La historia de
la transición en Asturias tiene fechas olvidadas y una de ellas es la del 11 de
febrero de 1976. Esa mañana más de 250 mujeres se encerraron en el Arzobispado
de Oviedo como medida de presión por la detención de seis mineros que
permanecían en la cárcel desde enero, sin que se supiera cuál era su situación.
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Una concentración de trabajadores ante la Catedral de Oviedo. LNE |
El encerrarse en iglesias y catedrales fue un mecanismo de enfrentamiento al franquismo y que rápidamente se extendió por todo el país. Quizás el primer encierro fue el protagonizado por una docena de mujeres en la catedral de Santa Ana en Las Palmas de Gran Canaria el 15 de septiembre de 1968. Los sucesos que dieron pie a ese encierro comenzarían cuando se detuvo a toda la cúpula de la central sindical y del PCE. La detención de los dirigentes del partido comunista, generó una gran conmoción en las islas y por ello, las mujeres recurrieron a la iglesia para manifestarse al mismo tiempo que protegerse. El encierro se iniciaría con un fuerte roce con uno de los responsables del templo. Para su sorpresa, aparecería el obispo Infantes Florido, que les prometió protección y les ofreció colchones y comida, oferta esta última que rechazaron por desconfianza. Pasados tres días, con sus largas noches de encierro, estas mujeres buscaron la mediación del Obispo, quién acudió a negociar con los agentes de Policía que rodeaban la catedral. Para cerciorarse de que no detenían a las mujeres, las acompañó una a una hasta los taxis de una parada cercana.