(...). La
memoria mantiene viva sus nombres, las aguas del Lago custodian su sueño
eterno, tantos sueños. Aquel horror. Han pasado muchos años y las acuarelas del
arquitecto Francisco Somoza recrean esa mañana de recuerdo y cómo pudo ser
aquella noche interminable, la larga espera de los supervivientes a salvo sobre
los tejados o las rocas más altas en completa oscuridad sin saber si los suyos
estaban vivos o muertos (...). Acuarelas: Francisco Somoza. (...). Saber más... Hostelería en Zamora. |
Una niña
superviviente come el contenido de una lata de conservas. EFE. Foto coloreada. El Norte de Castilla. |
Cuando el reloj marque la media noche y separe el 8 y el 9 de enero, el cañón del Tera se sumergirá en el silencio y en la oscuridad de las frías noches invernales de Sanabria. Una quietud que fue rota por el rugir de unas aguas que, en una estampida descontrolada, recorrieron los 8 kilómetros que separaban, y aún hoy separan, la presa de Vega de Tera y el pequeño pueblo de Ribadelago, ahora Ribadelago Viejo. La segunda mayor catástrofe hidráulica sucedida en España, sólo superada por la ruptura del embalse de Puentes, en Lorca, que en 1802 reventó y provocó la muerte de más de 600 personas.