1 de diciembre de 2016

"Los felices años veinte" en Gijón

Los trabajadores alcanzan un gran éxito laboral: la jornada de ocho horas
Taller del astillero Riera y Menéndez. A la izquierda, con traje y sombrero, Estanislao Menéndez, detrás, con gorra y barba, Luis Riera. Facebook: Hernán Piniella Iglesias.

El alcalde Gil Fernández tuvo que dimitir tras una moción por presidir una corrida de toros y luego arrasó en las siguientes elecciones
Espectadores en una corrida en la plaza de toros de El Bibio. La Nueva España.
La Nueva España.
La primera década del siglo XX iba a finalizar -tras la hambruna que llevó a que la población saliese a la calle en busca de alimentos de subsistencia- con el logro de la jornada laboral de ocho horas que no fue respetada por muchos empresarios; el Alcalde se vio obligado a dimitir tras una moción de censura por haber presidido una corrida de toros en El Bibio; el fotógrafo Laureano Vinck rodó la primera película con argumento en Gijón, cuyo título era "Por robar fruta" -muy testimonial en aquella época de tantas carencias-; Emilio Robles, "Pachín de Melás", triunfaba con su espectáculo de entremeses escritos por él "La herencia de Pepín" y "Los rapazos cantariegos o ca'dun con lo suyo", y las mangas cortas se adueñaban de la moda en los vestidos femeninos después de la abolición de las mangas largas.

29 de noviembre de 2016

La historia del Carbayón de Oviedo

Más de 140 años sin El Carbayón
El Carbayón en 1862 (fotografiado por Jean Laurent) en la por entonces todavía inexistente calle Uría. Saber más... Sueños Imaginados. 
El roble centenario, símbolo de Oviedo, fue derribado en 4 días (del 2 al 5 de octubre de 1879), no sin bastante polémica tras la construcción del ensanche de la ciudad

La corta del carbayón de Oviedo - Ilustración de Adolfo García
El Comercio
El símbolo que cobijaba a los ovetenses, que incluso les dio nombre, cayó en menos de un mes, con prisas que descartaron posibilidad alguna de indulto. Una premura que, sin embargo, no ha conseguido talar su presencia en la ciudad. Una placa en la calle Uría recuerda el punto exacto donde se ubicaba "El Carbayón", el roble centenario que cedió al hacha en 1879 y la 1ª quincena de octubre de 2016 hizo los 137 años, en el año 2013 revivió con sus dimensiones reales en forma de proyección artística.

27 de noviembre de 2016

Las sucesivas etapas del Palacio «santo y seña» de Mieres

El palacio del marqués de Camposagrado
Imagen del original Palacio de Camposagrado (en La Villa), de Mieres. El palacio poco antes de la Guerra Civil conservaba aún su aspecto original de cuerpo central de dos pisos flanqueado por torres, tan característico del barroco asturiano. Álbum gráfico de Mieres antiguo. (Foto Archivo).
La historia de un edificio que ha marcado el origen y la historia de Mieres del Camino. En el barrio mierense de La Villa, se levanta imponente el palacio del Marqués de Camposagrado, santo y seña de Mieres desde su fundación en el siglo XV, a partir de una torre circular, situada (casi con toda seguridad) en la baja Edad Media, y a la sombra de la cual anidaría y tomaría forma en sucesivas etapas el futuro palacio de la familia Bernaldo de Quirós
Torre medieval del palacio de Camposagrado, a partir de la cual se construyó el resto del edificio. En la imagen aún presenta su aspecto original, todavía sin revocar. Álbum gráfico de Mieres antiguo. (Foto Archivo).

La Nueva España.
El linaje de los Bernaldo de Quirós lo fundó el poderoso don Iván Bernaldo de Quirós el día 28 de enero del año 1474 (el mayorazgo de la Casa de Quirós) de mano del monarca Enrique IV de Castilla y escriturada en la Casa Fuerte de Mieres de su señorío, ante Alvar González de Noreña, escribano del Rey. [G. García, Vicente José: La Casa de Quirós. Gráficas Lux. Oviedo, 1958, págs. 71-73 y penúltima]. También en el mencionado documento se le pone el calificativo de "Casa Nueva", resultando éste un dato muy ilustrativo y aclaratorio para la determinación de la antigüedad del palacio. El mencionado mayorazgo había contraído matrimonio con doña Beatriz Cabeza de Vaca, y expiró el 21 de mayo de 1476, siendo su cuerpo sepultado en el extinguido convento de San Francisco de la ciudad de Oviedo. Felipe IV nombro marqués de Campo Sagrado el día 3 de mayo de 1661 a Gutiérrez Bernaldo de Quirós de las Alas y Carreño. En cuanto a la datación del palacio, aunque algunos autores retrasan su configuración al siglo XVIII, ya en 1627, en la escritura de un foro que el Obispo de Oviedo, don Juan de Torres Osorio, concedió a don Juan Castañón Hevia (propietario de la casa de Arriondo y regidor perpetuo de la villa de Mieres) se hace referencia al mismo: "Yten en la vega de Varredo, cave Palacio, otro día de bueis que linda, por la parte de arriba con heredad de los hijos y erederos que quedaron, de Juan García de Olloniego, y de la parte avaxo camino de fuero y contra la questa Camino Real".

26 de noviembre de 2016

La emoción nostálgica de otros tiempos

El eco lejano de un mierense de lujo
Julio León Costales. El blog del Mierense.
Julio León Costales y su impronta imborrable en el concejo. Suenan lejanos los toques de atención cuando la mente refresca el pasado recordando las pisadas, los talentos, deseos y entregas de quiénes dejaron, para la posteridad, una impronta imborrable. Y entonces surge la emoción nostálgica de otros tiempos, cuando Mieres respiraba ansias de ilusión y grandes dosis de entusiasmo hacia la búsqueda de caminos en el engranaje investigador de otras metas
Recorte de periódico. León Costales, con el también difunto alcalde de Mieres Eugenio Carbajal. La Nueva España.

La Nueva España. 
Todo aparece hoy medio difuminado por las constantes de una vida comunitaria muy distinta, desde que las bases socioeconómicas de toda una historia fueron minando tanto el deseo de una supervivencia digna en el propio feudo como la inquietud individual y colectiva de los miembros de una comunidad. Hoy esa comunidad, mermada y casi diseminada, cae con facilidad en las fauces de un materialismo supino propio de la más arraiga tendencia neoliberal. Mieres no es el Mieres de antaño, de hace cinco o seis décadas. La ley de la propia supervivencia, demoledora al final, se llevó a quienes habían llegado al límite de su existencia. Y también por el efecto, convertido en sentencia, de un éxodo más que obligado según orden no escrita pero sí materializada por los poderes políticos. Es decir, para la clarificación más simple, de los efectos demoledores de la pertenencia a la Unión Europea.