la historia militar de la MUJER. En las
que se alterno la Divulgación Histórica y la Recreación, pioneras en nuestro
país. Sencillamente es un enamorado de este tema tan apasionante como poco
tratado. Así como injustamente obviado. Saber más:
El blog de Acebedo (Antología de
Historia). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y
la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender,
para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que
vivimos.
“El único deber que tenemos con la
historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra
tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este
blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como
decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895),
“soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío
nella”
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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada
imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que
se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se
ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para hacerlo figurar o para borrarla si es su
deseo, porque es justo reconocer a los autores
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