Un aldeano instruido
|
Ilustración de Alfonso Zapico |
El poeta Juan Francisco Flórez era un
reputado empresario en la región: su nombre aparece ligado a trece
explotaciones mineras en Asturias antes de continuar con su carrera en Madrid
|
Ilustración de Alfonso Zapico |
De Juan Francisco Fernández Flórez
se sabe poco; tan poco que cuando acaben de leer este artículo ustedes dudarán
incluso de que no tengamos que plantearnos la existencia de este primer
apellido. Sin embargo, las escasas referencias que encontramos sobre él lo
citan así, repitiendo la reseña que recogió el escritor avilesino Constantino
Suárez, "Españolito" en su obra "Escritores y artistas
asturianos", publicada en 7 volúmenes cuando concluyó la última guerra
civil y donde están los datos de todos los que habían tomado la pluma antes que
él en nuestra región. Por ella conocemos que nació en
Oviedo, aunque no sabemos en qué año, y que falleció en Madrid en 1886 después
de haber colaborado en diferentes periódicos, habiendo publicado, en 1860.
"Historias de la guerra de África"; en 1861, "Xuan y
Bernalda"; en 1862, "Un aldeano de Mieres", reproducida en El
Faro Asturiano, cuyo título lleva el nombre que él uso como seudónimo en muchas
ocasiones; y, finalmente, en 1874, "La olla asturiana". Aunque Juan
Francisco Flórez no se ganó la vida con la literatura, sino como negociante y
empresario relacionado con las actividades mineras, lo que le llevó a residir
varios años en Mieres.
|
XUEl libro con tres obras de Juan Francisco Fernández Flórez. XUAN Y BERNALDA (1861) - UN ALDEANU DE MIERES (1862) - LA OLLA ASTURIANA (1874). |
Nuestro hombre escribió siempre en
asturiano y por ello en octubre de 2005 L'Academia de la Llingua publicó en
facsímil sus tres mejores trabajos: "Xuan y Bernalda", "Un
aldeanu de Mieres" y "La olla asturiana". Por cierto, no hay más
que acudir a las hemerotecas para comprobar que tanto "Xuan y
Bernalda" como "La olla asturiana" aparecen firmadas como J. F.
F. y no con otra F más como siempre se dice. La última de estas obras, editada a
la moda de las publicaciones del siglo XIX que se dirigían a la lectura
familiar, tiene una primera parte donde se reúnen refranes, pronósticos
atmosféricos, cantares y otra segunda con curiosidades de todo tipo. En ella nos sorprenden informaciones
sobre el Arca de Noé, notas sobre las sanguijuelas o la fecundidad de los
chinches y otros aspectos parecidos de la vida animal, también hay
descripciones de la Giralda de Sevilla, las cuentas del Gran Capitán o las
vicisitudes de la guerra civil en Estados Unidos, antes de rematar con los
datos estadísticos de la provincia de Oviedo tomados del Anuario oficial
referente al año 1867, todo ello escrito en la llingua del país. Pero sobre todo, lo que interesa a
los académicos es que al final incluyó un pequeño diccionario explicativo
"para la fácil traducción de aquellos lectores que desconocen el habla
asturiana" y sobre todo que entre sus páginas también se encuentra un
"cuentu ñarigudu", que junto a los relatos de la escritora Enriqueta
González Rubín, pasa por ser una de las primeras narraciones de la prosa en
asturiano.
|
Ilustración de Alfonso Zapico |
Con respecto a su estancia en la
Montaña Central, Félix Martín y Rolando Díez recogen en su libro
"Desarrollo industrial de Mieres. Segunda mitad del siglo XIX", que
ya se ha convertido en imprescindible, las actividades de un hombre de empresa
llamado Juan Francisco Flórez, que tiene muchas probabilidades de ser nuestro
poeta. Su historial fue tan dilatado que
esta página se quedaría corta si nos extendiésemos en los detalles: trabajó
como auxiliar agrimensor de don José de Arciniega en 1843 y luego su nombre se
fue repitiendo en los registros como titular de pequeñas explotaciones de
diferentes minerales: "Refugio (en Los Rueldos) ", de hierro;
"Almadenilla" (en la Carba de Morgao), de mercurio;
"Romana" (en el Penón de Requejo); "Mayuca" (en Tablao);
Próspera (en La Reguera de Pedroba); "Constantina" (en el valle del
río Duró); "Bienvenida" (en el monte de Tablao); "La
Especial" (en Monte Carrizal); "La Anticipada" (en La Artosa);
"Vanguardia" (en La Capilla-Santa Cruz); "La Confianza" (en
La Llana de Polio); "La Adelaida" (en Ujo); "Romana" (en el
valle del Cadaval) y Modesta (en Aguadín-Requejo), todas ellas de carbón. Las últimas que se reseñaron con su
firma, fueron "Providencia" (en Santa Cruz) y "Justicia"
(en Oriella), ambas también de hulla y registradas en diciembre de 1861. Esta
abundancia de propiedades se explica cuando sabemos que fue representante de
las sociedades "La Fraternidad" y "Buena Fe", creada en
1845 y cuyos socios le confirieron autorización para que pudiese registrar a su
nombre aquellos criaderos de carbón que fuese descubriendo. También fue vicepresidente de
"La Concordia de Mieres", constituida en 1847 con 190 accionistas
para explotar el cinabrio, dirigió las labores de la mina "Esperanza"
del mismo mineral y se responsabilizó del almacén de hierros que tenía en
Madrid la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Asturias, por lo que conocía bien
la capital de España y seguramente, cuando esta empresa desapareció decidió
seguir allí su vida y su carrera con otros negocios.
|
Ilustración de Alfonso Zapico |
Volviendo a su faceta literaria, en
el texto que tituló "Un aldeanu de Mieres" -de menos de tres
páginas-, después de algunos datos acerca de sí mismo, que seguramente son
imaginados para dar más fuerza a su propio personaje, pueden leerse
informaciones reales sobre las condiciones de vida que se daban en aquel
momento en nuestros valles y el estado de algunos lugares concretos, que ahora
pueden ayudan a recomponer el marco geográfico e histórico del corazón de las
cuencas mineras. El "aldeanu" se identificó
como un pobre minero que no hallaba mejor modo para mantener a seis hijos que
trabajar en el carbón; lo hacía según su descripción en la mejor carbonera de
los alrededores, pero que así y todo de vez en cuando solía dar algún disgusto
y se quejaba de que a pesar de dejarse el pellejo en ese trabajo le lucía poco
por culpa del lamentable estado del camino que debía recorrer cada día para
llegar hasta allí. Según escribió, no había peor senda
que la de la Güeria San Xuan por la que se debía transitar forzosamente para
acercarse hasta Langreo. Lo llamaban camino real, pero a pesar de este nombre
era pésimo, ya que antes de llegar a Sama había que cruzar tres veces el río y
ninguno de esos pasos tenía puente. Es interesante conocer que la
existencia de uno que en aquellos años ya estaba arruinado y del solamente
quedaba un potro y una triste viga sobre la que estaban forzados a pasar las
personas, muchas veces con alguna carga y siempre calzando madreñas.
|
Ilustración de Alfonso Zapico |
Lo que está claro es que Flórez
sabía bien los problemas que presentaba el mundo minero a mediados del siglo
XIX y aprovechó la publicación de sus versos para denunciar en detalle el coste
de los transportes, que entonces se realizaba por caminos imposibles en carros
que hundían constantemente sus ruedas en el barro, hasta el punto de que los carreteros
cobraban por recorrer el cuarto de legua que mediaba entre la mina y la
población (poco más de un kilómetro) un real por cada quintal y luego, ya en
llano, por llegar hasta Oviedo otros dos reales.Con esta queja quiso introducir su
verdadera denuncia: el pago del "portalgu de Lluniego", es decir el
portazgo de Olloniego. Allí se había levantado en 1833 una magnífica
construcción para cobrar el impuesto que gravaba los derechos de tránsito. El
edificio aún se conserva y les recomiendo que se detengan a verlo si ustedes
deciden recorrer despacio algún día la vieja carretera de El Padrún, En el caso del carbón, el pago
exigido era de cinco reales y 22 maravedíes por carrada, contradiciendo el
artículo 85 de la ley de Minas vigente en aquel tiempo donde se expresaba con
claridad que no podría exigirse "derecho ni impuesto de ninguna clase a la
circulación y expedición de los minerales en el interior del reino", por
lo que "el aldeanu", bien documentado y citando otros apartados de la
misma norma, pedía la unión de todos los mineros de Langreo y Mieres para
firmar una petición al Gobierno y no se recataba a la hora de exigir
directamente a la reina Isabel II la supresión de esa tasa. El escrito está fechado el 30 de
febrero de 1862, una broma con un día imposible en el calendario, pero
seguramente muy próximo al real; sin embargo el proyecto de carretera para unir
las dos capitales mineras por el valle de San Juan tuvo que superar muchas
dificultades e incluso fue desestimado en junio de 1882 porque, según consta en
un documento del archivo municipal de Mieres, no se podía considerar "de
interés general". Finalmente se hizo casi cuando estaba concluyendo el
siglo XIX. Demasiado tarde.
|
El libro de Félix Martín Vázquez y Rolando Díez González "DESARROLLO INDUSTRIAL DE MIERES" segunda mitad del siglo XIX |
FUENTE: ERNESTO
BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto
Burgos Fernández (historiador). Nació
en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo,
éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento
personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran
divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo
(1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La
romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de
Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera»
(Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle
de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016
el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón
anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en
Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los
libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y
Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de
Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras
asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de
Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y
congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para
numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días,
La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula
de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona
(2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante
republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias
(1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los
revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús
Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a
varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España,
donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100
años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra
historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la
página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE: http://www.elvalledeturon.net/historia/autores/ernesto-burgos
Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e
ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en
proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios)
e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y
Poitou-Charente (Francia). Realiza
ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad,
editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales
asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev
(Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café
Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada
por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto
seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés
(Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual
surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011). Vive en la localidad francesa de Angouléme,
donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias
natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y
ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.
Esta magnífica obra es un autentico
tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros
de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador
de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos
y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a
la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En
un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico
completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta
como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo
Madina y el músico Fermin Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés,
francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia http://alfonsozapico.com
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada
imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que
se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se
ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para hacerlo figurar o para borrarla
si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores.
Si te ha interesado esta entrada y quieres preguntar,
comentar o aportar algo al respecto, puedes dejar un comentario o escribir a mi
dirección de “correo del blog” con la seguridad de ser
prontamente atendido.
¡¡¡Difunde “El blog de Acebedo” entre
tus amistades!!!
Sígueme en:
·
§ - FACEBOOK
- Roberto
Cortina Mieres
·
§ - Twitter – “El blog de
Acebedo”
·
§ - Blog-Blogger. http://elblogdeacebedo.blogspot.com.es
Con gran emoción he encontrado esta entrada en su blog, que habla de mi tatarabuelo, Juan Francisco Flórez, y me encantaría que me dijera si es posible encontrar algo más sobre su vida, su familia, etc. No se si me podría orientar sobre cómo seguir buscando. He descubierto su existencia hace muy poquito, en el Registro civil de Mieres, en el registro de nacimiento de mi bisabuelo y me encantaría saber mucho más de su historia. Muchas gracias
ResponderEliminarEstimado lector/a muchas gracias por tu visita y comentario. Respecto a tu pregunta, poco más te puedo decir que lo que leíste en el artículo (no en mío), del historiador mierense Ernesto Burgos. Imagino que, en tu busca familiar, habrás visitado también el Archivo Municipal de Oviedo, la Biblioteca virtual del Principado de Asturias (en esta, hay algún libro de tu tatarabuelo) y L'Academia de la Llingua asturiana, que publicó en facsímil sus tres mejores trabajos: "Xuan y Bernalda", "Un aldeanu de Mieres" y "La olla asturiana" en octubre de 2005.
EliminarLamento no saber decirte nada que te pueda ayudar.
Saludos cordiales desde Mieres
Todo ayuda. Le agradezco mucho su respuesta e intentaré localizar a Ernesto Burgos e investigar en el Archivo Municipal de Oviedo. Para mi sería muy importante saber si realmente es mi tatarabuelo (estamos practicmente seguros porque se llamaba Juan Francisco Flórez, era empresario minero, vivió en Mieres y murió en Madrid en esa fecha), y sólo lo podría corroborar si consiguiera el nombre de su esposa o de su hijo. Después vendría la cuestión de si, al cabo de los años, resulta que no sabríamos seguro si nos llamamos Flórez o Fernández. Seguiré intentando encontrar datos familiares suyos.
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo,
Yolanda