14 de enero de 2021

La tradición de las artes ancestrales en Asturias (I)

Tramperos cazadores y pescadores de río
Lobo cazado en los montes de Seana, paseado por las calles de Mieres. Año 1954.  (Fondos de la Asociación Sta. Bárbara) Facebook "Mieres antes y ahora" de Carlos Díaz Marcos
Hasta hace poco tiempo, en algunas zonas de Asturias se recurría a la práctica de la caza como un recurso más de la economía doméstica
Cazador. Foto de José Vallina. Enciclopedia de la Asturias Popular. Foto Archivo.
El Blog de Acebedo.
Estudiar la evolución cultural de la humanidad se observa que la caza, la pesca y la recolección fueron la base de las primeras formas humanas de organización social. Se consideró, entonces, que la caza y la pesca se asociaban a lo más primitivo del género humano. Pero en 1968 Lee y De Vore dirigieron una obra colectiva (Man the hun-ter) que revolucionó la visión antropológica de los cazadores-recolectores, pues se puso de manifiesto que estas sociedades consideradas tan primitivas solían disponer de abundancia de recursos y de tiempo de ocio en una proporción superior a la de etapas evolutivas posteriores. La caza y la pesca han sido desde siempre elementos de cultura humana y tras la aparición de la agricultura, el pastoreo o la industria no se han desvanecido, sino que siguen siendo interesantes actividades humanas. En algunas zonas de Asturias hasta hace muy poco tiempo cazar animales y pescar en el río constituían una parte importantísima de la economía casera y todavía actualmente existen familias que dependen de las actividades de la caza y de la pesca fluvial.
La práctica de la caza está estrechamente asociada a la evolución tecnológica. Foto José Vallina. Enciclopedia de la Asturias Popular. Foto Archivo.
Caza y sociedad
La caza y la pesca constituyen, por tanto, formas culturales y sociales de primer orden. No podremos conocer cómo es la caza en un ámbito determinado si no conocemos perfectamente la estructura social en que la misma se desarrolla. La estratificación social, el sistema de reparto del prestigio, la separación de las clases sociales, todo ello se manifiesta y queda reflejado en las prácticas de caza. El saber cómo se caza nos dirá mucho sobre los señores y los dominados, sobre la propiedad de la tierra, sobre la asimetría en derechos y deberes, sobre las formas de poder. No es, por tanto, el mundo de la caza y la pesca el dominio del capricho o de lo vano, sino un camino básico para el estudio de la cultura y la sociedad humana. La caza y la pesca se definen, pues, socialmente. En este sentido, vemos que lo que la caza representa hoy para la población urbana e industrial es en realidad un deporte, mientras que para los campesinos significa tradicionalmente algo muy distinto. Por supuesto, en distintas épocas históricas los tipos de caza son un trasunto del contexto social.
   En el siglo diecinueve, el concejo de aller estaba poblado por gran numero de osos. En la imagen; Senen el de la Venta, Julio el del Escuyu y su hijo (el niño) Federico el Taxista de Cabañaquinta; con el oso cazado en el Gumial. (Año 1932). Ver Pueblos.com 
Caza y género
La caza, entonces, entra dentro del esquema de la división sexual del trabajo y de las tareas en general. Y la caza es, en este sentido, una tarea fundamentalmente masculina. Aunque es evidente que podemos encontrar sociedades en las que la caza también ha sido femenina, si hacemos un repaso a diferentes tipos de sociedad y diferentes culturas veremos que son los hombres los que cazan. En Asturias, como en las culturas de su entorno, también ha sido los hombres los cazadores y el caso de la mujer cazadora es más bien anecdótico y extraño. Este prejuicio de que la caza sólo es cosa de los hombres está muy arraigado socialmente, y especialmente entre los cazadores. Lo vemos perfectamente formulado en una obra escrita por Jesús E. Casariego, con el título de Tratado de Montería y Caza menuda publicada en 1977. Efectivamente, en tal libro comenta el que fuera experimentado cazador: "No me gusta que las mujeres anden metidas en cacerías... Creo que la caza es una actividad, un ejercicio o función viril, y por tanto para hombres y no para las mujeres".

Riaño. Cazadores de Asturias y León con rebeco (gamuza). Año 1920. Todocolección.

La caza en Asturias
Hasta tiempos relativamente recientes la abundancia de caza era un problema en Asturias. Desde distintas instancias (autoridades de los pueblos, de los concejos) se protestaba debido a los daños causados por las diferentes alimañas, y en función de esto, se procuraba una mayor protección. Los animales que hoy día son absolutamente raros y que están amenazados de desaparición llegaban en los siglos pasados a las afueras de las villas y destrozaban las tierras de los campesinos. Por este motivo las preocupaciones de los dirigentes asturianos se concretaban en la recompensa que se había de dar a los cazadores y alimañeros que aliviaban de animales salvajes las distintas zonas asturianas. Esta situación, en la que tanto los grandes animales (osos, jabalíes, etc.) como las liebres o las perdices resultaban molestos, comenzó a cambiar a lo largo del siglo XIX, si bien, como es lógico, el proceso de reducción de los animales de caza no sigue el mismo ritmo en toda Asturias, puesto que mientras unas zonas hasta hace muy poco tenían abundante presencia de animales de caza no sigue el mismo ritmo en toda Asturias, puesto que mientras unas zonas hasta hace muy poco tenían abundante presencia de animales salvajes, en otras hace mucho tiempo que esto ya no ocurre. El aumento de las tierras roturadas, la expansión de la vida industrial y las vías de comunicación, especialmente el ferrocarril, fueron limitando la población de los animales de caza. En nuestro siglo se acentuó este proceso de creciente reducción de la caza mayor y menos. A los factores anteriores hay que añadir la acción cada vez más presionante y generalizada de los cazadores y el empleo de productos químicos, cuyos efectos aún no se conocen de una manera cierta.
Cuernas de venado y piel de raposo. Foto de José Arias. Enciclopedia de la Asturias Popular. Foto Archivo.
Los tramperos y su mundo
Desde los primeros tiempos de la existencia del ser humano, nuestra especie se ha dedicado a capturar los animales salvajes, bien con la finalidad de lograr recursos alimenticios. Y desde estos primeros momentos sin duda la trampa ha sido un medio fundamental para imponerse a los seres del bosque. El uso de trampas es, sin duda, una muestra más de la superioridad del ser humano, de su capacidad para crear una cultura que le permite una mejor adaptación al medio y un éxito en su enfrentamiento con las fuerzas de la naturaleza. El trampero vence a las fieras, entonces, con su astucia y con su capacidad de cálculo, ha de ser, en primer lugar, un excelente conocedor del animal, de sus hábitos, de su conducta, de sus debilidades y de sus fuerzas. En segundo lugar, es necesario que el trampero conozca' perfectamente el medio, el bosque, los accidentes naturales, el laberinto de sendas y de pasos, la distribución del paisaje. Y en tercer lugar, el éxito del trampero estará también en su conocimiento de las artes adecuadas, las más eficaces y las más utilizables o adaptables a su terreno. Al igual que los cazadores en general, los tramperos tienen su historia, pero es lo cierto que hasta tiempos muy recientes se han mantenido por parte de los tramperos técnicas antiquísimas y algunas hay que reconocer que siguen usándose, y en profusión, actualmente.
Domingo Calvo Testón y el lobo Valdroguín. Foto: El Comercio. Ver en el blog de Acebedo, La fascinante historia del lobo “Valdroguín”
En Asturias los cazadores han vivido fundamentalmente cerca de los montes de caza, es decir, son cazadores en "sus montes”, de "sus animales”, no con la propiedad del derecho, sino de la tradición ancestral. Pero desde siempre también los cazadores asturianos se han tirado al monte durante semanas y meses recorriendo otras montañas y otros parajes alejados de los suyos de vecindad. Sin embargo, los tramperos suelen tener otra perspectiva vital: su radio de acción son las montañas y las fieras de su entorno, porque él las conoce, él las estudia, él calcula cómo poner la trampa y obtener su pieza. El trampero monta su trampa y estrategia y puede esperar en su braña o en su casa del pueblo o aldea el tiempo necesario para probar su eficacia. Podríamos decir, en este sentido, que social y culturalmente la actividad de trampero está a medio camino entre la caza directa y la recolección. Esta observación tiene su interés teórico, pues en definitiva, como dice Marcel Mauss, la caza "tiene su punto de partido en la recolección" (M. Mauss, Introducción a la etnografía, Istmo. 1974, p. 97). Hoy día los tramperos actúan clandestinamente, pero, como es lógico suponer, en tiempos de abundancia, exceso de fieras e incluso de peligro por su culpa, la acción de cazar con trampa no había que esconderla, sino que incluso se podía exigir o pedir compensación por lograr capturar y eliminar los animales salvajes. Hace años, por tanto, aparte de la realizada a nivel individual, la caza con trampa estaba totalmente institucionalizada a nivel de concejos y señoríos. Las trampas espectaculares para cazar grandes animales han sido usadas desde tiempos antiquísimos y en muy distintas zonas geográficas y culturales del mundo: en el Norte de América, en el centro de África, etc.
Cepo 'lloberu'. Foto de José Arias.  Enciclopedia de la Asturias Popular.  Foto Archivo.
También en Asturias han sido realmente espectaculares los caleyos (calechos, chorcos, xorcos). Estas grandes trampas consisten en sendas preparadas artificialmente que terminan en una gran fosa donde cae el animal salvaje. Lógicamente, se trata de llevar las fieras por este lugar gracias a los reclamos y cebos, dejando clara presencia de rastros y también batiendo el monte y espantando los animales hacia el lugar deseado. Esta vieja sabiduría coincide con la conocida, como ya se ha dicho, en otras zonas muy lejanas con búfalos, etc. En los discursos sobre montería de Argote de Molina (s. XVI) se alude a esta técnica como usual en varias zonas del norte de España. Donde mejor se han conservado los grandes animales salvajes de Asturias ha sido en las zonas de la cordillera. No es, por eso, extraño que sea en ellas donde mejores informaciones encontramos de estas prácticas, así como en los concejos colindantes de la provincia de León, concejos que, si comparten todo tipo de rasgos étnicos con los del Principado, con más razón aún comparten la cultura de la caza y las trampas para animales salvajes. En Laciana fue siempre tradicional el calechu del llobu. En el Nordeste de la provincia leonesa (Valdeón) se puede observar la estructura de algunos de estos tipos de grandes trampas para las fieras. En sus escritos sobre caza D. Juan Uría nos ha dejado datos históricos y sugestivas indicaciones basadas en la toponimia respecto al tema de los caleyos y los pozos-trampa. (En Asturias encontramos topónimos como El Caleyu, El Caleyón, Los Caleyos, Pozabal). A veces el sistema se complica, de tal manera que al entrar el animal en busca de un reclamo queda atrapado dentro de la trampa porque al accionar la puerta se cierra ésta. En ocasiones se aprovecha un cortín (recinto de piedra para proteger las colmenas) ya abandonado.
Zorro (Raposo/a) (Vulpes vulpes), una de las especies más persegudas por los tramperos. Imagen
Otra trampa para grandes animales es el ya mencionado pozo- trampa, una gran fosa disimulada, de manera que al pisar el animal cae dentro. Generalmente se ponen bajo el falso y disimulado piso estacas puntiagudas para que el animal al caer quede malherido. Si se quiere conseguir el animal vivo es necesario preparar un resorte para que la fiera quede atrapada al caer en fondo de la fosa. Todavía hoy día los tramperos asturianos consiguen atrapar los animales grandes del bosque gracias a lazos y cepos. El cepu se arma en lugares de paso de las fieras y conviene dirigir hacia él rastros atractivos para ellas. Por supuesto, hay que evitar que el cepu tenga impregnaciones de olor humano y por eso es conveniente lavarlo con agua bien caliente. Hay que disimularlo en el sitio adecuado y esperar que al pasar el animal se cierren los hierros en forma de media luna sobre la pata del animal. El trampero debe cuidar especialmente que el tiempo y el sitio en que se arma el cepu no ponga en peligro a los seres humanos. Otra trampa eficaz y que pese a sus pequeñas dimensiones puede capturar grandes animales es el lazo. Sólo quien ha visto las aparatosas huellas dejadas por una de las fieras apresadas puede hacerse una idea de lo que los lazos significan. Buena prueba es que hoy día se quejan muchos campesinos de los excesivos lazos que los tramperos dejan por el monte. Otra trampa mortal, usadísima por los tramperos contra los lobos, consiste en colocar carne envenenada. Se introduce esternina (estricnina) en el cuerpo de un pequeño animal, se coloca de forma que no levante las sospechas de la alimaña, y también de manera que le cueste a ésta el suficiente esfuerzo como para que muera envenenada cerca de donde se encontraba el cebo letal. (Continua).
Las rapaces son las especies de aves más afectadas por el uso de veneno. En este caso un aguilucho cenizo y el cebo que lo mató. Foto. © H. Gacio. David de la Bodega (SEO/BirdLife), Carlos Cano (WWF) y Eva Mínguez. “EL VENENO EN ESPAÑA EVOLUCIÓN DEL ENVENENAMIENTO DE FAUNA SILVESTRE”  (1992-2017). INFORME 2020. Ver informe para Saber más
FUENTE: ENCICLOPEDIA DE LA ASTURIAS POPULAR. ROBERTO GONZÁLEZ-QUEVEDO GONZÁLEZ. EL BLOG DE ACEBEDO.
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AUTORES.

Roberto González-Quevedo González es un filósofo, antropólogo y lingüista español, nacido en Palacios del Sil, provincia de León, Castilla y León, en 1953.
Actualmente vive en Oviedo. Es licenciado en y doctor en antropología con su tesis doctoral Roles sexuales y cambio social en un valle de la Cordillera Cantábrica y también en Filología Hispánica con su tesis La Fala de Palacios del Sil. Roberto González-Quevedo es hijo de la escritora palaciega Eva González Fernández. Colaboraron escribiendo una serie de libros, poesías e historias en pal.luezu, el habla leonesa de Palacios de Sil; Poesías ya cuentus na nuesa tsingua (1980), Bitsarón: Cousas pa nenus ya pa grandes na nuesa tsingua (1981), Xentiquina (1983), Xeitus: poesías ya cuentus (1985) y Branas d’antanu ya xente d’anguanu: poesías ya cuentus (1990). En 1981 logró el premio conocido como Premiu de Narraciones Curties de la Diputación d’Asturies, (antecesor del premio Josefa Jovellanos) con su relato: Pul sendeiru la nueite, un libro de carácter iniciático que recrea Pesicia, una tierra de origen prerromano, patria de los astures más occidentales, los pésicos. Una tierra que conjuga el occidente de Asturias con el de León. Siempre atento a la evolución cultural conjunta de las dos franjas más occidentales de esos antiguos reinos, viene colaborando en los espacios creados en común entre las dos tierras desde la Transición Española. González-Quevedo es miembro de número de la Academia de la Lengua Asturiana y director de la revista Cultures, editada por la Academia asturiana y dedicada a temas antropológicos y etnográficos. Fuente: Wikipedia

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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Esta página se editó por última vez el 16 de noviembre de 2023 a las 08:46 horas.

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